M¨¢xima tensi¨®n en Riazor para el momento decisivo
Nueva pitada a Cano y c¨¢nticos de dimisi¨®n durante y despu¨¦s del empate del Deportivo ante el Alcorc¨®n. Rub¨¦n D¨ªez releva a Kuki como blanco de las iras de la grada blanquiazul.


El Deportivo quem¨® ante el Alcorc¨®n su ¨²ltimo cartucho para seguir aspirando al ascenso directo. Pero este s¨¢bado se quem¨® tambi¨¦n el ¨²ltimo puente entre Riazor y ?scar Cano. Uno ya con demasiadas grietas y que muestra la irreparable relaci¨®n entre el t¨¦cnico y la afici¨®n deportivista.
La tensi¨®n es m¨¢xima en el estadio herculino y las m¨¢s de 27.000 almas que acudieron ayer a Riazor recibieron a Cano con una sonora pitada. Es un ritual que se repite desde hace meses, aunque la m¨²sica de viento se ha intensificado en los ¨²ltimos tres encuentros ante Fuenlabrada, Ceuta y, sobre todo, Alcorc¨®n.
Menos habitual ha sido escuchar en casa el ¡°?scar Cano, dimisi¨®n¡± que ya conocen en los diferentes campos de Espa?a por donde ha pasado el Depor. El equipo iba respondiendo como local, pero ante el Alcorc¨®n la grada solicit¨® la marcha del entrenador en la primera parte, cuando Isi G¨®mez entr¨® por el lesionado Anto?ito - Trilli fue baja por enfermedad -, y en el minuto 65, cuando retir¨® del campo a Mario Soriano. Por supuesto, tambi¨¦n s¨®lo un segundo despu¨¦s de que el ¨¢rbitro se?alara el final del encuentro.
Rub¨¦n D¨ªez, nueva diana de la grada
Pero las quejas de los seguidores deportivistas no van ¨²nicamente dirigidas al banquillo. Los jugadores han sido conscientes durante todo el a?o de la responsabilidad que supone jugar en un campo que cada 15 d¨ªas se supera en asistencia. El playoff aparece en el horizonte y saben que contar¨¢n con el m¨¢ximo apoyo, pero tambi¨¦n con la m¨¢xima exigencia de una grada que pasa facturas si el rendimiento baja. El que est¨¢ ahora en el ojo del hurac¨¢n es Rub¨¦n D¨ªez, que no atraviesa su mejor momento de la temporada y termin¨® pitado, sustituyendo como blanco de las iras a un Kuki Zalazar que se retir¨® ovacionado un partido despu¨¦s de que fuera ¨¦l el increpado nada m¨¢s entrar en el terreno de juego.