Paulo Pezzolano ¡®El Uruguayo¡¯
La fuerza imparable del t¨¦cnico y la afici¨®n, objeto inamovible, se han mantenido en colisi¨®n hasta el ascenso del del Real Valladolid.
El ascenso a Primera Divisi¨®n del Real Valladolid puede definirse, que no explicarse, con la paradoja de Batman y el Joker; con el choque entre una fuerza imparable y un objeto inamovible. El protagonista fue el vestuario comandado por Paulo Pezzolano. Su antagonista fue una afici¨®n inquebrantable en su ¨¢nimo de despedir al entrenador, que bram¨® en su contra casi en cada partido disputado en casa. Incluso, en algunos momentos previos a la remontada que desencaden¨® la fiesta.
Descafeinada esta, al carecer de presentaciones y discursos, transcurr¨ªa en el c¨¦sped sin la comuni¨®n de otros ascensos. Con las familias en el campo, Pezzolano sonri¨®, al fin, con la suya; jugando con sus tres hijos, correteando con ellos con alg¨²n ni?o m¨¢s, mientras su mujer, a la que agradeci¨® p¨²blicamente el apoyo con un nudo en la garganta, grababa con una sonrisa el momento. Despu¨¦s de tanta presi¨®n, de tanta tensi¨®n y de d¨ªas complicados, muchos, en los que sufri¨® de puertas para adentro y en privado, con su gente m¨¢s pr¨®xima, se concedi¨®, al fin, el respiro del guerrero.
Lo hizo despu¨¦s de decir lo que pensaba. Porque no se le pueden negar al t¨¦cnico dos rasgos: es genuino y franco, aunque duela o aunque pueda parecerle a otros que el instante escogido no es el m¨¢s adecuado. De las entra?as le sali¨® explayarse en la rueda de prensa posterior sobre lo que hab¨ªa sentido. ¡°No fue un a?o bueno. Yo nunca vi que se vaya a otro lugar a hacer lo que se hizo este a?o. Hab¨ªa mucha manipulaci¨®n por detr¨¢s; esto no fue normal, de ustedes ni de la gente¡±, dijo. El reproche, que lo fue, proven¨ªa de lo m¨¢s profundo de la persona que tan mal lo pas¨® durante el curso.
Orgullo charr¨²a, orgullo de familia
El entrenador uruguayo comenz¨® su alocuci¨®n mostrando el sentimiento de pertenencia a su pa¨ªs, que impregna sus poros y le ebulle por dentro en forma de car¨¢cter irredento y pasional. ¡°Los uruguayos tenemos cosas que en otra parte del mundo no hay: rebeld¨ªa y, como dicen ustedes, cojones. Somos tres millones y eso lo llevamos en la sangre. Estoy muy orgulloso de eso¡±, asever¨®. Encerraban sus palabras un grito de desahogo resiliente, de quien se blind¨® y tir¨® de orgullo para seguir adelante con el objetivo de devolver al Real Valladolid a Primera Divisi¨®n.
En sus discurso tuvo tambi¨¦n palabras hacia Ronaldo Naz¨¢rio, hacia Paulo Andr¨¦, hacia Bruno Mazziotti... ¡°Gente que sabe de f¨²tbol¡±, desliz¨®. Con todo, el mensaje m¨¢s clarificador, sin embargo, fue cuando habl¨® de sus padres y de sus hijos menores. ¡°Me dec¨ªan siempre ¡®pap¨¢, quiero ir al estadio¡¯, y yo no quer¨ªa que escucharan eso¡±; esos gritos en su contra que, quiz¨¢s, despu¨¦s de esas carreras sobre el c¨¦sped y esos juegos, se hayan borrado de sus mentes y no necesitasen ser explicados como s¨ª habr¨ªa sido necesario en un escenario diferente al del ansiado ascenso.
En la misma celebraci¨®n, el director general del club, Matthieu Fenaert, tuvo palabras para ¨¦l: ¡°Hay que tener las espaldas muy anchas para poder aguantar lo que ha aguantado. A pesar de las adversidades, ha tenido las ideas muy claras y no ha cambiado su l¨ªnea de trabajo. Cuando hab¨ªa mucha presi¨®n para cambiar al entrenador, nosotros sab¨ªamos que ¨ªbamos a subir con ¨¦l. Le agradezco much¨ªsimo su labor, porque no ha sido f¨¢cil, aunque los resultados est¨¢n ah¨ª. Yo le quiero mucho¡±.
Gritos y ¡°equivocaciones¡±
En una l¨ªnea parecida, con un tono mesurado, se manifest¨® Ronaldo el lunes en el Ayuntamiento, defendiendo que, ¡°con el ascenso, ha probado que es uno de los mejores entrenadores y que la apuesta fue buena¡± por el uruguayo. ¡°Tenemos que tener todos la humildad de entender que podemos equivocarnos. La afici¨®n ha estado con nosotros siempre y lo que tiene que hacer es disfrutar y no pensar en el futuro¡±, dijo el presidente, que debe tomar decisiones en las pr¨®ximas semanas.
No en vano, la misma continuidad de Pezzolano, aunque ha renovado su contrato autom¨¢ticamente despu¨¦s de subir, supone tomar una decisi¨®n respecto al futuro del club y a una figura controvertida, que lo fue desde su llegada, m¨¢s a¨²n con el descenso y, m¨¢s si cabe, cuando los resultados y el juego no eran los mejores. Tan poco tard¨® la grada en expresar esas dudas que empez¨® a hacerlo a finales de agosto, cuando el equipo cay¨® en Alcorc¨®n. Quiz¨¢s por la falta de fichajes, el foco de las protestas fue Ronaldo... pero pronto empez¨® la muletilla del ¡°Pezzolano, dimisi¨®n¡±.
Este mantra, que ¨¦l mismo repiti¨® en el balc¨®n de la Plaza Mayor, de manera gr¨¢cil o ir¨®nica, le ha acompa?ado independientemente de los resultados, ya fuera ganando 3-0 al Real Oviedo o se estuviera jugando la vida contra el Villarreal B. Carg¨® con ese peso en las espaldas, reprochando alguna vez a la hinchada su forma de actuar, mientras dentro del vestuario ganaba m¨¢s y m¨¢s fuerza. Consigui¨®, as¨ª, crear una falange militar que, entretuviera mucho, poco o nada, ha acabado en Primera.
Ofertas y futuro
Aunque el logro conseguido en el campo haya supuesto la ampliaci¨®n de su v¨ªnculo, y aun cuando advirti¨® de esto ¨²ltimo durante la celebraci¨®n, el futuro del uruguayo es una inc¨®gnita en tanto en cuanto el pasado ha sido convulso. En su entorno llevan meses explicando que la temporada, como ¨¦l mismo dijo en p¨²blico, fue muy dif¨ªcil, y que lo ha pasado mal. Tanto que, hace unas semanas, ya con el equipo inmerso en la racha que ha desencadenado el ascenso, hab¨ªa quien afirmaba que lo roto era irreparable... y que ¨¦l, de hecho, ten¨ªa esa sensaci¨®n.
Dentro de los momentos duros que ha vivido, especialmente le afectaron, entre otros, los c¨¢nticos ¡°contra los brasile?os¡± del pasado mes de octubre. A pesar de ellos, se sigui¨® refugiando en los suyos, construyendo un b¨²nker alrededor del vestuario y desoyendo a quienes le ped¨ªan que se fuera, tanto porque no le quer¨ªan en Valladolid, donde alguna vez realiz¨® alguna declaraci¨®n que aviv¨® la pol¨¦mica -algo que ¨¦l mismo ha reconocido- como porque le valoraban m¨¢s en otro lugar.
Con el cambio de temporada en Brasil, el pasado mes de enero, recibi¨® una propuesta muy fuerte por parte de un gigante dormido como es S?o Paulo para ocupar un rol pr¨¢cticamente de ¡®manager general¡¯, desempe?ado por momentos en Zorrilla solo de facto. Aunque en las oficinas no lleg¨® a cundir el p¨¢nico, tal era el inter¨¦s del club paulista que quer¨ªa abonar su cl¨¢usula de rescisi¨®n. La oferta parec¨ªa irrechazable... pero decidi¨® rechazarla a cambio de un compromiso, a la postre, extenuante, por cuantas cosas pasaron en los meses siguientes. Logrado el ascenso, queda por ver si, como el pan aquel, volver a Primera lo aguanta todo.
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