Diez a?os sin Wilfred: ¡°Su mayor legado fue la nobleza¡±
Sus compa?eros del Rayo, donde jug¨® seis a?os, le recuerdan: ¡°Fue respetuoso con todos, aunque no le respetaran a ¨¦l¡±.
Dicen que la muerte es el olvido, por eso Wilfred Agbonavbare sigue muy vivo para el rayismo. No hay que remontarse muy atr¨¢s en el tiempo para encontrar la prueba. Este domingo, luci¨® un tifo en el fondo del estadio de Vallecas que rezaba, ¡°amor sin cl¨¢usulas¡±, junto a una ilustraci¨®n de Willy besando el bal¨®n. Ese fue el emotivo homenaje de Bukaneros en sus Jornadas contra el Racismo ¡ªuna tradicional cita en la que el guardameta franjirrojo particip¨® en abril 2011¡ª a las puertas del d¨¦cimo aniversario de su fallecimiento. El 27 de enero de 2015, la vida de Wilfred se apagaba a los 48 a?os por culpa de un c¨¢ncer. Ese d¨ªa el jugador pas¨® a ser leyenda. ¡°Era un pedazo de pan. Siempre me acuerdo de esa fecha porque es el cumplea?os de mi hija¡±, arranca Pedro Riesco con un nudo en la garganta. ?l fue uno de sus compa?eros en las filas rayistas. ¡°Era un felino y ten¨ªa ese corpach¨®n duro como una roca. Su nivel era brutal¡±, le describe Riesco.
El cancerbero inici¨® su carrera en el New Nigeria Bank de su pa¨ªs, con el que conquist¨® una liga nacional, e hizo las maletas para hacer una prueba con el Brentford ingl¨¦s. No hubo suerte y tuvo que regresar a Nigeria, donde firm¨® con el BCC Lions. En verano de 1990, el Rayo lo fich¨® por recomendaci¨®n de Felines y all¨ª jug¨® seis temporadas (1990-96). M¨¢s concretamente, 177 partidos de Liga (76 en Primera y 101 en Segunda). ¡°Lo descubrimos gracias a un comisario de Vallecas. Nunca hab¨ªa jugado en un grande. Fue Jes¨²s Paredes, nuestro preparador f¨ªsico, quien m¨¢s insisti¨® para que se quedara porque le ve¨ªa mimbres y muchas posibilidades de crecer. Su situaci¨®n entonces era muy precaria y el club le ayud¨® en todo lo que pudo. Tambi¨¦n con el tema burocr¨¢tico¡±, recuerda el presidente que le firm¨®, Pedro Garc¨ªa. Luego, Willy puso rumbo al ?cija y all¨ª milit¨® una sola campa?a. Poco despu¨¦s, colgar¨ªa definitivamente los guantes y pondr¨ªa fin a una carrera en la que figuran dos ascensos y dos permanencias con la Franja. Adem¨¢s, con la selecci¨®n de Nigeria, se coron¨® campe¨®n de la Copa ?frica y lleg¨® a octavos en el Mundial de Estados Unidos en 1994. ¡°Si paraba los dos primeros tiros del partido, se ven¨ªa arriba. No hizo ruido al llegar, pero se gan¨® el cari?o de todos¡±, le define Cota. Su amigo. Su hermano. ¡°Parece que le estoy viendo bailar en la Joy Eslava en mi despedida de soltero y vino tambi¨¦n a mi boda¡±, se emociona el capit¨¢n.
Willy convivi¨® con muchos de los grandes mitos del Rayo, ignorando que ¨¦l tambi¨¦n estaba llamado a serlo. Felines lo descubri¨®, Cota lo arrop¨® y eso mismo lo replic¨® con M¨ªchel. ¡°Llevaba a Wilfred y a Callejo a los entrenamientos en la Renault Express de mi padre y mi madre le daba cosas de la fruter¨ªa. ?l viv¨ªa cerca del estadio. Fue un vallecano m¨¢s. Se involucr¨® tanto en el barrio, que si ten¨ªa que salir le dejaba sus hijos a los vecinos¡±, expone Cota, a lo que M¨ªchel a?ade: ¡°Willy me llevaba a entrenar y a casa¡±. An¨¦cdotas hay miles. ¡°Cuando lleg¨® y no controlaba el idioma, los veteranos le dijeron que aqu¨ª se saludaba diciendo: ¡®Hola, cabr¨®n¡¯. Nada m¨¢s ver a Felines se lo solt¨®¡±, r¨ªe Riesco. El guardameta aprend¨ªa pronto las bromas y luego era ¨¦l quien las gastaba. Otra sonada va vinculada a sus or¨ªgenes. A su etnia, donde era com¨²n la poligamia. ¡°?Menudo cachondeo hab¨ªa en el vestuario con que pod¨ªa tener todas las mujeres que quisiera! ?l puntualizaba: ¡®Aqu¨ª no puedo, eso es s¨®lo all¨ª¡±, afirma Riesco.
Imposible aburrirse con el bonach¨®n Wilfred. ¡°Se compr¨® un mercedes 320 color burdeos, de segunda mano en Nigeria y me lo vino a ense?ar corriendo. ?Madre m¨ªa! Vaya tela lo que le metieron... Se le averi¨® un mont¨®n de veces¡±, bromea Cota, que pudo despedirse de ¨¦l en el hospital. Un instante para siempre. ¡°Abri¨® los ojos, esos ojos enormes que ten¨ªa, y exclam¨®: ?Cota!¡±, detalla. Fue un regalo para ambos amigos. Quienes m¨¢s le conocieron coinciden en que era la bondad personificada. ¡°Su gran legado fue la nobleza¡±, esgrime Cota, mientras Riesco prosigue: ¡°Su entereza para enfrentarse al racismo era impresionante. Fue muy respetuoso con todos, aunque no le respetaran a ¨¦l. Jam¨¢s tuvo un mal gesto¡±. A pesar de tener a buena parte del Bernab¨¦u cant¨¢ndole, ¡°Negro, cabr¨®n, recoge el algod¨®n¡±, despu¨¦s de parar un penalti a M¨ªchel y de que el Real Madrid empatara (1-1) en la 1992-93. ¡°F¨ªjate lo que le pas¨® y siempre le quitaba hierro al asunto¡±, reflexiona Cota. As¨ª fue. Willy, tras ese desagradable incidente, respondi¨®: ¡°Es normal, soy moreno, y habiendo parado como hoy esperaba que la gente me chillase. No pasa nada¡±.
Esa fortaleza le ayud¨® a afrontar otros golpes, como el fallecimiento de su esposa, la soledad, el olvido y su propia enfermedad. Su muerte reuni¨® a sus antiguos compa?eros, su representante, sus hijos... y a una hinchada que mantiene viva su memoria. Wilfred da nombre a la puerta n¨²mero 1 del estadio de Vallecas, donde se ubica un mosaico con su imagen y una leyenda que reza: ¡°Por tu defensa de la Franja y tu lucha contra el racismo. Nunca te olvidaremos¡± y a un polideportivo ubicado en el Pozo del T¨ªo Raimundo. ¡°Vallecas reconoce a las buenas personas y ¨¦l lo era¡±, sentencia Pedro Garc¨ªa. Por eso, Willy ya es eterno.
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