Rubiales se refugia en una Motril dividida
El ya expresidente no apareci¨® por el estadio ni el pabell¨®n donde ten¨ªa pensado jugar. Divisi¨®n de opiniones entre sus conciudadanos.
![Rubiales se refugia en una Motril dividida](https://img.asmedia.epimg.net/resizer/v2/RO7LKAXSJXQZYOLVSLBM5DZWJA.jpg?auth=362ee95d0544517ead0d4d96a2655444d3931267e254667ab28dc7dbcc5b2fb2&width=360&height=203&focal=825%2C638)
Los focos este s¨¢bado estaban en Motril. Luis Rubiales anunci¨® que estar¨ªa en su pueblo para ¡°desconectar unos d¨ªas con la familia¡± e incluso desvel¨® que jugar¨ªa un partidillo con sus amigos, que cambi¨® de escenario y hora poco despu¨¦s. Porque los tres clubes de la ciudad: Motril, Costa Tropical y Puerta de Motril decidieron involucrarse y organizar un encuentro bautizado como ¡°Amigos de Rubiales¡± en favor de ya expresidente. Todo se precipit¨® por la ma?ana, despu¨¦s de que la plataforma feminista de Granada convocase una manifestaci¨®n a las puertas del estadio contra Rubiales. El Ayuntamiento con la alcaldesa Luisa Garc¨ªa Chamorro a la cabeza prohibi¨® la disputa del duelo que organizaban los clubes de la ciudad por ¡°posibles altercados p¨²blicos¡±. La pachanga que se iba a jugar en el Estadio Municipal Escribano Castillo no se jugar¨ªa y la manifestaci¨®n convocada por la plataforma feminista se suspendi¨®.
Rubiales era el tema m¨¢s comentado en la ciudad granadina. En lo bares y las calles todos opinaban sobre su conciudadano. ¡°?Lo est¨¢is matando! ?Lo juzg¨¢is sin pruebas!¡±, espetaba un motrile?o a la prensa que se congreg¨® a las puertas del estadio. Sin embargo, no pas¨® nada. Ni Rubiales apareci¨® ni hubo partido ni siquiera nos dejaron ver las instalaciones donde se iba a disputar el partido. Muy cerca estaba el pabell¨®n municipal donde Rubiales ten¨ªa pensado jugar la pachanga con sus amigos antes de la convocatoria de los clubes motrile?os. All¨ª, el equipo de f¨²tbol sala de la ciudad jugaba como cada s¨¢bado ajeno al revuelo que hab¨ªa fuera. C¨¢maras, fot¨®grafos y periodistas esperaban la aparici¨®n de Rubiales. Mientras, curiosos se acercaban a hablar sobre su conciudadano. ¡°Era un ni?o apasionado por el f¨²tbol, siempre estaba con el bal¨®n. Lo conoc¨ª desde muy peque?o¡±, nos cont¨® Jes¨²s junto a su nieto ataviado con la camiseta del Granada. ¡°No s¨¦ qu¨¦ ha pasado, pero est¨¢ siendo una cacer¨ªa. No lo habr¨¢ hecho bien, pero esto¡¡±, dec¨ªa. Muchos defensores de Luis, otros no tanto. ¡°Tiene que irse, lo que ha hecho no se puede consentir¡±, dec¨ªa otra motrile?a junto a sus amigas que afirmaban con la cabeza. ¡°Est¨¢ muy mal, menos mal que ya le han echado, aunque sea de aqu¨ª, no est¨¢ bien¡±, razonaba otra. Una ciudad que vive en duelo desde el asesinato de Encarna a manos de su marido y est¨¢ muy sensibilizada estos d¨ªas con la violencia de g¨¦nero. De hecho, en el Ayuntamiento una pancarta se posiciona contra la violencia de g¨¦nero.
No hubo manifestaci¨®n, pero s¨ª un reducido grupo de la plataforma feminista que se person¨® en la puerta del estadio ¡°por si aparece¡±. Dos de Almu?ecar y varias de Granada capital que se hab¨ªan desplazado hasta all¨ª. ¡°No pueden pasar estas cosas, tenemos que hacernos o¨ªr¡±, nos explicaron. En la otra parte de la ciudad, en el otro pabell¨®n municipal, adem¨¢s, se jug¨® un partido de mujeres como protesta contra su conciudadano. Otra forma de hacerse ver y o¨ªr.
Motril est¨¢ dividida entre los que le defienden y los que no. Aunque nadie sabe donde est¨¢ ¡®Luisito¡¯ ahora mismo...