?rbitros, cosas de familia

Cada jornada lleva al hogar de los Mart¨ªnez Munuera la expectaci¨®n por partida doble. Juan (40 a?os) es uno de los ¨¢rbitros habituales para las grandes citas, como el ¨²ltimo Bar?a-Athletic, y siempre va a acompa?ado por su hermano Miguel (36 a?os) en la banda. Una dupla ¡°ca?era¡±, porque la exigencia es el denominador com¨²n entre ellos y su padre, Juan Ram¨®n. ?l fue el origen de esta pasi¨®n. ¡°Era ¨¢rbitro y desde peque?itos nos llevaba al campo. Le observ¨¢bamos redactar las actas y al final fue ¨¦l quien nos meti¨®. Si lo est¨¢s viendo a diario, es normal¡±, arranca Juan, el mayor de los hermanos, aunque Miguel fue el primero en alcanzar la ¨¦lite: ¡°Yo llevaba cinco a?os, pero como los asistentes no tienen tanto foco parec¨ªa que no estaba¡±. A lo que Juan bromea: ¡°Cuando llegu¨¦ a Primera, la gente me dec¨ªa: ¡®?Y t¨² hermano cu¨¢ndo?¡¯ ?Si ¨¦l ya est¨¢!¡±.

El caso de Juan no es aislado. Los inicios de muchos trencillas fueron como futbolistas: ¡°Con 10 a?os o as¨ª, mi padre se dio cuenta de que no val¨ªa mucho. Me dijo: ¡®T¨² si quieres hacer algo interesante, hazte ¨¢rbitro¡¯. Prob¨¦ y me gust¨®, aunque lo compagin¨¦ hasta que llegu¨¦ a Tercera¡±. Miguel comprende por qu¨¦ su padre les anim¨®: ¡°Sab¨ªa que nos dar¨ªa valores y responsabilidad. Eso le gustaba para nosotros. Que lleg¨¢ramos hasta aqu¨ª ya es otro tema¡±. Es m¨¢s, ellos repetir¨ªan la f¨®rmula: ¡°Se lo recomendar¨ªa a mis hijos. Te educas en un ambiente sano¡±.

Ahora bien, la profesi¨®n exige y la familia, tambi¨¦n. ¡°?Mi padre cr¨ªtico? Uff. Demasiado (risas). Miguel y yo no hablamos mucho de arbitraje, salvo alguna duda, pero mi padre siempre pincha, las 24 horas. Est¨¢: ¡®?Has visto esto? ?Has le¨ªdo lo otro?¡¯. A veces me ha llamado casi a la una de la ma?ana para preguntarme si estaba despierto porque hab¨ªa visto repetido un partido m¨ªo de otro a?o. ¡®Ah, ya me lo s¨¦. ?Te digo c¨®mo acaba?¡¯ (risas). Es ca?ero, pero tiene su parte de humor¡±, confirma Juan.

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Virtud que han heredado y despliegan sobre el campo, como relata Miguel: ¡°Con nosotros Clos G¨®mez se parte. Dice: ¡®Tu hermano es un t¨ªo le?ero, pero contigo¡­¡¯ Igual estoy acostumbrado, para m¨ª es normal¡±. Y Juan apostilla: ¡°?Es lo que tiene ser el peque?o! Nos atizamos m¨¢s porque somos hermanos. Hay confianza. Pitar juntos tiene un gran beneficiado¡­ Nuestro padre, que s¨®lo tiene que ver un partido (risas)¡±.

Su madre, por otro lado, es la mayor sufridora. ¡°No ha venido nunca a vernos¡±, dice el uno, a lo que el otro rebate: ¡°Bueno, a alg¨²n amistoso cercano¡­¡±. Aunque a veces sus padres acuden sin avisar. ¡°Si es f¨¢cil llegar en coche, se van con amigos, compran entradas y pasan el fin de semana. Eso s¨ª, me entero cuando les llamo despu¨¦s del encuentro y les oigo el bluetooth del coche¡±, confiesa Juan. Al final los padres y las mujeres se llevan la peor parte. ¡°Son los que m¨¢s sufren, m¨¢s que nosotros. Piden que no te toque un partido grande porque te dan ca?a¡±, concluye Miguel. Ambos son como dos gotas de agua, pero solo en cuanto al f¨ªsico: ¡°Nos confunden a diario, aunque Miguel dice que uno es el guapo y el otro, el gracioso. ?l es inteligente y tiene un sentido del humor brutal. Podr¨ªa ser c¨®mico¡±. Respecto al car¨¢cter, hay diferencias: ¡°Juan me llama el extintor porque ¨¦l se enciende y yo voy a tranquilizarle (risas)¡±.

Pero los Mart¨ªnez Munuera no son los ¨²nicos en Primera, donde conviven desde esta temporada con los hermanos Iglesias Villanueva. Javier (39 a?os) acaba de ascender, mientras que Nacho (de 47) ejerce en el VAR. El mayor entr¨® animado por su padre y el menor sigui¨® los mismos pasos. ¡°Jugaba al f¨²tbol y mi equipo desapareci¨®. Entonces mi padre me propuso ser ¨¢rbitro. A m¨ª no me atra¨ªa la idea. De hecho, primero le dije que no, por lo que opinasen mis amigos. Era como pasarse al lado oscuro de la fuerza. Y pens¨¦, ¡®vale, pruebo y luego le digo que no¡¯, pero tuve un buen recibimiento y en el primer partido de juez de l¨ªnea me lo pas¨¦ bien. Ah¨ª empez¨® una rueda imparable¡±, afirma Nacho. ¡°Para m¨ª fue f¨¢cil. Vi lo bien que se lo pasaba y dije: ¡®A m¨ª esto me interesa¡±, contin¨²a Javier, que se estren¨® en un encuentro de juveniles en Ferrol, que pitaba su hermano: ¡°Se acab¨® antes de tiempo por una tangana que se convirti¨® en un desprop¨®sito¡±.

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Ahora pueden volver a coincidir en la m¨¢xima categor¨ªa, pero en papeles diferentes, el menor de ¨¢rbitro principal y el mayor, en el VAR: ¡°Entre hermanos siempre hay complicidad para lo bueno y lo malo. No somos de expresar nuestras emociones, pero sabemos de qu¨¦ pie cojea cada uno¡±. A lo que Javier apunta entre risas: ¡°Despu¨¦s de tener que escuchar muchos a?os que ¨¦l mandaba, ahora cambian los roles y me voy a aprovechar. Lo admito¡±. Eso s¨ª, Nacho le avisa: ¡°Desde el VOR le ir¨¦ ayudando y que sea mi hermano me permitir¨¢ ser menos diplom¨¢tico (risas)¡±.

Su padre, ejemplo de templanza, les acompa?¨® en el camino a lo m¨¢s alto. ¡°Es una persona s¨²per tranquila. Llevaba su crucigrama, lo hac¨ªa, de vez en cuando levantaba la vista y para casa. A d¨ªa de hoy, lo sigue disfrutando mucho¡±, explican, como ellos saborean esos ratos analizando las jugadas: ¡°Una de las cosas buenas es ver mucho f¨²tbol juntos, eso nos hace unificar criterios y nos ayuda en nuestro trabajo¡±.

En el futuro puede haber otros hermanos en la ¨¦lite, como los Alberola Rojas (Javier y Antonio) o los Munuera Montero (Jos¨¦ Luis y ?ngel) porque queda claro que el arbitraje tambi¨¦n es cosa de familia...

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Los Pizarro pitan en LaLiga y en la ACB

Valent¨ªn Pizarro G¨®mez (Ciudad Real, 41 a?os) vive su cuarta temporada en Primera Divisi¨®n. El arbitraje tambi¨¦n est¨¢ en el ADN de su familia. Su primo Emilio P¨¦rez Pizarro (Ciudad Real, 47 a?os) comparte su profesi¨®n, aunque en este caso imparte justicia en los partidos de la ACB. Aunque ambos est¨¢n en la ¨¦lite del arbitraje en sus respectivos deportes, P¨¦rez Pizarro es todo un veterano ya que lleva desde el a?o 2000 en la m¨¢xima categor¨ªa del baloncesto espa?ol. Adem¨¢s, en 2003, consigui¨® el rango de internacional, una meta por la que lucha d¨ªa a d¨ªa su primo Valent¨ªn.