
Estuvimos todo el d¨ªa viajando.
Primero en tren.
Despu¨¦s en avi¨®n hasta el aeropuerto de Andorra La Seu.
Luego desde all¨ª en autob¨²s hasta las monta?as.
Fue agotador.
Y muy emocionante.
Felipe y Alicia repet¨ªan todo el tiempo que deb¨ªamos disfrutar del viaje, pero tambi¨¦n estar concentrados para disputar las pruebas.
Laura insisti¨® en que est¨¢bamos representando al pueblo y que el mundo entero nos estar¨ªa observando.
Y, por ¨²ltimo, Benem¨¦rito repiti¨® mil veces:
¡ªM¨¢s vale que est¨¦is atentos, ese lugar es muuuuuy peligroso.
Al final, en la asamblea decidieron que el abuelo de Ocho nos acompa?ara.
Mi madre se qued¨® un poco chof, pero comprendi¨® que ella hab¨ªa viajado ya muchas veces con el equipo. Me ayud¨® a hacer la mochila, con el saco de dormir y la ropa y todo, y me dijo que le enviara una postal bonita desde los Pirineos.
El autob¨²s subi¨® y baj¨® por unas carreteras muy empinadas, cruzando varios desfiladeros.
¡ªMe estoy mareando ¡ªsuspir¨® Angustias.
¡ªBebe agua y no lo pienses ¡ªle dijo Benem¨¦rito.
¡ªPero es que¡ ¡ªintent¨® decir Angustias.
¡ªNo protestes tanto ¡ªle cort¨® Benem¨¦rito¡ª. En mi ¨¦poca ten¨ªamos que ir por carreteras mucho peores todos los d¨ªas para llegar al colegio y no pasaba nada. Los ni?os de hoy sois unos flojos.
El abuelo de Ocho result¨® ser muy estricto.
Todav¨ªa no hab¨ªamos llegado y ya echaba de menos a mi madre, con ella nos re¨ªamos m¨¢s.
¡ªBueno, bueno, mirad qu¨¦ bonito todo ¡ªintent¨® animarnos Laura, se?alando a trav¨¦s de la ventanilla¡ª. Es precioso¡
Ten¨ªa raz¨®n. Se ve¨ªan monta?as, una vegetaci¨®n muy frondosa, arroyos¡
¡ªMe hago pis, ?podemos parar? ¡ªdijo Ocho.
¡ªYo tengo hambre, necesito comer algo ¡ªa?adi¨® Tomeo.
¡ªA m¨ª me duele todo el cuerpo de tanto viaje ¡ªdijo Anita, estir¨¢ndose.
¡ªEs que llevamos muchas horas, creo que se me ha dormido la pierna ¡ªadmiti¨® Camu?as.
¡ªCada vez estoy m¨¢s mareado, todo me da vueltas ¡ªinsisti¨® Angustias.
Benem¨¦rito se plant¨® en medio del pasillo de un brinco.
¡ª?Silencio todos! ¡ªexclam¨®.
Nos mir¨® fijamente, con el ce?o fruncido.
¡ªEl pr¨®ximo que proteste, se vuelve a casa ¡ªavis¨®¡ª. Estoy hablando muy en serio. Vamos a pasar cuatro semanas muy intensas, rodeados de amenazas desconocidas. El que no est¨¦ preparado, que lo diga ahora y se vuelva.
Todos nos quedamos callados, observ¨¢ndole un poco asustados.
¡ªOs avis¨¦ en el pueblo: este campamento de verano es una trampa ¡ªsigui¨® Benem¨¦rito¡ª. Aqu¨ª solo sobreviven los m¨¢s fuertes. ?Mareos? ?Hambre? ?Pis? ?Una pierna dormida? ?Eso no es nada comparado con lo que nos espera all¨ª!
Ahora s¨ª que me agobi¨¦.
¡ªHombre, Benem¨¦rito, tampoco hace falta meter miedo a los ni?os ¡ªintercedi¨® Laura.
¡ª?S¨ª hace falta! ?S¨ª hace falta! ¡ªexclam¨® ¨¦l¡ª. ?Tienen que estar preparados! ?Vamos a una guerra! ?Ten¨¦is que comprenderlo!
Se gir¨® hacia el conductor del autob¨²s y le orden¨®:
¡ª?Pare ahora mismo!
El bus peg¨® un frenazo en aquella carretera que bordeaba un acantilado y se detuvo en el arc¨¦n.
¡ªSi alguien no quiere venir al campamento, que lo diga ahora o calle para siempre ¡ªbram¨® Benem¨¦rito¡ª. Es vuestra ¨²ltima oportunidad.
Mis compa?eros y yo nos miramos.
Ninguno nos atrevimos a levantar la mano y decir ?quiero volver a casa?.
Aunque en el fondo me parece que todos lo est¨¢bamos pensando.
No quer¨ªamos ir a una guerra.
Quer¨ªamos ir a un campamento de verano a pasarlo bien.
Subir en las tirolinas, ba?arnos en el r¨ªo, jugar al f¨²tbol...
Esas cosas.
¡ªAbuelo, nos est¨¢s asustando¡ mucho ¡ªmurmur¨® Ocho.
¡ª?Me alegro, deb¨¦is estar preparados para todo! ¡ªrespondi¨® Benem¨¦rito¡ª. Por ¨²ltima vez, ?alguien quiere volver a casa?
Un silencio helador recorri¨® el autob¨²s.
Alicia y Felipe tambi¨¦n se hab¨ªan puesto en pie, detr¨¢s del abuelo.
Nos miraban como diciendo ?no os preocup¨¦is, no va a pasar nada?.
Pero ellos tampoco se atrevieron a interrumpir a Benem¨¦rito.
Nadie abri¨® la boca.
¡ªMuy bien, si ninguno quiere regresar a casa, seguimos adelante ¡ªzanj¨® Benem¨¦rito¡ª. Pero no quiero m¨¢s quejas ni lamentos. ?En marcha, conductor!
El autob¨²s volvi¨® a arrancar.
Y continuamos el viaje a trav¨¦s de las monta?as.
¡ªSi os parece, podemos cantar una canci¨®n y as¨ª nos relajamos un poco ¡ªpropuso Laura¡ª. Venga, todos juntos: Un elefante se balanceaba sobre la tela de una ara?a¡
Empez¨® a cantar.
Los dem¨¢s la imitamos.
Como ve¨ªan que resist¨ªa,
fueron a llamar a otro elefante.
Dos elefantes se balanceaban
sobre la tela de una ara?a¡
Y as¨ª sucesivamente.
Tres elefantes¡ diez elefantes¡ veinte elefantes¡
Aquel viaje no terminaba nunca.
¡ª?T¨² crees que el abuelo Benem¨¦rito est¨¢ exagerando? ¡ªme pregunt¨® Helena, que iba sentada a mi lado.
¡ªYo no s¨¦¡ ¡ªcontest¨¦¡ª. O sea, me parece demasiado, pero no s¨¦¡
¡ªTodo el mundo quiere ir a ese campamento, seguro que est¨¢ chul¨ªsimo ¡ªapunt¨® Camu?as desde el asiento de atr¨¢s.
¡ªYo ya no quiero ir ¡ªsolloz¨® Angustias.
¡ªNi yo ¡ªse lament¨® Tomeo.
¡ª?Por qu¨¦ no hab¨¦is dicho nada? ¡ªpregunt¨® Ocho.
¡ªPorque tu abuelo impone mucho ¡ªconfes¨® Tomeo.
¡ªY porque tampoco quiero hacer el viaje de vuelta a casa yo solo ¡ªexplic¨® Angustias.
¡ªTienes FOMO ¡ªconcluy¨® Anita, mirando a Angustias¡ª. No te quieres perder nada, aunque no te apetezca.
¡ªNo me digas m¨¢s cosas raras, por favor te lo pido ¡ªsuplic¨® Angustias¡ª. Bastante tengo con lo que tengo.
¡ªPues yo estoy de acuerdo con el abuelo ¡ªintervino Toni¡ª. Sois unos flojos. No s¨¦ si est¨¢is preparados para aguantar las pruebas. Menos mal que ten¨¦is a Toni Superstar.
¡ªHablar de ti mismo en tercera persona, como si fueras otro, es un delirio de grandeza ¡ªse?al¨® Anita.
¡ªMira, listilla, eso que has dicho no me gusta¡ creo ¡ªreplic¨® Toni¡ª. Aunque la verdad, no s¨¦ muy bien qu¨¦ significa esa palabreja: delirio.
¡ªMi padre tiene un jard¨ªn de lirios ¡ªdijo Tomeo¡ª. Son unas flores preciosas, necesitan muchos cuidados¡
¡ªEso es otra cosa ¡ªexplic¨® Anita¡ª. Delirio de grandeza es cuando alguien se cree que tiene un poder superior.
¡ªBuah, entonces yo no tengo eso ¡ªasegur¨® Toni¡ª. Simplemente soy el mejor.
¡ª?Vamos, chicos, que no decaiga la canci¨®n! ¡ªnos anim¨® Laura, infatigable.
Muchos elefantes m¨¢s tarde¡ ?Llegamos a nuestro destino!
En cuanto bajamos del autob¨²s, nos quedamos con la boca abierta.

¡ªEs espectacular ¡ªdijo Marilyn, admirando el paisaje.
¡ªNo os fieis de la primera impresi¨®n ¡ªadvirti¨® Benem¨¦rito.
¡ªA partir de aqu¨ª tienen que seguir a pie ¡ªdijo el conductor.
Sacamos las mochilas del portaequipajes y, en un abrir y cerrar de ojos, el autob¨²s dio media vuelta y se fue.
Nos quedamos solos al borde de la carretera.
No se ve¨ªa a nadie por all¨ª.
Tampoco ning¨²n campamento.
Solo las monta?as imponentes delante de nosotros.
¡ªPues es precioso todo esto, eh, cu¨¢nta naturaleza ¡ªdijo Felipe.
¡ªS¨ª, precioso, pero nos han dejado aqu¨ª en medio, tirados y sin saber d¨®nde tenemos que ir ¡ªsuspir¨® Alicia.
¡ªHum ¡ªdijo Benem¨¦rito¡ª. Ya os avis¨¦ de que aqu¨ª nada es normal¡
No pudo seguir hablando.
Porque en ese momento¡
¡ª?Yuuuuuuhuuuuuuuuuuuuuuuuu!
Tras una colina, apareci¨® una chica subida a una bicicleta de cross.
Llevaba una antena con una bandera de un tr¨¦bol de oro.
Y nos saludaba con la mano, entusiasmada.
¡ª?Holaaaaaaaa, yuhuuuuuuuuuuuuuuu!
Detr¨¢s, surgieron otras tres bicicletas.
Todas se dirig¨ªan hacia nosotros.
Cruzaron entre las piedras, dejando tras de s¨ª un rastro de polvo.
En pocos segundos llegaron a nuestra altura. Derraparon a un lado de la carretera.
Montada en la primera bici iba una chica muy sonriente, con un casco amarillo. Nos salud¨® con amabilidad.
¡ªHola, soy Jolly, tengo doce a?os y¡ ?estoy muy feliz de daros la bienvenida al campamento El Tr¨¦bol!
En las otras bicicletas, iban otras tres chicas con un asombroso parecido a Jolly.
Cada una llevaba un casco de un color diferente.
¡ªHola, yo soy Polly, perdonad que hayamos llegado tarde, me pone muy triste que hay¨¢is tenido que esperar, lo siento.
¡ªHola, yo me llamo Dolly, no me mir¨¦is con esa cara de pasmados, s¨ª, somos igualitas las cuatro, ?qu¨¦ pasa?, ??alg¨²n problema!?
¡ªHola, y yo soy Molly, os aconsejo que teng¨¢is mucho cuidado por estas monta?as, son muy peligrosas, os podr¨ªais caer y haceros da?os y partiros algo, ay.
¡ª?Somos cuatrillizas, por si no os hab¨¦is dado cuenta! ??A que mola, ja, ja, ja!? ¡ªsolt¨® Jolly.
Aquello era asombroso.
Hab¨ªa conocido mellizos, incluso una vez a unos trillizos, pero¡ ??cuatrillizas!?
Era alucinante.
¡ªYo siempre estoy contenta ¡ªdijo Jolly¡ª. La vida es maravillosa, y tenemos mucha suerte de estar en el mejor campamento del mundo, lo vamos a pasar genial.
¡ªA m¨ª todo me pone triste ¡ªmurmur¨® Polly¡ª. Las personas casi siempre te decepcionan, y los lugares m¨¢s bonitos tambi¨¦n tienen su lado feo, y muchas veces me da por llorar sin venir a cuento, perdonad.
¡ªEstas son unas panolis, normal que siempre me tenga que enfadar ¡ªintervino Dolly¡ª. Mis hermanas son unas pavas de cuidado, no hay quien las aguante. Si ten¨¦is alg¨²n problema, acudid a m¨ª.
¡ªAyyyy, qu¨¦ nervios, a m¨ª las novedades me producen estr¨¦s y angustia y un poco de miedo ¡ªreconoci¨® Molly, bajando la vista¡ª. Portaos bien conmigo, por favor, estoy asustada, je, je.
¡ªMira, Angustias, esa Molly es como t¨² ¡ªle dijo Toni, d¨¢ndole un codazo.
¡ªNo, no, como yo no ¡ªrespondi¨® Angustias¡ª. Se ha re¨ªdo, y yo no me r¨ªo.
Aquellas cuatro ni?as eran¡ incre¨ªbles.
¡ªSon como las emociones de la pel¨ªcula esa ¡ªdijo Helena, sorprendida.
¡ªJusto lo estaba pensando: alegr¨ªa, tristeza, enfado y miedo ¡ªafirm¨® Anita.
¡ªNos lo dicen mucho ¡ªsonri¨® Jolly¡ª. ?A m¨ª me encanta esa pel¨ªcula! ?Y me encanta que nos parezcamos! Aunque nosotras somos de carne y hueso, no de dibujos, ja, ja, ja.
¡ª?Yo no me parezco en nada a ning¨²n est¨²pido dibujo! ¡ªprotest¨® Dolly.
¡ªYo s¨ª, yo no soy especial, soy muy vulgar, ya lo s¨¦ ¡ªse lament¨® Polly.
¡ª?Puede ser contagioso lo de la pel¨ªcula? ¡ªpregunt¨® Molly¡ª. Es que no querr¨ªa convertirme en un mu?eco o en una caricatura o algo peor, ayyyyyy...
¡ªSois espectaculares ¡ªdijo Helena, admirada¡ª. Me ca¨¦is genial.
¡ªEso de estar todo el rato alegres o tristes, ?lo hac¨¦is a prop¨®sito? ¡ªpregunt¨® Camu?as.
¡ªNos sale sin pensar ¡ªcontest¨® Polly¡ª. Es vergonzoso, ?verdad?
¡ª?Pues yo estoy muy orgullosa de ser as¨ª, y al que no le guste que se aguante! ¡ªbram¨® Dolly.
¡ªYa nos iremos conociendo mejor, ahora tenemos que llevaros al campamento, os va a fascinar, es un sitio taaaaan bonito ¡ªexplic¨® Jolly.
¡ªPerdonad a mi hermana que sea tan cursi ¡ªse disculp¨® Dolly¡ª. ?Es que es insoportable!
¡ªNo discut¨¢is, por favor, no aguanto las peleas, me entra congoja en el coraz¨®n y me pongo a temblar ¡ªpidi¨® Molly.
¡ª?A m¨ª tambi¨¦n me entra congoja con las peleas! ¡ªdijo Angustias.
¡ªLo que he dicho: Angustias y Molly, tal para cual ¡ªsentenci¨® Toni.
¡ªHola, ni?as, encantada, yo soy Laura, la alcaldesa de Sevilla la Chica ¡ªse present¨® la madre de Anita¡ª. ?Hay alg¨²n adulto en el campamento para recibirnos y explicarnos bien las cosas?
¡ªClaro, en cuanto lleguemos lo ver¨¦is y conocer¨¦is a todos ¡ªdijo Jolly, luciendo su gran sonrisa¡ª. Est¨¢ s¨²per bien organizado, es una maravilla.
¡ª?Es un caos, no hay quien se entere! ¡ªle contradijo Dolly¡ª. ?Vais a flipar en colores!
¡ªJolly y Molly siempre est¨¢n llev¨¢ndose la contraria, qu¨¦ l¨¢stima, de verdad ¡ªsusurr¨® Polly.
¡ªMe va a estallar la cabeza, es imposible que sepa qui¨¦n es qui¨¦n ¡ªdijo Tomeo.
¡ªEs facil¨ªsimo ¡ªdijo Jolly¡ª. Mira, Jolly, la alegre. Polly, la triste. Dolly, la enfadada. Y Molly, la miedosa.
¡ªYa, claro, como que me voy a acordar de eso ¡ªneg¨® Tomeo.
¡ªPues m¨¢s f¨¢cil todav¨ªa, chaval ¡ªintervino Dolly¡ª. Presta atenci¨®n a los cascos que llevamos cada una, est¨¢ chupado. Jolly, amarillo de alegr¨ªa; Polly, azul de tristeza; Dolly, que soy yo, rojo de enfado, y Molly, negro de miedo y angustia.
¡ªNo es f¨¢cil ¡ªmascull¨® Camu?as¡ª. Adem¨¢s, supongo que los cascos os los quitar¨¦is en alg¨²n momento¡
¡ªYo el azul no lo veo de tristeza, a m¨ª me parece un color muy alegre ¡ªindic¨® Ocho.
¡ªCu¨¢ntos problemas, qu¨¦ agobio ¡ªsolloz¨® otra vez Molly¡ª. Nadie sabr¨¢ nunca qui¨¦n somos cada una, es nuestro destino.
¡ªVenga, poco a poco nos iremos haciendo con los nombres y con todo ¡ªterci¨® Alicia¡ª. ?Vamos ya al campamento?
¡ªS¨ª, qu¨¦ remedio, vamos para all¨¢, espero que no os defraude demasiado ¡ªdijo Polly.
¡ª?Y c¨®mo vamos? ?Ten¨¦is bicicletas para todos? ¡ªpregunt¨® Felipe, entusiasmado.
¡ªQu¨¦ gracioso el barbas ¡ªresopl¨® Dolly¡ª. ?T¨² qu¨¦ te has cre¨ªdo! ?Aqu¨ª hab¨¦is venido a hacer ejercicio! Nosotras vamos en bici y vosotros¡ nos segu¨ªs a pie.
¡ª?Est¨¢ cerca? ¡ªinquiri¨® Laura¡ª. Yo es que no soy mucho de caminar, y menos por mitad del campo.
¡ª?Est¨¢ muy lejos! ¡ªexplot¨® Polly, y se ech¨® a llorar¡ª. ?Os vais a cansar much¨ªsimo, lo siento!
¡ªNo pasa nada ¡ªintent¨® consolarla Alicia.
¡ªS¨ª que pasa, Polly tiene raz¨®n, os vais a cansar mucho ¡ªdijo Molly¡ª. Y alguno puede que se caiga por el camino y se parta una pierna o un brazo o algo peor, tambi¨¦n puede haber desmayos por el agotamiento¡
¡ªYaaaaaaa, pero el trayecto es taaan bonito ¡ªdijo Jolly¡ª. ?En marcha, Soto Alto! ?Seguidnos, yuhuuuuuu!
¡ªId despacio, por favor ¡ªpidi¨® Laura.
¡ªSi vamos despacio, nos aburrimos, ?nos gusta darle ca?a! ¡ªasegur¨® Dolly.
Sin m¨¢s, las cuatro comenzaron a pedalear.
Y enfilaron con sus bicis a buen ritmo la colina que ten¨ªamos delante.
Cargamos nuestras mochilas.
Y comenzamos a seguirlas al trote.
¡ªMe han ca¨ªdo fenomenal las cuatrillizas, son muy originales ¡ªdijo Helena.
¡ª?No os fieis de ellas! ¡ªrepiti¨® una vez m¨¢s Benem¨¦rito, resoplando¡ª. A mis a?os y aqu¨ª dando botes entre las piedras como las cabras...
La verdad es que las cuatrillizas iban bastante deprisa.
Nos cost¨® seguirlas a pie.
Hab¨ªa muchas pendientes.
Arbustos.
Rocas.
Ni siquiera fuimos por un camino de tierra, era todo campo a trav¨¦s.
Las bicicletas cada vez estaba m¨¢s lejos de nosotros.
¡ªSi me desmayo, no me levant¨¦is, dejadme aqu¨ª tirado, por favor ¡ªsuspir¨® Tomeo con la lengua fuera.
¡ªMe ha dado flato ¡ªinform¨® Laura.
¡ªVamos, que no se diga, ?somos de Sevilla la Chica y no nos rendimos! ¡ªintent¨® animar Alicia¡ª. Adem¨¢s, esto es muy sano, mirad qu¨¦ aire tan puro.
¡ªYa, ya, pero vaya tela ¡ªprotest¨® Felipe.
En un momento determinado, las bicis desaparecieron de nuestra vista.
¡ªLo que faltaba, ahora nos hemos perdido ¡ªse lament¨® Laura.
Subimos otro desnivel.
Y entonces¡ ?lo vimos!
All¨ª estaba: El campamento de verano.
En mitad de un valle grandioso, lleno de ¨¢rboles enormes y verdes, rodeado de cuatro monta?as muy altas.
Al pie de un riachuelo, divisamos una larga fila de tiendas de campa?a.
Un poco m¨¢s all¨¢, una gran caba?a de piedra y un cartel de madera tallado a mano:
EL TR?BOL
Llegamos casi a rastras hasta el r¨ªo y una vez all¨ª, nos quitamos las mochilas y
nos dejamos caer sobre la hierba.
Est¨¢bamos agotad¨ªsimos.
¡ª?Ser¨¢ potable? ¡ªpregunt¨® Laura, mirando el agua cristalina del riachuelo.
¡ªPues claro, es un r¨ªo de alta monta?a, es la mejor agua que se puede beber ¡ªafirm¨® Alicia, dando un trago.
Enseguida, todos hicimos lo mismo.
Nos echamos agua por el rostro y la cabeza, para reanimarnos y dimos unos buenos tragos.
Estaba bastante fr¨ªa.
Jolly lleg¨® dando brincos hasta nosotros.
¡ªQu¨¦ guay, ha sido s¨²per divertido, casi no lleg¨¢is, ja, ja, ja ¡ªdijo.
¡ª?Podemos descansar un poco? ¡ªpregunt¨® Laura.
¡ª?Cu¨¢les son nuestras tiendas? ¡ªdijo Felipe.
¡ª?Est¨¢ ya lista la cena? ¡ªsuplic¨® Tomeo.
¡ªNo tan deprisa, ja, ja, ja ¡ªcontest¨® Jolly¡ª. Antes tenemos que saber en qu¨¦ equipo est¨¢is cada uno. Es uno de mis momentos favoritos.
¡ªBueno, nosotros somos del equipo Soto Alto F¨²tbol Club ¡ªdijo Marilyn.
¡ªEso es el pasado ¡ªexplic¨® Jolly¡ª. En el Tr¨¦bol se empieza desde cero, a cada uno le puede tocar un equipo distinto, es buen¨ªsimo, ya ver¨¦is.
La seguimos sin comprender nada.
?A qu¨¦ se refer¨ªa?
?Es que no ¨ªbamos a estar todos juntos en el mismo equipo?
Llegamos hasta una gran explanada.
Hab¨ªa un mont¨®n de ni?os y ni?as.
Al parecer, deb¨ªamos de ser los ¨²ltimos en llegar.
All¨ª estaban los ingleses del Manchester City.
Los argentinos del Boca Juniors.
Y los chinos del Tao Feiyu.
Todos parec¨ªan igual de desconcertados que nosotros.
En medio de la pradera, hab¨ªan clavado cuatro grandes banderas, cada una de un color: amarilla, azul, roja y negra.
Sujeta por las banderas, colgaba en lo alto una malla que cubr¨ªa casi toda la explanada.
¡ª?Escuchadme todos, pasmarotes, ha llegado el momento de la verdad! ¡ªgrit¨® Dolly.
¡ªPara participar en la gran competici¨®n El Tr¨¦bol de Oro, tendr¨¦is que formar parte de uno de estos cuatro equipos, ?a qu¨¦ es emocionante? ¡ªdijo Jolly.
Nadie nos hab¨ªa informado de aquello.
¡ª?Yo soy la capitana del equipo Alegr¨ªa, yuhuuuuuu! ¡ªexclam¨® Jolly, agitando la bandera amarilla.
¡ª?Yo, la capitana del equipo Enfado! ¡ªsigui¨® Dolly, dando una patada a la bandera roja.
¡ªYo la capitana del equipo tristeza, siento mucho si os toca conmigo ¡ªsuspir¨® Polly, moviendo ligeramente la bandera azul.
¡ªAy, yo soy la capitana del equipo miedo, angustia y oscuridad ¡ªse lament¨® Molly, escondida tras la bandera negra.
¡ªPerd¨®n ¡ªdijo Marilyn¡ª. ?Es obligatorio entrar en uno de esos equipos?
¡ªTotalmente, ?qu¨¦ te has cre¨ªdo? ¡ªrespondi¨® Dolly¡ª. Si no te gusta, ya puedes dar media vuelta y volver a casita. Nadie te obliga a permanecer en el campamento, espabilada.
¡ªPero nosotras queremos que os qued¨¦is, va a ser s¨²per genial ¡ªintercedi¨® Jolly¡ª. Cada equipo dormir¨¢ en una tienda y compartir¨¢ muchas cosas, es una experiencia muy enriquecedora.
Cruc¨¦ una mirada con Helena.
?Los jugadores del Soto Alto no ¨ªbamos a estar juntos?
?Tendr¨ªamos que competir en equipos distintos?
Era la primera vez que nos ocurr¨ªa algo as¨ª.
¡ªEs horrible, os van a separar, qu¨¦ pena tan grande ¡ªdijo Polly.
¡ªAlgunos lo pasar¨¢n fatal y puede que no soporten la presi¨®n, ayyyy ¡ªa?adi¨® Molly.
¡ª?C¨®mo se decide en qu¨¦ equipo est¨¢ cada uno? ¡ªpregunt¨® Toni.
¡ª?Eso es lo mejor de todo! ¡ªexclam¨® Jolly¡ª. Os ten¨¦is que poner entre las cuatro banderas, debajo de la malla. ?Vamos, vamos, todos adelante!
¡ªPerd¨®n, ?los adultos tambi¨¦n? ¡ªpregunt¨® Laura, un poco molesta.
¡ª?Tambi¨¦n, alcaldesa estirada, mayores y ni?os, vamos! ¡ªorden¨® Dolly.
Lentamente, llenos de dudas y de inseguridad, hicimos caso.
Todos los participantes nos colocamos bajo la malla, mir¨¢ndonos unos a otros de reojo.
Incluso Benem¨¦rito y Laura, tambi¨¦n se pusieron all¨ª a rega?adientes.
¡ªAhora se abrir¨¢ la malla y caer¨¢n sesenta balones, quince de cada color ¡ªcoment¨® Polly¡ª. Es muy triste, pero solo pod¨¦is coger un bal¨®n cada uno.
¡ªEl que coja m¨¢s de uno, o se quede sin bal¨®n¡ ay¡ ser¨¢ eliminado ¡ªavis¨® Molly.
Levantamos la vista, nerviosos.
Pod¨ªa divisarse la sombra de aquellos balones de distintos colores sobre nuestras cabezas.
¡ªEntonces, el equipo que te toque depender¨¢ de la pura suerte ¡ªdijo Anita¡ª. Yo cre¨ªa que ser¨ªa algo m¨ªstico, dependiendo de la personalidad de cada uno.
¡ªTe vas a sorprender, ji, ji, ji ¡ªdijo Jolly¡ª. En el Tr¨¦bol pasan cosas m¨¢gicas, ya ver¨¢s. Nada es por casualidad. En realidad, vosotros no eleg¨ªs. Es el bal¨®n el que os elige a vosotros¡ ?Me s¨²per encanta!
Respir¨¦ hondo y alargu¨¦ las manos, preparado para coger uno de esos balones.
?Cu¨¢l me tocar¨ªa?
Yo creo que en general era bastante alegre, quiz¨¢ me tocaba uno amarillo.
Aunque a veces me pon¨ªa un poco triste o me enfadaba, los balones azul o rojo podr¨ªan tocarme.
Y miedo tambi¨¦n ten¨ªa, sobre todo por las noches, tampoco me extra?ar¨ªa que me tocara uno negro.
Pasara lo que pasara, aquello marcar¨ªa mi futuro en el campamento.
Ufffffffffff¡
¡ª?Tres¡ dos¡ uno! ?Que la suerte os acompa?e, espabilados! ¡ªgrit¨® Molly.
En ese instante, la malla se abri¨® y¡ ?cayeron de golpe todos los balones!
Hubo gritos y empujones.
Un bal¨®n pas¨® entre mis manos y se me resbal¨®.
Al bajar la vista me top¨¦ con Helena: ?hab¨ªa atrapado un bal¨®n amarillo!
Tambi¨¦n vi a Toni. ?Ten¨ªa un bal¨®n rojo!
Y a Angustias. ?Sujetaba un bal¨®n negro!
El abuelo Benem¨¦rito sujetaba un bal¨®n rojo.
Felipe, uno de color azul¡
?Ten¨ªa que atrapar yo alguno o me eliminar¨ªan!
Al fin, casi a ciegas, recog¨ª uno de los balones del suelo.
Lo mir¨¦.
Era de color¡