El Athletic lleva el derbi a su terreno

La cuarta victoria seguida del Athletic en su casa en el derbi vasco con m¨¢s quilates nadie la va a discutir a ambos lados de la AP-8 porque no tiene debate. Fue due?o de principio a fin, con Sancet regresando por la puerta grande tras la lesi¨®n. Empieza a ser tendencia en los leones eso de mirar por encima del hombro al vecino en San Mam¨¦s: llevan un 9-1 desde la 2021-22. ?Miedo esc¨¦nico? La Real, muy previsible hasta el descanso, volvi¨® a completar un mont¨®n de minutos r¨¢canos y su rival supo llevar el derbi hacia donde quer¨ªa, a su terreno. Mucho oficio, porque sin hacer una joya sigue sumando y sumando. Otras veces mereci¨® tres puntazos y se llev¨® solo uno. Si aquella aspiraba al ¡®sorpasso¡¯ en la clasificaci¨®n, se qued¨® en la cuneta, se vuelve a ver frenada tras dos victorias, una de ellas ante el Bar?a nada menos, castigada porque tiene muy poco en ataque, carece de filo, colmillos, verticalidad. Le falta coraz¨®n, atrevimiento, af¨¢n por saltarse las normas. Trata de atreverse pero t¨ªmidamente y sin inspiraci¨®n alguna. Es que no hace ni faltas, ese orgullo que ten¨ªan Le Normand y Merino se echa de menos. La reacci¨®n en el segundo tiempo fue muy tibia. Unos 45 minutos m¨¢s abiertos, con mejores opciones, pero Valverde cant¨® una nana, supo bajar el ritmo, echar a dormir el choque... y los puntos se quedaron en la guarida cercana al Nervi¨®n, una tradici¨®n ¨²ltimamente. A nadie le gusta perder un partido de este tipo. Son quintos y miran a la Champions, as¨ª que pocos se van a acordar de que ganaron en una noche sosa y fea, un pulso de rivalidad de m¨ªnimos, raqu¨ªtico, en el que los de casa fueron m¨¢s fieles a sus creencias.

Sim¨®n, de vuelta a una convocatoria oficial, festej¨® con la gente el Trofeo Zamora conquistado el a?o pasado y la algarab¨ªa ya no ces¨® hasta el pitido final. El choque entre vecinos se desperez¨® con ambos empadronados en campo propio, descansando con el bal¨®n. Tal vez el Athletic, por ser quien pon¨ªa el campo en el derbi, estaba m¨¢s decidido a visitar la porter¨ªa enemiga. Nadie quer¨ªa asumir riesgos ni perder balones que condenaran a la tropa, as¨ª que extirparon el ritmo en la primera parte. Hab¨ªa presi¨®n furiosa, pero m¨¢s baja que en otros compromisos. Hasta el minuto 15 no hubo noticias de los porteros. Sucic dispar¨® mordido y acto seguido Djal¨® firm¨® el primer disparo entre los tres palos, que ataj¨® Remiro a ras de c¨¦sped. El madrile?o, otra vez como nueve, estaba motivad¨ªsimo y volvi¨® a intentarlo poco despu¨¦s. Mostraba enorme fragor, tirando desmarques, feroz en busca de la gloria y queriendo agradar a la grada.

El equipo de Imanol fue perdiendo agresividad, apenas apadrinaba la pelota, el que la ten¨ªa no encontraba l¨ªneas de pase, escaseaban los apoyos para perpetuar la posesi¨®n. Como otras veces, entregaban el bal¨®n al rival y esperaban acontecimientos, huyen del protagonismo. Sergio era el m¨¢s destacado. La Real hac¨ªa el limpiaparabrisas, abanicaba la bola con pases horizontales izquierda-derecha y derecha-izquierda sin ninguna trascendencia, posesiones largas absolutamente mudas que lo ¨²nico que pod¨ªa llevarles es a una p¨¦rdida y la ruina. Los leones, por el contrario, iban haci¨¦ndose punzantes, verticales. Era cuesti¨®n de tiempo. El 1-0 llamaba a la puerta de La Catedral. Lo roz¨® Prados, pero peg¨® muy mal a la pelota. La jugada de ataque no muri¨® ah¨ª, ya que la acci¨®n descompens¨® much¨ªsimo la Real. Nico pele¨® a trompicones la posesi¨®n ante Sergio G¨®mez y Aramburu, y se apoy¨® en Prados, ¨¦ste se la devolvi¨® y cerca de la l¨ªnea de fondo, el extremo envi¨® un pase muy llovido.

Sancet entr¨® como un avi¨®n desde atr¨¢s y se comi¨® a Javi L¨®pez con un cabezazo imperial en el que pod¨ªa haber hecho algo m¨¢s que encastillarse bajo la raya Remiro. No es f¨¢cil para un jugador que corre hacia atr¨¢s anular a un portento f¨ªsico como Oihan, al que no detect¨® en ning¨²n momento el radar del canario y por eso le gan¨® la posici¨®n. De todos modos, los donostiarras hab¨ªan estado muy blanditos en toda la secuencia del gol. Y Nico, estelar una vez m¨¢s con su chispa, desequilibraba con sus brillantes apariciones.

El derbi segu¨ªa descontrolado. Los locales, sin ser especialmente brillantes, estaban mejor. La primera media hora fue muy bilba¨ªna. La Real, obligada por el resultado, no corri¨® hasta cerca del descanso y sinti¨® que ten¨ªa que ser m¨¢s profunda. En el origen de la segunda parte encontr¨® m¨¢s decibelios en sus transiciones, subi¨® la intensidad, empez¨® a asociarse y eso le regal¨® la generaci¨®n de algo de juego. Eso s¨ª, otra vez Prados encontr¨® la llave de las grandes ocasiones por dentro, con un nuevo remate blandito tras pase de Sancet que ataj¨® sin sudar Remiro. La mejor ocasi¨®n donostiarra lleg¨® en el minuto 59, una acci¨®n de Sucic, con centro al medio que no remat¨® en condiciones Zubimendi e incluso este arrebat¨® un chut m¨¢s claro a Sergio G¨®mez.

Faltaba por abrirse la carpeta de los cambios. La Real empez¨® a llevar la iniciativa y Valverde quiso cortar esa moda con piernas frescas y gente impetuosa como los bermeotarras Jauregizar y Unai G¨®mez. Sergio tuvo un disparito m¨¢s adelante. El anticipo de una escenograf¨ªa algo m¨¢s blanquiazul. Porque en el 78¡ä, en un c¨®rner sacado por el propio 17, remat¨® completamente solo Oyarzabal y llev¨® el susto a la platea. Pero realmente el reloj avanzaba y no pasaba gran cosa. Imanol dijo al final que si hubiera podido habr¨ªa cambiado a los 11 en el descanso, pero resulta que ni agot¨® los cinco, solo relev¨® a cuatro. Y tach¨® a Kubo que era de los pocos que se salvaban de la quema. Era como hacerse el harakiri. El guion que escrib¨ªan los rojiblancos se plasmaba sobre el verde. As¨ª que, como dicta el t¨®pico de los derbis, durante la pr¨®xima semana los que miran a La Concha tendr¨¢n que aguantar las chanzas de los que se asoman a la r¨ªa del Nervi¨®n.

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