Bellingham, el l¨ªder del l¨ªder
Agarra la pelota cuando m¨¢s quema y su gol salvador en Mestalla es el s¨¦ptimo en las ¨²ltimas ocho jornadas. El ¡®sherpa¡¯ en la escalada blanca al liderato.
Jude Bellingham encierra en s¨ª mismo el manual del perfecto futbolista del Real Madrid. T¨¦cnica y f¨ªsicamente superior, con una relaci¨®n especial con el gol y m¨¢s que nada, un intangible esencial: es un l¨ªder nato. Su gol casi in extremis en Mestalla fue la en¨¦sima demostraci¨®n de ello. Donde otro estar¨ªa a¨²n rumiando el haber fallado veinte minutos antes un penalti, al brit¨¢nico la sangre se le reactiv¨® para darle con sutilidad a Modric la asistencia del 1-1 y se congel¨® lo justo para resolver ¨¦l mismo un mano a mano contra Dimitrievski que supon¨ªa el 1-2 y dar al Madrid el salto a la cabeza de la Liga. El l¨ªder del l¨ªder.
¡°Estaba enfadado por fallar el penalti, sent¨ªa que hab¨ªa decepcionado al equipo, les deb¨ªa ese gol al final...¡±
Y se lo reconoci¨® sin salir de Mestalla el jefe por estatus del vestuario, Carlo Ancelotti. ¡°Jude no perdi¨® la fe tras fallar el penalti, creo que le dio una motivaci¨®n extra¡±, asegur¨® el transalpino, que elev¨® el tono del halago a su pupilo: ¡°Sus ¨²ltimos 30 minutos solo los puede hacer ¨¦l... Hizo un esfuerzo extraordinario¡±. Dentro de la caseta, Jude no para de ganarse m¨¢s y m¨¢s el respeto de jefes y compa?eros. Jude no hace ascos a ese sentimiento de necesitar echarse el equipo a la espalda. En RMTV, lo explicit¨®: ¡°Le deb¨ªa al equipo ese gol, porque cuando el equipo se exige tanto y se falla un penalti, sent¨ªa que hab¨ªa decepcionado al equipo y estaba tan enfadado conmigo mismo...¡±. Una autoexigencia en la que no esquiva la etiqueta de macho alfa del plantel. ¡°Quiero ser un l¨ªder en este equipo y creo que eso he demostrado¡±.
Casi quir¨²rgico
Lo m¨¢s llamativo del liderazgo es, adem¨¢s de que le viene de serie a sus 21 a?os, que lo hace sin necesidad de querer hacerlo todo. No necesita acaparar la pelota ni darse golpes en el pecho. En Valencia, en parte por la aparici¨®n intermitente de Mbapp¨¦ y despu¨¦s por la ausencia del expulsado Vinicius, Bellingham agarr¨® el tim¨®n. Dispar¨® tres veces, contando ese penalti marrado. Es m¨¢s de los remates que vienen siendo habituales en ¨¦l. Sus goles en Vallecas, B¨¦rgamo, Montilivi, San Mam¨¦s y Butarque llegaron con cinco disparos en total. Cada intento, adentro. Cien por cien de efectividad. Y fuera de casa, donde m¨¢s factores juegan en su contra que en el Bernab¨¦u. Donde el equipo necesita m¨¢s alguien que sobresalga, ¨¦l lo hace.
Esa misi¨®n se la ha apropiado, muy gustoso, Bellingham. En esta escalada madridista hacia el liderato de la Liga, ha sido el sherpa. Ha rescatado partidos que se le pusieron muy feos a su equipo. Como el de Vallecas, con un cabezazo para poner un 2-2 que evitaba el descalabro al descanso. Su 1-3 al Atalanta fue el salvavidas al que se aferr¨® el Madrid cuando Lookman hizo el segundo tanto bergamasco y los de Gasperini apretaron despu¨¦s con todo. Tambi¨¦n por el camino ha acudido a arrimar su maltrecho hombro a alg¨²n compa?ero necesitado. El penalti que chut¨® (y marc¨®) contra el Getafe para abrir el marcador y evitarle m¨¢s presi¨®n a Mbapp¨¦ comenz¨® a ayudar a ¡®desatascar¡¯ el tap¨®n mental del franc¨¦s.
Los ocho goles y siete asistencias del internacional ingl¨¦s solo valiosos en lo estad¨ªstico, pero a¨²n m¨¢s para la tranquilidad del colectivo. Mientras Mbapp¨¦ a¨²n sigue pele¨¢ndose con los goles en fuera de juego, Rodrygo da la cal y la de arena y Vinicius podr¨ªa perderse cuatro partidos por su roja en Valencia, Bellingham es la constancia. El asidero que siempre est¨¢ ah¨ª.
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