Parar a Vinicius, parar a Haaland...
La vieja emoci¨®n de la Copa de Europa-Champions vuelve al Bernab¨¦u, esta vez con el desaf¨ªo circense del ¡®m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa¡¯. No se trata de remontar, sino de correr sin liebre; no se trata del City del a?o pasado, sino de aquel City m¨¢s Haaland, esa fiera del gol. ?C¨®mo se le para? Es m¨¢s grande, m¨¢s r¨¢pido, pesa m¨¢s, gana en la carga, en el salto y en la carrera, juega bien y tiene, como dijo Ancelotti de Rodrygo, ¡®fiuto¡¯ de gol, o sea, olfato de gol. Lleva 51, con la temporada a¨²n por terminar. Se dir¨ªa que Guardiola, ah¨ªto ya de naturales, redondos, pases de pecho y manoletinas, ha decido dejarse de bromas y coger los trastos de matar.
Desde aquel Eusebio del Benfica de los a?os 60 no me hab¨ªa impresionado tanto el poder¨ªo de un delantero. Los ha podido haber mejores por juego, algunos muy recientes, pero esa sensaci¨®n de fuerza incontrolable no la hab¨ªa vuelto a encontrar hasta este noruego del que hasta sospecho que desayuna defensas centrales. Me consuela pensar que a este mazo el Madrid contrapone un florete, Vinicius, que estar¨¢ provocando en Guardiola la misma pregunta: ?c¨®mo se le para a este? No derriba murallas como Haaland, pero se filtra por las rendijas, empuja al rival hasta su ¨¢rea, arrastra a los suyos tras de s¨ª, levanta al p¨²blico de los asientos.
Habr¨¢ m¨¢s grandes jugadores esta noche, muchos m¨¢s. Del City tengo preferencia por De Bruyne, en el Madrid juegan dos recientes balones de oro, pero la atenci¨®n se escapa hacia Haaland y Vinicius, tan distintos entre s¨ª, tan distintos a cualquier otro. El f¨²tbol es de los futbolistas y los entrenadores de verdad buenos son los que sacan el m¨¢ximo rendimiento a los que tienen a su cargo. En ese sentido, pueden estar orgullosos tanto Guardiola como Ancelotti, porque potencian hasta la exageraci¨®n las condiciones de ambos. Esta noche engrandecen un partido que tiene, esta vez s¨ª que no se puede evitar el t¨®pico, toda la condici¨®n de una final anticipada.