As¨ª despidi¨® el Bernab¨¦u a Benzema: ¡°Gracias y perd¨®n...¡±
Atronadora ovaci¨®n cuando son¨® su nombre en las alineaciones y en pie al ser sustituido. Asensio tambi¨¦n fue ovacionado. Manteo a Hazard y pitos a Mariano.
No es lo mismo dar la mano, que un abrazo. Porque las despedidas pueden ser de mil maneras y el Bernab¨¦u fue muy preciso para escoger cada una. Guard¨® con mimo la mayor¨ªa de su cari?o par d¨¢rselo a Benzema, segundo m¨¢ximo goleador de la historia del club y leyenda, tras 14 temporadas defendiendo sus colores. En los proleg¨®menos fue un diluvio, con centenares de camisetas suyas paseando desde la Castellana hasta Padre Dami¨¢n. De todas las del armario, era el d¨ªa de sacar el nueve. Y es que de ni?os a adultos, la tarde era para el capit¨¢n, el hombre de la mano vendada, aquel que juega para los que ¡°saben de f¨²tbol¡±. Karim.
¡°Me ha dolido mucho, sobre todo porque pensamos, despu¨¦s de lo que dijo, que se quedar¨ªa... pero nos ha dado tanto, que se ha ganado el derecho a irse cuando quiera¡±, reconoc¨ªa Ricardo, socio del Real Madrid desde hace 31 a?os. ¡°Yo era de los que lo critic¨® hace mucho, pero con el tiempo me ha ganado. De esos. Ahora mismo s¨®lo puedo darle las gracias, ?y pedir perd¨®n por haber sido tan duro!¡±, a?ad¨ªa su hijo, bromeando. Ambos entraron con tiempo al estadio y fueron parte de la atronadora ovaci¨®n que recibi¨® el jugador cuando su nombre fue coreado en las alineaciones. El preg¨®n a una tarde sensible.
Aunque el destino quiso enturbiar uno de esos momentos que estaban marcados en rojo: minuto 9. Cuando el estadio preparaba otro c¨¢ntico a su capit¨¢n... penalti a favor del Athletic. Y entre los violines de Psicosis y la melod¨ªa de viento, de repente las miradas apuntaron al videomarcador y ya era el 10¡ä. Se esfum¨®. Una an¨¦cdota, en el fondo, dentro de una tarde que ofreci¨® muchas m¨¢s oportunidades. La bandera con el 9 ondeando durante 90 minutos en el fondo, varias pancartas (¡°gracias Karim¡±) en el lado opuesto... y un penalti para entonar, por ¨²ltima vez, su nombre.
Karim asumi¨® la responsabilidad y lo marc¨® con picaresca: al medio. Derrochando la astucia que le ha caracterizado durante tantos y tantos a?os. Sagaz hasta el final. Fue el ¨²ltimo de sus 354 goles con el Real Madrid, abrazado por el coreo de los 60.781 espectadores que fueron a ver su ¨²ltimo baile. ¡°?Karim, Benzema, Karim, Benzema!¡±, cantaba el Bernab¨¦u... cuando Ancelotti decidi¨® que era el momento. Lo sustituy¨®, poniendo en pie a la afici¨®n, que lo vio llevarse la mano al escudo y abrazar a Modric en la banda. Ah¨ª acab¨® Karim, el hombre de las cinco Champions, cuatro Ligas, tres Copas del Rey, cinco Mundiales de Clubes, cuatro Supercopas de Europa y cuatro Supercopas de Espa?a. La leyenda. Manteada tras el pitido final.
Asensio, ovacionado
Sorprendi¨® la suplencia del balear en su ¨²ltimo partido de blanco. Su futuro se cerrar¨¢ en los pr¨®ximos d¨ªas y est¨¢ muy cerca del Parque de los Pr¨ªncipes. Pero antes, el madridismo quiso despedirlo con cari?o: ovaci¨®n cerrada cuando sali¨® a calentar y reprise cuando entr¨® al campo. Sus compa?eros quisieron acercarse a chocarle las manos, haciendo p¨²blico el cari?o por un momento tan especial en lo personal. A partir de ah¨ª, a jugar, en un partido tirando a descafeinado, en los ra¨ªles de la t¨®nica general. Pero Ancelotti quiso provocar una ¨²ltima ovaci¨®n retir¨¢ndole en el tiempo de descuento. Ah¨ª se despidi¨® de todo el equipo y llev¨¢ndose la mano al escudo, dijo adi¨®s a la que ha sido su casa durante siete temporadas.
Manteo a Hazard y pitos a Mariano
Con ellos, casi nada. Porque Ancelotti no los puso ni a calentar. El delantero fue el que recibi¨® un adi¨®s m¨¢s amargo: cuando lo mantearon tras el partido, se escucharon algunos t¨ªmidos pitos. Reflejo del descontento instalado en torno a la figura de un jugador que ha marcado siete goles en cinco a?os... y este curso s¨®lo ha disputado 155 minutos. Un jugador que se ha negado a salir durante un lustro, pero este 30 de junio dir¨¢ adi¨®s. Como Hazard, que dentro del sinsabor de su despedida, al menos vio como el Bernab¨¦u, tambi¨¦n t¨ªmidamente, acompa?¨® su manteo. Fueron las cuatro despedidas de la tarde. Con Nacho y Ceballos, de momento, a la espera de sus decisiones. En vilo. El Bernab¨¦u, por si acaso, les cant¨® ¡°qu¨¦date¡±.