Mensaje equivocado
Jos¨¦ Alberto tom¨® una decisi¨®n sorprendente a la hora de confeccionar el once inicial del Racing en Villarreal: repetir la misma alineaci¨®n que gan¨® al Legan¨¦s. No porque fuera injusto premiar a los que jugaron la semana pasada, sino que recetara banquillo a tres titular¨ªsimos que en aquella ocasi¨®n fueron baja obligada, Juergen y Pombo por sanci¨®n y Matheus por lesi¨®n. Desde fuera, la inmensa mayor¨ªa entendimos que preferir la dupla formada por ??igo y Aldasoro en vez de a uno de ellos con el colombiano era por su mayor despliegue f¨ªsico y que la de mantener a Sangalli a costa de mandar al banco a Pombo primaba la defensa sobre el ataque. Lo de Baturina antes que Matheus, que son m¨¢s parecidos, ya va m¨¢s por gusto que por perfiles. Todo perfectamente l¨ªcito, faltaba m¨¢s. Para eso est¨¢n los entrenadores. Y no es que los que jugaron sean malos, no. El problema es que me dio la sensaci¨®n es que no solo los de fuera captamos ese mensaje, tambi¨¦n los de dentro. Los once. Y creo que, adem¨¢s, se equivocaron. Donde el m¨ªster pon¨ªa ¡®defender mejor¡¯ ellos entendieron ¡®defender m¨¢s¡¯. Y m¨¢s atr¨¢s.
Mereci¨® perder
Al t¨¦rmino del partido, el entrenador racinguista asegur¨® que el partido hab¨ªa sido ¡°parejo¡±. Me lo tomo como un homenaje a Dani Parejo, el magn¨ªfico futbolista que habitualmente da lecciones de f¨²tbol sobre ese mismo c¨¦sped de La Cer¨¢mica, porque como an¨¢lisis no me convence en absoluto. El partido no fue igualado. Salvo el resultado durante la mayor¨ªa del tiempo. Desde la intenci¨®n de los locales, que salieron a ganar, a la de los visitantes, que trasmit¨ªan toda la sensaci¨®n de darse con un canto en los dientes con el 0-0. Es verdad que cuando los amarillos sal¨ªan desde su porter¨ªa (pocas veces, porque el Racing no llegaba siquiera a tirar fuera), los de Jos¨¦ Alberto intentaban la presi¨®n alta, pero como la precisi¨®n local o la impericia visitante no propici¨® robos en campo rival, los c¨¢ntabros se met¨ªan en la cueva. Pero muy, muy al fondo, casi donde estaban las pinturas rupestres. Regalando incluso la franja inmediatamente fuera del ¨¢rea, en torno a la media luna. As¨ª lleg¨® el gol del empate (y con un rebote desafortunado, por supuesto), pero es que, con los pivotes hundidos dentro del ¨¢rea, hubo fortuna de que no hubiera penalizado antes Ram¨®n Terrats (buena pinta de futbolista) en un par de ocasiones ese abandono racinguista. El gol racinguista fue fant¨¢stico, pero cuesta recordar un par de veces m¨¢s en las que se acerc¨® al ¨¢rea rival. Una llegada de Mboula, un tiro alto de ??igo..., poca cosa. Tampoco en los cambios se vio otro ¨¢nimo. ?Quitar a ??igo Vicente en vez de a Sangalli para meter a Pombo era para ganar o para no perder??Estaba ayer mejor Aldasoro que ??igo (aunque ten¨ªa tarjeta, es cierto) para dejar el hueco a Juergen? Bueno, toca el Andorra, que como le dejen se va a llevar el bal¨®n al vestuario. Y si no le dejan, casi tambi¨¦n.
Recibe menos cr¨¦dito del que merece
Hay jugadores que, por lo que sea, caen de pie en una afición y otros a los que les cuesta mucho más llegar al corazón de la grada. Jordi Mboula es de estos últimos. Tal vez le penalice que siempre trasmite la sensación de que tiene potencial para hacer más cosas y más a menudo de lo que las hace. Es decir, que la mayoría creemos que puede marcar diferencias y que se conforma con menos. Puede ser, pero la realidad es que, más allá de opiniones, hace números. Lleva cuatro goles, cuatro golazos a cual más bonito, en las ocho jornadas en las que le ha dirigido José Alberto (¿qué pensará Romo, que le dio todos los minutos del mundo y no le devolvió ni un gol?), y en cada partido va dejando, además, llegadas al área rival con aroma de gol. Ahora mismo es intocable. Pero bueno, no se fien, que tampoco acierto tanto. Hace cuatro días hubiera dicho que Pombo y Juergen eran fijos en el once. De hecho, lo dije. Y me equivoqué.
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