Oyarzabal pone fin a la sequ¨ªa

La Real Sociedad derrib¨® todos los recelos que ha arrastrado en la Champions durante 20 largos a?os. Desde el 30 de septiembre de 2003, ante el Galatasaray, no ganaba en el principal torneo europeo. Una traves¨ªa muy larga que requer¨ªa un electroshock con un partido de campanillas. No fue una obra de arte completa, m¨¢s bien media faena, 45 minutos espl¨¦ndidos ante un Red Bull Salzburgo que amenazaba a trav¨¦s de su tiran¨ªa en la Bundesliga austr¨ªaca y su mayor recorrido en la Copa de Europa. Pero qued¨® minimizado por una tarde redonda del representante de LaLiga. Primero el deleite y despu¨¦s una caja fuerte para amarrar el resultado. Los pupilos de Imanol no est¨¢n para miradas l¨¢nguidas al pasado reciente tenebroso en la Liga de Campeones, son un grupo que s¨®lo atiende a su DNI, y ¨¦ste marca que estamos ante un coro portentoso, una colecci¨®n de futbolistas de primera fila. El Grupo D se pone muy bien, con el Inter como enorme favorito y los txuri-urdin cogiendo su rebufo. Y al frente de la Real, como el jefe que solo dej¨® su puesto de mando por una maldita lesi¨®n que le tach¨® del Mundial, un Oyarzabal descomunal. Domin¨® todas las facetas posibles: robos, pases, regates, lectura y control del juego, y definici¨®n. De su andanzas con Brais son part¨ªcipes ya muchos aficionados m¨¢s all¨¢ de nuestras fronteras.

El cuadro vasco iba a otro ritmo, sin bajar de la sexta marcha en ning¨²n instante. Pongamos que se mov¨ªa por el campo en un F¨®rmula 1, ya que estamos, al volante de un Red Bull, mientras que el equipo patrocinado por esta bebida energ¨¦tica viajaba como un caracol en un 600 medio gripado. Los austr¨ªacos son un grupo fiero una vez que roban la pelota e inician la transici¨®n, un bloque din¨¢mico, un pu?al a campo abierto, pero esta vez solo se dedicaron a correr tras la pelota, a defender, y en eso son muy poca cosa, un min¨²sculo campe¨®n de la Bundesliga. En la ciudad de Mozart la sinfon¨ªa txuri-urdin sonaba a gloria celestial. Un recital con viol¨ªn y pajarita.

Defensivamente los pupilos de Struber parec¨ªan gatitos, el f¨²tbol no les ha llamado por la v¨ªa de la agresividad. Un par de contras y poco m¨¢s protagonizaron antes del descanso. Remiro ni se manch¨® los guantes. La Real ha convertido este a?o en tradici¨®n descerrajar los encuentros en los diez primeros minutos e insisti¨® en esa fogosidad inicial. Barrenetxea ya amag¨® a los dos minutos y Oyarzabal solt¨® el mazo en el seis. Un gol de autor, con pausa en el ¨¢rea, un periscopio para otear lo que flotaba a su alrededor y un toque sutil con el interior de su zurda, la zona m¨¢s parecida a un guante, enviando la pelota al palo opuesto, donde el portero no pod¨ªa llegar.

El dominio, las ocasiones y la efectividad eran vascas, un pack con tres elementos que hoy en d¨ªa te valen para dominar el f¨²tbol. Struber se sacaba la chaqueta porque lo que ve¨ªa le provocaba un volc¨¢n interior. Abrieron el choque con una presi¨®n alta que burl¨® la Real sin sudar. Porque mov¨ªa la bola a uno o dos toques y tras pasar por el medio del campo, generaba muchos problemas con su verticalidad. Se fue a vestuarios en la primera parte con un 91 por ciento de acierto en el pase. El 0-2 fue una enorme contra iniciada por Merino y, ante un control largo de Kubo, pasaba por ah¨ª Brais, se la encontr¨® y se lanz¨® contra el mundo. Recorri¨® pr¨¢cticamente todo el campo y anot¨®, no sin cierta fortuna, entre las piernas de Soleth y Gourna-Douath en el pase. Esto es f¨²tbol, pap¨¢, que dir¨ªa Bordal¨¢s por otros conceptos. Imanol ten¨ªa muy estudiado el rombo del Red Bull, abriendo mucho a los laterales para dejar a los interiores del mismo a dos aguas entre el medio y el de banda. Los txuri-urdin eran precisos y r¨¢pidos, y su enemigo result¨® presa f¨¢cil.

El segundo acto se abri¨® con susto. Simic recibi¨® el bal¨®n en el ¨¢rea y se fue al suelo tras una salida de Remiro. En apariencia, el meta derrib¨® al punta croata. Tard¨® en decretar penalti el colegiado, como si esperase la confirmaci¨®n celestial del VAR. Pero las dudas eran grandes y se ve a verlo al monitor. Este se chiv¨®: el delantero recibi¨® un leve agarr¨®n de Zubeldia y se estaba cayendo cuando encar¨® al meta. Es m¨¢s, ¨¦l mismo pis¨® el pie de Remiro antes de desplomarse. En casos como estos el videoarbitraje es bendecido por toda la hermandad futbol¨ªstica. Frankowski pidi¨® perd¨®n al guardameta. Gran gesto.

El Salzburgo sali¨® mucho m¨¢s agresivo y decidido, presionando mejor la salida del bal¨®n del contrario, pero se iba desesperando. Opt¨® por llevar el bal¨®n a zona de vanguardia lo m¨¢s r¨¢pido posible, con juego directo. Con los cambios se fue diluyendo la refriega. El Salzburgo perdi¨® chispa y la Real fue dejando que corrieran los minutos sin tembleques. El central Pavlovic arrastraba problemas en el muslo y estaba siendo uno de los pilares de un equipo con escasa miga. Tuvo la puntilla Carlos Fern¨¢ndez, tras otro robo del ladr¨®n de guante txuri-urdin Oyarzabal, pero la rosca se le march¨® fuera. El delantero andaluz estaba muy revolucionado, quer¨ªa agradar en muy poco tiempo y eso le sac¨® del partido. Despu¨¦s lleg¨® cierta pol¨¦mica, por un bal¨®n despejado por Zubeldia que golpe¨® en la mano de pacheco de forma involuntaria. En realidad, la ten¨ªa encogida.

La Real se ech¨® muy atr¨¢s, se empadron¨® en su propia ¨¢rea, por el cansancio acumulado estas semanas sin respiro. Imanol pudo oxigenar un poco el equipo sin que se resintiera el control absoluto. El Red Bull se fue de puntillas de esta segunda jornada, elevando la voz, pero tenuemente con un disparo cruzado de Simic en el 91 y un tiro de Capaldo que par¨® Remiro. Cuarta victoria seguida para la Real. Y prometen m¨¢s.