La ¡°espectacular¡± experiencia de un espa?ol en Burundi: ¡°Ahora creo un poco en la magia negra¡±
Albert Sams¨® dirigi¨® la pasada temporada al Aigle Noir, un joven club con sede en Makamba con el que logr¨® conquistar el t¨ªtulo de Copa.
Burundi, situado en el coraz¨®n de ?frica Oriental, m¨¢s concretamente entre Tanzania, Ruanda y la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, alberga una gran cantidad de tesoros ocultos. Sus parques nacionales son hogar de una opulenta fauna salvaje que incluye elefantes, leopardos, chimpanc¨¦s, hipop¨®tamos o cocodrilos. All¨ª, exactamente en Makamba, estableci¨® su hogar durante la pasada temporada Albert Sams¨® (Manresa, 1975), un espa?ol que no viaj¨® hasta las proximidades del lago Tanganica en b¨²squeda de aventuras, sino que lo hizo para dirigir a un equipo de f¨²tbol. ¡°La historia es bastante rocambolesca. Formaba parte de un proyecto con base en Arabia Saud¨ª y la idea era ir a N¨ªger para dirigir una academia. El problema es que lleg¨® la pandemia y se par¨® todo, pero, meses despu¨¦s, surgi¨® a trav¨¦s del mismo proyecto la posibilidad de entrenar al Aigle Noir de Burundi. Cuando me dijeron que era un club profesional no me lo pens¨¦. Me lo propusieron un 8 de junio y 48 horas despu¨¦s ya estaba volando a Buyumbura¡±, rememora Albert, quien confiesa haber vivido ¡°una experiencia espectacular, tanto personal como profesionalmente¡±. ¡°Tuve que cambiar mis h¨¢bitos y alejarme de mi familia de la noche a la ma?ana y eso me ha hecho crecer personalmente. Adem¨¢s, deportivamente me he vuelto con un t¨ªtulo. Solo puedo estar contento¡±, a?ade.
Albert Sams¨® fue el elegido para dirigir al Aigle Noir, un joven club (fue fundado en 2009, poco despu¨¦s de que el pa¨ªs dejara atr¨¢s m¨¢s de 10 a?os de Guerra Civil) con sede en Makamba que actualmente pertenece a Chantal Reveriano Ntakirutimana, vicepresidente del gobierno burund¨¦s. ¡°La llegada fue chocante porque yo soy un t¨ªo normal que nunca ha aparecido en los medios de comunicaci¨®n y al aterrizar hab¨ªa una nube de periodistas esper¨¢ndome. C¨¢maras de televisi¨®n, fot¨®grafos, micr¨®fonos... Pens¨¦ que no ser¨ªa para m¨ª, pero estaba equivocado¡±, recuerda el catal¨¢n, que no tard¨® en ser conocido como ¡®el muzungu¡¯ (hombre blanco): ¡°Aqu¨ª veneran al hombre blanco. Y si est¨¢ relacionado con el mundo del f¨²tbol, m¨¢s. Los jugadores me recibieron con los brazos abiertos, aunque al principio me encontr¨¦ con el problema del idioma. No hablaba franc¨¦s, ni kirundi, ni suajili. Tuve la suerte de contar con un asistente local, exjugador del club, que sab¨ªa ingl¨¦s y hac¨ªa de int¨¦rprete. Con el tiempo fui aprendiendo franc¨¦s y superando esa barrera del idioma¡±. Sams¨® no tard¨® en hacerse respetar dentro del campo, y fuera se convirti¨® en una suerte de estrella del rock: ¡°Por la calle me paraban constantemente. Los m¨¢s j¨®venes sobre todo. Te quieren tocar, te piden fotos... Muchos tambi¨¦n ven¨ªan a ver los entrenos. Es bonito que te conozcan por tu trabajo¡±. No es de extra?ar, pues en Burundi el deporte rey es el f¨²tbol: ¡°Ves a muchos ni?os jugando en la calle. Con un bal¨®n de goma y descalzos. Es el deporte de las masas, mientras que los ricos, las ¨¦lites, juegan al b¨¢squet¡±.
Agua marr¨®n, magia negra y cocodrilos e hipop¨®tamos
Cuando Albert Sams¨® aterrizo en Burundi, la directiva del Aigle Noir le pidi¨® que preparara al equipo de cara a la temporada 2023/24. ¡°La plantilla era totalmente nueva y, de hecho, no ganamos nada durante la pretemporada. Despu¨¦s hicimos un torneo amistoso previo a la competici¨®n, lo ganamos y luego empezamos la liga con cinco victorias y un empate en las seis primeras jornadas. ?Qu¨¦ pas¨®? Que se emocionaron y cambi¨® la mentalidad. Como es l¨®gico, despu¨¦s perdimos alg¨²n partido y eso enfad¨® al presidente, que cuando se enfadaba no pagaba. Eso afect¨® al equipo¡±, rememora Albert Sams¨®, quien tuvo que lidiar con problemas de todo tipo: ¡°Me han puesto muchos palos en las ruedas. Al tema de los pagos puntuales podemos a?adir la falta de material, los cambios en los horarios o las dificultades en los desplazamientos. Es dif¨ªcil, pero al final te adaptas. No puedes llegar a un pa¨ªs extranjero e intentar cambiar la mentalidad o las costumbres de la gente¡±. A pesar de todo, el t¨¦cnico espa?ol considera que la temporada fue ¡°excelente¡±. De hecho, el Aigle Noir acab¨® la liga en quinta posici¨®n y consigui¨® alzarse con el t¨ªtulo de Copa, su primer trofeo desde 2019. ¡°Nadie daba un duro por nosotros. En cada eliminatoria, las apuestas dec¨ªan que no pas¨¢bamos. Nos daban un 1% de opciones y ganamos. Estos ¨²ltimos d¨ªas, la prensa hablaba de lo dif¨ªcil que es cambiar la mentalidad y la idea de juego del equipo en solo nueve meses. Me alegra ver que valoran mi trabajo¡±, apuntilla Sams¨®, quien se vio sorprendido por la calidad t¨¦cnica de sus futbolistas: ¡°T¨¦cnicamente, los jugadores de Burundi son s¨²per dotados. Su problema es la parte t¨¢ctica. Nunca la han trabajado y nota¡±.
El Aigle Noir cuenta con un estadio que podr¨ªa acoger a m¨¢s de 30.000 personas. Lleva en construcci¨®n 10 a?os... y a¨²n no se ha acabado. ¡°Van lentos porque all¨ª no hay maquinaria de construcci¨®n. Lo hacen a mano entre cuatro o cinco personas. La parte del p¨²blico est¨¢ totalmente terminada, pero las entra?as a¨²n est¨¢n en proceso¡±, descubre Albert Sams¨®, cuyos d¨ªas en Burundi daban comienzo a las 6 de la ma?ana: ¡°Entren¨¢bamos de 7 a 9 porque a partir de las 10 el calor es brutal. Pero los partidos se jugaban a las 15 para que hubiera sol. No hay luz artificial¡±. En ?frica, el entrenador catal¨¢n tuvo que habituarse a muchas cosas inimaginables en Espa?a, como que el agua de la ducha fuera marr¨®n -¡±estaba en un hotel de tres estrellas y el agua sal¨ªa caliente, pero marr¨®n. Es porque la tra¨ªan directamente del r¨ªo¡±- o que los futbolistas creyeran en la magia negra. ¡°Son todos s¨²per mega religiosos. Rezan antes de cada entrenamiento y cada partido y, por supuesto, usan magia negra. Los rivales tambi¨¦n, vienen y te echan una especie de polvos antes de que empiece la liga. Yo no s¨¦ si fue por el agua, pero estuve unos d¨ªas algo enfermo. El m¨¦dico me recet¨® unos medicamentos, pero no me recuperaba. Entonces un m¨¦dico del club me dijo que me hab¨ªan hecho magia negra por una l¨ªnea negra que ten¨ªa en el dedo. Me llev¨® a un curandero y me recuper¨¦ casi al momento. Ahora creo un poco en la magia negra. Pero poco, tambi¨¦n pudo ser casualidad¡±, explica medio en serio, medio en broma, Albert Sams¨®. A lo que no se acerc¨® el entrenador espa?ol fue a la majestuosa fauna burundesa: ¡°No me gustan mucho los animales, pero esto est¨¢ lleno de parques naturales. No te aconsejan adentrarte en el bosque porque puedes encontrarte con una serpiente y quedarte en el sitio. Cerca de donde viv¨ªa estaba el lago Tanganica. La gente lo usa como playa aun sabiendo que hay hipop¨®tamos y cocodrilos. Yo no me ba?¨¦, por supuesto¡±.