Henry Kissinger y la ¡®guerra del f¨²tbol¡¯ entre Ir¨¢n y EEUU
El ex Secretario de Estado estadounidense, figura esencial de la Guerra Fr¨ªa, es un hincha apasionado del ¡®soccer¡¯. A sus 99 a?os insiste en tensar las relaciones con Ir¨¢n.
Cuando muchos en Estados Unidos miraban al soccer (el t¨¦rmino ¡®football¡¯ sigue y seguir¨¢ reservado al f¨²tbol americano) como un pasatiempo casi ex¨®tico, con Pel¨¦, Beckenbauer y George Best apurando su f¨²tbol en el pa¨ªs de las barras y las estrellas, s¨®lo un hombre supo captar el poder intr¨ªnseco del f¨²tbol como arma pol¨ªtica. Ese hombre, al menos, era el m¨¢s poderoso de Estados Unidos durante los turbulentos a?os setenta y ochenta de la guerra de Vietnam y las primeras tensiones con la Ir¨¢n de los Ayatol¨¢s y la crisis de los rehenes. Ese hombre era Henry Kissinger, por entonces Secretario de Estado de EEUU y en paralelo, un hincha refinado del f¨²tbol tal y como lo conocemos nosotros. Kissinger, quiz¨¢ la figura m¨¢s importante de la pol¨ªtica estadounidense contempor¨¢nea, no s¨®lo sigue vivo a punto de cumplir 100 a?os, es que sigue orientando desde la retaguardia buena parte de la pol¨ªtica exterior estadounidense. Da conferencias y sigue escribiendo libros sobre liderazgo. Hoy hay un decisivo Estados Unidos-Ir¨¢n (20:00 horas) en el Mundial... y hace unos meses Kissinger insisti¨® en una de sus ¨²ltimas presencias p¨²blicas en que hab¨ªa que tensar la relaci¨®n con el pa¨ªs persa a cuenta de si debe o no permit¨ªrsele tener armamento nuclear. El f¨²tbol como reflejo fortuito, esta vez, de la geopol¨ªtica mundial.
Kissinger est¨¢ pr¨¢cticamente sordo desde hace m¨¢s de una d¨¦cada pero hoy seguro que se pegar¨¢ a la tele para no perder detalle. Es casi un partido este EEUU-Ir¨¢n (20:00 horas) hecho a su medida. Con el pa¨ªs ¨¢rabe incendiado por las protestas internas por los asesinatos de mujeres a manos de la f¨¦rrea polic¨ªa moral iran¨ª, que han tenido su eco con marchas en Washington hasta el Capitolio y la Casa Blanca, y con Estados Unidos reclamando en paralelo su creciente peso en el concierto del f¨²tbol internacional, lo que siempre so?¨® Kissinger. A ello se entreg¨® durante buena parte de su vida. Una de sus facetas menos conocidas es que fue comisionado de la extinta liga estadounidense NASL (la predecesora de la actual MLS) y que por su mediaci¨®n la dictadura brasile?a permiti¨® a Pel¨¦ unirse al Cosmos de Nueva York.
Personaje m¨¢s que controvertido pese que tiene en su casa un Premio Nobel de la Paz, Kissinger se mov¨ªa como el pez en el agua entre los dictadores sudamericanos. Intervino en el golpe de Estado en Chile donde se usaron estadios de f¨²tbol como campos de concentraci¨®n y al Mundial de 1978 acudi¨® a Argentina como invitado de honor de la Junta criminal de Videla. La pelota fue el v¨ªnculo que utiliz¨® cuando las relaciones con la URSS escalaban hasta episodios preliminares de holocausto nuclear. Con Brezhnev, a finales de los sesenta, charlaba sobre la Brasil de Pel¨¦. ¡°He le¨ªdo hace poco un libro sobre la selecci¨®n brasile?a¡±, est¨¢ registrado que le cont¨® una vez el dirigente sovi¨¦tico. Ambos charlaron, seg¨²n esos papeles, con admiraci¨®n de Garrincha, aquel genio contrahecho de los regates infinitos.
Los dribblings con los que la FIFA fue sorteando los intentos de Kissinger de llevar un Mundial a Estados Unidos se acabaron con la concesi¨®n del certamen de 1994, seducidos por la idea pregonada por el pol¨ªtico estadounidense de que Norteam¨¦rica era un nuevo El Dorado para la expansi¨®n (en t¨¦rminos monetarios) del negocio mundialista. Para entonces, su afici¨®n por el f¨²tbol originada en su infancia en Alemania (en su F¨¹rth natal el gran club de la zona, el Greuther le homenaje¨® en 2012) hab¨ªa ido dejando pinceladas de conocimiento aqu¨ª y all¨¢. Fue sonado su art¨ªculo en El Pa¨ªs durante el Mundial de M¨¦xico en el que establec¨ªa paralelismos entre la idiosincrasia de un pa¨ªs y el estilo desplegado por su selecci¨®n de f¨²tbol y en 1987, por ejemplo, fue invitado por el Madrid al palco del Bernab¨¦u a un partido liguero contra el Mallorca. Se qued¨® prendado del Madrid de la Quinta del Buitre. ¡°Juega de manera muy bella, no como la selecci¨®n espa?ola, que parecen toreros¡±, fue el dictamen de un Kissinger que a¨²n se lam¨ªa las heridas de ver el Mundial de 1986 (por el que pele¨® a brazo partido) al sur de la frontera. M¨¦xico logr¨® repetir la organizaci¨®n de un Mundial pero Brasil, que lo intent¨® para 1994, ya no pudo sortear la presi¨®n pol¨ªtica estadounidense.
Ahora, Ir¨¢n. Curiosamente, como ahora, Doha fue el escenario en enero pasado de una cumbre entre Estados Unidos e Ir¨¢n con Qatar como mediador para tratar de nuevo el acuerdo sobre la cuesti¨®n at¨®mica que se estableci¨® en 2015. Kissinger, en una entrevista para un medio brit¨¢nico, reaccion¨® con una frase que suena contundente en boca de un personaje con tanto calado a¨²n en el espectro pol¨ªtico. No hay que olvidar que asesor¨® a Donald Trump, por citar su obra m¨¢s reciente. ¡°No hay m¨¢s alternativa que la eliminaci¨®n de la fuerza nuclear iran¨ª¡±, dijo Kissinger, tajante. ¡°La paz en Oriente Medio es imposible con Ir¨¢n en posesi¨®n de armas nucleares, hay un alto riesgo de que Israel pueda realizar un ataque preventivo, porque es un pa¨ªs que s¨®lo podr¨ªa recibir un golpe. Ese es el problema inherente a esta crisis¡±. ¡°Aquel primer acuerdo en 2015 ya me dej¨® muchas dudas, porque es muy dif¨ªcil comprobar si Ir¨¢n lo cumple o no¡±, indic¨®.
Estados Unidos, Ir¨¢n y un puesto en octavos de final en juego. Asuntos que sacar¨¢n hoy, seguro, a Henry Kissinger de su apacible retiro en su lujoso apartamento en Manhattan. La pol¨ªtica y el soccer, el f¨²tbol, le llaman.