Courtois vale una final

Las cuestas de enero del Madrid son las del Stelvio. Es un mes maldito que se ha llevado por delante t¨ªtulos y entrenadores. Por repetido, el suceso debe tener una explicaci¨®n, que parece m¨¢s an¨ªmica que f¨ªsica. Ni siquiera el Mundial justifica el baj¨®n. El desmayo ven¨ªa del final del oto?o. Y ahora las pulsaciones andan por los suelos. Pas¨® en los penaltis, agarrado a Courtois, ante un Valencia aplicad¨ªsimo y que le llev¨® hasta el l¨ªmite por un soberbio Mamardashvili. El Madrid volver¨¢ a pelear por este t¨ªtulo trampol¨ªn, a menudo impulso para empresas mayores, que mantiene vivo el sue?o del Sextete. Dif¨ªcilmente lo cumplir¨¢ jugando as¨ª.

El once del Madrid result¨® un acto de contrici¨®n. Ancelotti redise?¨® la defensa, por obligaci¨®n, para meter dos canteranos nacionales, Lucas V¨¢zquez y Nacho, en los laterales. Una medida de excepci¨®n para mitigar la sangr¨ªa de goles y la alarma social creada por un primer Madrid sin espa?oles. Tambi¨¦n un reconocimiento a suplentes ejemplares, que callan si no juegan y no fallan si lo hacen. El sue?o de cualquier t¨¦cnico. Tambi¨¦n se reserv¨® a Modric para la final, cuyo talento aconseja ya ser ofrecido en c¨®modos plazos. No habr¨¢ Bellingham capaz de llenar su vac¨ªo el d¨ªa que se marche. Con Camavinga en su puesto, vol¨® de palo a palo. El franc¨¦s es un F¨®rmula 1 por domar. Le falta el quid de la cuesti¨®n en el f¨²tbol: saber elegir, saber cu¨¢ndo salir y cu¨¢ndo quedarse, saber cu¨¢ndo arriesgar y cu¨¢ndo contenerse (mereci¨® una segunda amarilla al borde del descanso), saber cu¨¢ndo conviene el adagio y cu¨¢ndo el vivace. Para aprenderlo est¨¢n los partidos y hasta ahora solo tiene ratitos. Con ¨¦l le espera trabajo Ancelotti.

Esta vez el paso atr¨¢s lo dio Gattuso, doblando la guardia en la banda de Vinicius. Por ah¨ª llega el 42% de los goles del Madrid. As¨ª que la cosa qued¨® en Correia m¨¢s Lato en esa banda. As¨ª, reorden¨® el equipo un 4-4-2, con Kluivert en la izquierda y Samuel Lino junto a Cavani arriba. El plan, qued¨® claro, era esperar. No hay demasiadas armas para otra cosa frente al campe¨®n de Europa.

Un arre¨®n breve

El del Madrid no fue un dominio fingido, sino un asedio inicial en toda regla, con presencia frecuente en el ¨¢rea de Mamardashvili. Y con oportunidades. La mejor, en una diablura de Benzema, la suma de una bicicleta m¨¢s un ca?o para deshacerse de dos defensores. El pedaleo acab¨® con un disparo alto. El franc¨¦s lleg¨® esta vez con el Bal¨®n de Oro bajo el brazo: se retras¨® para poner orden, avanz¨® para poner remate.

Ante aquello, el Valencia practic¨® una especie de ayuno intermitente. Altern¨® sometimiento y respuesta verdadera. Superado el acoso, en apenas dos minutos tuvo el primer gol. Primero, en un cabezazo sin demasiada fe de Cavani, y despu¨¦s, en una llegada clar¨ªsima de Lato que abroch¨® con un piscinazo censurable. Breve pero intensamente el partido se instal¨® en el ¨¢rea del Madrid.

El equipo blanco echaba de menos a Rodrygo y Vinicius, que tard¨® media hora en aparecer. Lo hizo para ganarle a medias un esprint a Correia. Le super¨® en la arrancada y fue alcanzado en el remate. El equilibrio se rompi¨® sin aviso previo. Bast¨® un pase largo de Militao, madrug¨® Benzema en el despegue y fue derribado por C?mert cuando armaba la pierna para disparar ya muy dentro del ¨¢rea. Un penalti claro, transformado por el franc¨¦s, producto de un lance aislado, cuando el Madrid hab¨ªa perdido el br¨ªo inicial.

Al l¨ªmite

La segunda parte trajo a Modric. Camavinga se hab¨ªa ganado la roja, le hab¨ªa perdonado Hern¨¢ndez Hern¨¢ndez y Ancelotti no quiso tentar m¨¢s al mal ojo del ¨¢rbitro. El croata se encontr¨® el partido en la casilla de salida, porque en la primera jugada tras la reanudaci¨®n marc¨® el Valencia. Lato centr¨® cerrado de zurda desde la derecha y su intenci¨®n solo la adivin¨® Samuel Lino en el segundo palo, con Lucas V¨¢zquez a por uvas. Un remate de espinilla valios¨ªsimo. Un futbolista que agradar¨¢ mucho en el Metropolitano la pr¨®xima temporada.

El gol le fue estupendamente al Valencia, muy bien dirigido por Musah y Andr¨¦ Almeida. Le entreg¨® menos terreno, menos bal¨®n y menos opciones a un Madrid que no iba ni ven¨ªa. Sufr¨ªa poco porque as¨ª lo decid¨ªa Militao y produc¨ªa poco porque ten¨ªa cegadas las bandas y porque Valverde ha vuelto sin empuje de Qatar. Solo Kroos (veremos cu¨¢ndo se le pasa la chifladura de la retirada) manten¨ªa el tono. Hasta Benzema, que entr¨® con la idea de llevar al bandera del equipo, se tom¨® un respiro.

En seis minutos, el Madrid perdi¨® dos defensas: Lucas V¨¢zquez, con una torcedura en el tobillo, y Militao, mareado tras recibir un balonazo. Dos golpes m¨¢s sobre una zona ya muy golpeada. Tambi¨¦n cay¨® Samuel Lino. Con el Valencia exhausto, el equipo de Ancelotti tuvo un ¨²ltimo arrebato para evitar la pr¨®rroga. A dos minutos del final construy¨® la ¨²nica jugada potable de la segunda mitad. Benzema cabece¨® alto el centro de Valverde. En el descuento, a Vinicius, que hab¨ªa espabilado, se le fue el gol en un mano a mano con Mamardashvili. Y el meta del Valencia le sac¨® tambi¨¦n un buen remate en el tiempo extra. M¨¢s tarde repiti¨® ante Kroos. Y muy cerca del final el milagro fue de Courtois, ante Fran P¨¦rez. Una parada descomunal, antesala de los penaltis. En la tanda detuvo uno, que sumado al que C?mert mand¨® a la grada, hicieron finalista a un Madrid que le debe otra al belga.