Nadie tose al Athletic en su casa

El Athletic se espesa cada vez que viaja, los aviones le confunden, le descosen, pero se presenta en San Mam¨¦s como un oficinista frente a su mesa con una montonera de papeles dispuestos a recibir sellos oficiales o ser clasificados. Tan pancho Se sabe el jefe ah¨ª. Nueve victorias seguidas, siete en Liga y dos en Copa y en muchos casos, despachando con autoridad a los rivales. No es el caso de este Girona que, por boca de su entrenador, si ganaba en Bilbao ya empezar¨ªa a hablar de Champions. Su temporada es sencillamente majestuosa, ha acaparado los elogios de medio mundo. Y merece quitarse el sombrero ante ella. Pero esa notoriedad le lleva a actuaciones en las que se queda desnudo, como esta de la Catedral. Porque a veces parece va demasiado sobrado. Juega siempre igual, mueve la pelota como si enfrente solo se dedicaran a pedirle aut¨®grafos. Y, no, el Athletic no es nada de eso, m¨¢s bien se trata de una fiera en la presi¨®n.

Ante eso es un suicidio estar con el viol¨ªn en todo el campo. Miguel Guti¨¦rrez, por ejemplo, es un jugador colosal. Ofensivamente habr¨¢ que precisar. Porque sus conceptos atr¨¢s est¨¢n cogidos con pinzas. Un taconcito dulce cuando estaba presionado por dos rivales sirvi¨® para el 2-1. Le rob¨® la cartera Guruzeta, que cedi¨® a un Berenguer que mete los goles a pares. Y un cuerpeo muy poco agresivo con I?aki Williams en un contraataque con pase tremendo de campo a campo de Yeray, llam¨® a la puerta del 3-1. Errores imperdonables. Como los de Aleix Garc¨ªa, que particip¨® activamente en el 1-0 con una pifia y m¨¢s adelante insisti¨® y se permiti¨® la licencia de regatear cerca de la l¨ªnea de gol propia, aunque esta vez sin consecuencias. O un descuido de Eric Garc¨ªa dando un fuerte pase horizontal a Gazzaniga que este no control¨® bien y tambi¨¦n por poco prepara una buena. Muchas equivocaciones ante carn¨ªvoros que no perdonan a sus presas. El Madrid agradeci¨® el favor. El ¨²nico que le discute su liderato lleva un punto sobre nueve.

El Athletic lo hizo de cine ya en la primera parte. Le cost¨® un rato ajustar la presi¨®n, eso s¨ª, porque el equipo de M¨ªchel lo ten¨ªa claro: si no hab¨ªa pase cercano, pegaba cambios de orientaci¨®n, normalmente de izquierda a derecha. La jugada que defini¨® el primer sorbo fue un error colosal de Aleix Garcia tras un saque de banda. Le dio por pegar un pase largo en horizontal y la pelota le cay¨® a Berenguer, que recort¨® con la derecha a Arnau y peg¨® un zurdazo imparable pegado al poste. As¨ª se encarrila un partido. El cuarto tanto m¨¢s tempranero en la historia del nuevo estadio, esos 88 segundos solo los superan los 41 de Ra¨²l Garc¨ªa en 2019 (al Eibar), los 57 de Morcillo en 2021 (a Osasuna) y los 72 de Amat en propia puerta en 2019 (al Rayo).

Si el Girona est¨¢ bajo el manto del City, tal vez le vaya en la n¨®mina intentar jugar como los pupilos de Guardiola. Empez¨® a tener posesiones muy largas, aunque en parte con el benepl¨¢cito de los leones, que, si comprobaban que el enemigo sal¨ªa de su primera presi¨®n, juntaban las l¨ªneas y se quedaban en una zona media del campo. M¨ªchel, en un palco por la segunda y ¨²ltima cita de sanci¨®n, contemplaba una obra que no le acababa de gustar. Su equipo no ten¨ªa profundidad, tan s¨®lo amag¨® con dar un susto con un tirito de Tsygankov que par¨® Sim¨®n y un disparo con m¨¢s fundamento de Yangel Herrera que se march¨® fuera por un metro.

El Athletic empez¨® a tener ocasiones, e I?aki Williams estaba en casi todas, aunque le faltaba el gol. En el cuarto de hora previo al descanso se encontr¨® con mucha llegada al ¨¢rea contraria. Una preciosa combinaci¨®n de Berenguer y Yuri acab¨® con centro de este al punto de penalti, pero I?aki cabece¨® una bola muy mansa a las manos de Gazzaniga. La grada se revolvi¨® cuando este, en una salida apurada, cogi¨® un bal¨®n en la l¨ªnea y al escaparse del ¨¢rea ech¨® la pelota atr¨¢s, cuando lo normal habr¨ªa sido despejar de pu?os hacia fuera de banda. El VAR no dispar¨® ninguna alerta.

El Athletic merec¨ªa el 1-0 y tal vez algo m¨¢s, pero el partido segu¨ªa abierto y m¨¢s que lo equilibr¨® el Girona con una buena puesta en escena tras salir de los vestuarios, cambiando a Iv¨¢n Mart¨ªn de banda. Savinho amag¨® con un disparo cruzado que sac¨® con el pie Sim¨®n. A la segunda, lleg¨® el empate, con un centro afortunado de Iv¨¢n Mart¨ªn en el que Prados se gir¨® y perdi¨® la referencia de la pelota cuando esta qued¨® suelta. Tsygankov empat¨®.

El cuadro local meti¨® una marcha m¨¢s y dej¨® el asunto parec¨ªa quedar ventilado en cuatro minutos, con la colaboraci¨®n involuntaria de una defensa que vive pl¨¢cidamente en las situaciones de riesgo. Miguel estuvo horrible en dos acciones con muy poca contundencia, y se dej¨® escapar el partido. Eso s¨ª, el Girona a¨²n pudo recortar distancias. Casi de la nada se encontr¨® con dos goles. El 3-2, que a?adi¨® cierto picante al final, fue una falta que lanz¨® Aleix Garc¨ªa y tras dejar pasar Herrera la bola entre sus piernas porque pensaba que estaba en fuera de juego, solo tuvo que empujarla Eric Garc¨ªa.

Una catarata de emociones que provoc¨® la indisposici¨®n de un espectador en el minuto 74. Un ataque epil¨¦ptico que le llev¨® al hospital de Basurto. En casos como estos, los estadios se quedan mudos, el f¨²tbol deja de tener su c¨¢scara de ruido y la gente se pone del lado del compa?ero enfermo. Una imagen conmovedora. I?aki Williams se puso a rezar y De Marcos pidi¨® encarecidamente noticias a uno de los asistentes que estaba en esa zona. Le levant¨® el pulgar y los 46.220 espectadores lanzaron la ovaci¨®n m¨¢s calurosa de la noche. Tras esa hubo otra, por la victoria. Aunque antes completaron un peque?o milagro Sim¨®n a tiro de Savinho y Vivian en la raya de gol ante Sol¨ªs. Un final feliz en un pulso con un gran cartel, como en la primera vuelta en Montilivi.