Orgullo incompleto
Dicen que en la vida no puede haber nada perfecto, porque para que lo sea debe ser al mismo tiempo imperfecto. Bueno, desde ese punto de vista, el regreso de la Real Sociedad a la Champions League fue perfecto, porque dentro de su perfecci¨®n tuvo tambi¨¦n alguna imperfecci¨®n. Supongo que este trabalenguas les habr¨¢ dejado fr¨ªos, porque esperaban otro inicio. Pues es la misma sensaci¨®n que sentimos los que fuimos al Reale Arena al final del partido contra el Inter de Mil¨¢n. Nos quedamos fr¨ªos. Y parece mentira, porque seguramente la mayor¨ªa hubi¨¦ramos firmado ese resultado final si nos lo dicen horas antes del partido. Pero es que una cosa son las expectativas, y otra bien distinta es la realidad.
Y la realidad es que la Real Sociedad mereci¨® golear al Inter de Mil¨¢n, al vigente subcampe¨®n de Europa. Se mire por donde se mire, es as¨ª. El equipo txuri-urdin fue muy superior en l¨ªneas generales y tuvo muchas m¨¢s ocasiones. Es m¨¢s, hasta deber¨ªa sentirse perjudicado porque no le pitaron un penalti clamoroso a Robin Le Normand en la segunda parte. Parece mentira que con el VAR no se piten una acci¨®n as¨ª en el ¨¢rea del conjunto italiano. As¨ª que es normal que, cuando el Inter te empata en el 87¡ä, en la ¨²nica ocasi¨®n clara que generan, con el gol de Lautaro Mart¨ªnez, tu sensaci¨®n cambie. Y el 1-1 final ya no te parezca tan maravilloso. Porque viendo lo que hicieron los chicos de Imanol Alguacil ya no firmabas el empate. Es que no pod¨ªas. Porque s¨®lo hubo un equipo sobre el terreno de juego durante 80 minutos. Y fue la Real Sociedad.
Pero claro ser¨ªa injusto quedarte con una sensaci¨®n amarga de un empate contra el Inter en el regreso a la m¨¢xima competici¨®n continental una d¨¦cada despu¨¦s. No tendr¨ªa ning¨²n sentido. No ser¨ªa justo con los jugadores. Y no ser¨ªa justo con lo que se vio sobre el terreno de juego. La palabra que debemos utilizar todos es orgullo. Es imposible sentirse m¨¢s orgulloso de lo que hizo la Real en su vuelta a la Champions. Porque es imposible hacerlo mejor. Su puesta en escena fue perfecta. Toda una declaraci¨®n de intenciones. Un reclamo alto y claro: Europa, aqu¨ª est¨¢ Real. Y da igual quien est¨¦ enfrente. Sali¨® orgullosa y reivindicativa la Real. Y encima marc¨® pronto. Mejor gui¨®n imposible. Pero no cont¨® con los famosos giros de gui¨®n de las pel¨ªculas. Y aqu¨ª hubo dos. Uno cuando la p¨®lvora se le moj¨® a los donostiarras, empez¨® a perdonar y le mantuvo con vida al Inter. Preocupante. Y dos cuando Lautaro aprovech¨® el ¨²nico desajuste defensivo para empatar en el tramo final. Y pudo ser peor, porque el Inter acab¨® apretando. Pero hubiera sido un giro de gui¨®n muy cruel, excesivamente cruel.
Ya bastaba con que el regreso no fuera perfecto. Porque eso es lo que pas¨® a falta de tres minutos. Pero tampoco es fruto de la casualidad. La culpa de la imperfecci¨®n es de la propia Real, por no saber matar el partido y dedicarse a saborear las mieles del triunfo. Y en Europa, contra los mejores del continente, si perdonas, pagas. No hay otra. Porque para cuando lleg¨® el momento de la verdad, la Real estaba fundida, y el problema es que defend¨ªa una renta de un s¨®lo gol. Con dos tantos de diferencia seguro que ahora hablar¨ªamos de otra cosa. Y es algo que debe hac¨¦rselo mirar. Porque esta temporada le ha pasado en todos los partidos, menos en Canarias. Y cuando un patr¨®n se repite, deja de ser casualidad. Y luego est¨¢ el asunto del fondo de armario. Imanol no conf¨ªa del todo en su unidad B, porque ¨¦sta no est¨¢ a la altura de los primeros espadas. Al menos, por ahora.
Imanol tendr¨¢ que hacer autocr¨ªtica, porque los cambios no ayudaron en nada al equipo. Y la consecuencia ya la conocen. Ese final empa?a la vuelta txuri-urdin a la Champions, pero no le quita ni un ¨¢pice de m¨¦rito. Ver a la Real jugando as¨ª contra todo un Inter emociona. Y demuestra que est¨¢ m¨¢s que preparado para pegarse con los m¨¢s grandes. La vuelta a la Champions fue perfecta... hasta el minuto 87. Luego fue casi perfecta. Una pena.