A Londres, de punta en blanco

Hay veces en que la simetr¨ªa es un fastidio. El Madrid necesitar¨ªa dos bandas izquierdas y la geometr¨ªa no se lo permite. Una para Vinicius, que hace tiempo se la meti¨® en el bolsillo, y otra para Rodrygo, que solo puede ocuparla como interino. En el Madrid est¨¢ obligado a tocar muchos instrumentos, pero no el que mejor domina. Rodrygo fue la figura del equipo y de un estupendo partido del Madrid, mal explicado en el marcador. M¨¢s aventurero que nunca, jug¨® para ¨¦l y para todos, fue bueno y bonito en un encuentro en que los de Ancelotti crearon oportunidades como para ganar dos ligas (35 disparos) y que se aseguraron desde donde menos lo esperaban: un derechazo lejano de Nacho. A Londres va con la conciencia tranquila.

El Madrid no tiene en cuenta todo lo que no le lleva a Cibeles. No es de hoy, es de siempre. As¨ª que, como ante el Villarreal, Ancelotti llen¨® el equipo de suplentes en el Nuevo Mirandilla. Previamente hab¨ªa dejado en casa a Kroos y a Vinicius, que es dar permiso de fin de semana a un batall¨®n. Estaba escrito: la cabeza del grupo anda ya en Londres, no en la clasificaci¨®n de la Liga. Ah¨ª ya no mira hacia delante ni hacia atr¨¢s, pero conoce la diferencia entre perder la fe y perder la compostura. Su salida en C¨¢diz estuvo plena de convicci¨®n. Hundi¨® al equipo amarillo en su medio campo con una participaci¨®n de todos: Rodrygo en la izquierda, donde mejor suena, aunque Vinicius le cierra esa puerta; Benzema en su salsa, en la construcci¨®n y la definici¨®n; Asensio, afinado; Valverde y Ceballos, patrullando el borde del ¨¢rea. Un Madrid con prisas por acabar pronto y bien.

Pero el C¨¢diz tiene su guasa. Sabe salir de casi todas sin la pelota y con muy pocos goles. La cuesti¨®n est¨¢ en hacerlos cuando conviene o que los ajenos los evite el portero. A su modo, es el Madrid de la planta baja. Le gusta vivir sobre la bocina. Nadie se salva con tanto arte. Sometido, pudo tomar ventaja en un remate cruzado de Espino que devolvi¨® el palo. Una bandera amarilla sobre el manto blanco que se extendi¨® luego sobre el encuentro.

Un portero heroico

Porque casi todo lo puso el Madrid, con buen gusto y poca punter¨ªa. Descontado el tanteo inicial, David Gil rechaz¨® un pelotazo sin colocaci¨®n a Asensio, le quit¨® luego un gol a Benzema tras una doble pared de fantas¨ªa con el balear y sac¨® con ciertos apuros una volea forzada y el¨ªptica de Rodrygo, que sin Vinicius se suelta, y no solo en la banda izquierda. Su ¨²ltima barrera es el atrevimiento, que nadie le reprochar¨¢. Pasada la media hora entr¨® como un cohete sorteando defensas para regalarle el gol a Ceballos. Pifi¨® el sevillano a la primera y Benzema, a la segunda. El franc¨¦s mand¨® su disparo al larguero a porter¨ªa semidesnuda. La pelota bot¨® sobre la l¨ªnea y el gol no lleg¨® ni a fantasma. Despu¨¦s pedale¨® a lo grande en una bicicleta estupenda para acabar estrellando su disparo en el cuerpo de David Gil, muralla en la bah¨ªa. Antes del descanso, el meta todav¨ªa tuvo tiempo de sacarle a Ceballos una volea tremenda. El Madrid pon¨ªa el arte y el C¨¢diz, el portero. Y lo uno val¨ªa tanto como lo otro.

Donde m¨¢s corto se quedaba el equipo de Ancelotti era en los laterales. A Nacho le cuesta la izquierda; en la derecha, no es el momento de Lucas V¨¢zquez, que ha ido perdiendo sus habilidades como extremo de cuna. Todo lo potable sucedi¨® por dentro y sin la participaci¨®n de Tchouameni, del que se espera un mayor empuje. Todav¨ªa no es carne ni pescado.

El C¨¢diz viv¨ªa de resistir y mandar balones a la banda de Bongonda, hombre bala. Lo poco que llegaba al ¨¢rea blanca lo barr¨ªa Militao, que se siente capaz de llegar a todo y de cortarlo todo. Chris Ramos, un delantero muy f¨ªsico, fue a esa pelea y sac¨® muy poco en limpio.

Y apareci¨® Nacho

No baj¨® el volumen en la segunda mitad, y menos para Rodrygo, que mat¨® un pase de 70 metros lanzado por Militao y defini¨® mal. Ese control mereci¨® otro final. Casi de inmediato se le fue un remate a puerta vac¨ªa. Un leve toque previo de Mer¨¦ le birl¨® el premio.

Al Madrid le costaba explicarse por qu¨¦ un partido tan bien jugado no se pon¨ªa de su parte. La respuesta estaba en la falta de sutileza en el remate. Cada posesi¨®n blanca acababa en el ¨¢rea del C¨¢diz. La cosa andaba entre la parada milagrosa y el susto de muerte para el equipo de Sergio. El p¨²blico, la ¨²nica nota de arte del equipo amarillo, procuraba aliviar el asedio. Los jugadores no parec¨ªan escucharle, aunque se bat¨ªan extraordinariamente atr¨¢s. Fali, m¨¢s que nadie.

La riada de ocasiones era imparable: un zurdazo de Benzema al palo, dos remates demasiado cruzados de Valverde y Rodrygo... Ancelotti meti¨® a Camavinga para darle vuelo a la izquierda, pero el finiquito estaba en la derecha. Nacho, que se hab¨ªa ido a esa banda, acababa cazando un disparo desde el borde del ¨¢rea que abr¨ªa la lata. Eso es el f¨²tbol. Lo inesperado cuando hab¨ªa fallado todo lo que se esperaba. Luego lleg¨® otro tanto de Asensio, que ese s¨ª estaba en todas las previsiones, con un toque de interior de zurda de alt¨ªsima precisi¨®n. Y ah¨ª se acab¨® el C¨¢diz, que dej¨® claro que es de otra Liga aunque resistiera 70 minutos en la del Madrid. Tambi¨¦n tuvo un ratito Hazard, otro que no es de esta guerra.