Marruecos es el orgullo de ?frica

Walid Regragui ha necesitado menos de cuatro meses para cambiar para siempre la historia del f¨²tbol africano y hacer que el nombre de Marruecos resuene en lo m¨¢s alto de este Mundial. Es el estratega que ha conseguido colocar por primera vez a una selecci¨®n del continente en unas semifinales, esta vez llev¨¢ndose por delante a la pl¨¦yade de estrellas que gestiona Fernando Santos. En Nesyri, la gran apuesta del t¨¦cnico marroqu¨ª, le pag¨® con creces ese cari?o.

Portugal sali¨® a sofocar con posesi¨®n la llama que los miles de marroqu¨ªes que copaban al Thumama hab¨ªa prendido en su equipo y, r¨¢pidamente, encontr¨® un cabezazo de Jo?o F¨¦lix. Pero Bono no estaba dispuesto a que tan pronto se quebrara la atm¨®sfera que una marabunta rugiente hab¨ªa generado en el estadio de Doha. Regragui se hab¨ªa encontrado con la baja de ¨²ltima hora de Mazraoui, equilibr¨¢ndola con un lateral zurdo puro como Attiyat Allah, que m¨¢s tarde le dar¨ªa su premio. Santos respondi¨® al atronador recibimiento inicial de la afici¨®n africana intentando ahogar la salida de Marruecos, pero el equipo de Regragui cambiaba sin problema de registro en posesi¨®n, desnudando esa presi¨®n con un buen manejo para lanzar esas transiciones que tanto da?o le hicieron a Espa?a. Mientras, por turnos, Bernardo y Ot¨¢vio probaban el fuego de Amrabat. Con Bruno y el del City sin nitidez en los pasillos interiores, lo mejor de Portugal eran las apariciones de Jo?o F¨¦lix.

Mediado el primer acto, Ziyech reclam¨® protagonismo con un par de diagonales que volvieron a acelerar el nervio de la grada. Marruecos percib¨ªa las dudas lusas e iba soltando andanadas cada vez m¨¢s certeras. Amallah, primero, y despu¨¦s Boufal presentaban ya un panorama muy preocupante para una Portugal que acusaba un centro totalmente inconsistente, donde Neves ni atinaba a romper l¨ªneas ni era capaz de controlar las acometidas de un Ounahi vertical. Y as¨ª encontr¨® el gol Marruecos. El medio que sorprendi¨® a Luis Enrique se la hizo tambi¨¦n a Santos. Condujo, gan¨® un rebote y cedi¨® a Attiyat Allah. El lateral solt¨® una comba al punto de penalti, donde En Nesyri se elev¨® majestuoso para retratar a R¨²ben Dias y a Diogo Costa. Al Thumama ard¨ªa y Cristiano, desde el banquillo, soltaba una mueca mezcla de incredulidad y de sonrojo. Ni siquiera el bal¨®n mordido que Bruno Fernandes estrell¨® en el larguero enmascaraba la sensaci¨®n al descanso. Se segu¨ªa el guion que hab¨ªa impuesto Regragui.

Marruecos volvi¨® donde lo hab¨ªa dejado, con Ziyech hurgando en la herida. Santos ya no aguant¨® m¨¢s. Ni cinco minutos hab¨ªan pasado y se jug¨® la carta de Cristiano. Cancelo le acompa?¨®. Con Bernardo Silva en la base del juego y Bruno Fernandes afil¨¢ndolo, Santos esperaba que Cristiano reciclara su fuego interno para que lo pagara Marruecos. Los cambios resum¨ªan una batalla desigual. Mientras Regragui buscaba auxilio poniendo ¨²nicamente piernas frescas en la refriega, el seleccionador portugu¨¦s abr¨ªa el port¨®n para ir soltando todo su arsenal. Despu¨¦s de Cristiano y de Cancelo, la colecci¨®n sobre el c¨¦sped la completaban Vitinha y Le?o. No iba m¨¢s. La mirada se volv¨ªa hacia Bono. Y estaba. Otra vez le neg¨® el gol a Jo?o F¨¦lix descolgando de la escuadra su zurdazo, antes de frenar la ¨²nica intentona de Cristiano. El portero encontr¨® apoyo en El Yamiq. Con Aguerd fuera y Sa?ss retirado en camilla, el central del Valladolid lider¨® la resistencia final con su dominio del espacio a¨¦reo. La expulsi¨®n de Cheddira ti?¨® de ¨¦pica el tiempo a?adido, pero a Amrabat a¨²n le quedaban pulmones y a Marruecos le sobraba coraje.