¡ªPor favor, cu¨¦ntanos qu¨¦ te ha pasado ¡ªdijo mi madre.
¡ªDilo de una vez, nos tienes en ascuas ¡ªinsisti¨® mi padre.
Helena y yo miramos a nuestro amigo, que estaba atacado de los nervios.
Angustias levant¨® la canoa con ambas manos y¡ ?Se puso a hacer un bailecito!
Nunca hab¨ªa visto a Angustias as¨ª.
¡ª??Qu¨¦ haces!? ¡ªexclam¨® Helena.
¡ªHa perdido la cabeza ¡ªmurmur¨¦.
¡ªEs que¡ es que¡ ?estoy muy contento! ¡ªgrit¨® Angustias.
¡ªPues hace un segundo parec¨ªa que estabas angustiado ¡ªdijo mi madre.
¡ªEso tambi¨¦n¡ angustiado¡ y contento¡ ?todo a la vez! ¡ªrespondi¨® Angustias.
¡ªSu¨¦ltalo ya ¡ªpidi¨® mi padre.
¡ªResulta que el comandante Corominas dijo que ten¨ªamos que hacer la yincana con canoa ya mismo ¡ªexplic¨® Angustias¡ª. Empezamos en el r¨ªo, ten¨ªamos que encontrar una llave de la caba?a y luego una bandera de cada equipo, era muy dif¨ªcil. Los del Manchester City iban en cabeza y los del Boca Juniors se dedicaban a hundir las canoas de los otros equipos, y todos estaban muy nerviosos y discut¨ªan y se echaban agua¡ y yo me apart¨¦ y me escond¨ª, as¨ª que nadie se fij¨® en m¨ª¡ ?y encontr¨¦ la llave oculta entre unas piedras de la orilla! ?Y abr¨ª la caba?a! ?Y coloqu¨¦ la bandera del Soto Alto en el m¨¢stil! ???He ganado la yincana!!! ???Toma, toma, toma!!!
Le miramos con los ojos muy abiertos.
?Angustias hab¨ªa ganado la yincana en canoa!
?Menuda sorpresa!
?Hab¨ªa ido dando saltitos por el camino de tierra, celebrando su victoria!
Continu¨® dando brincos hacia el campamento, feliz.
Vi¨¦ndole as¨ª, no parec¨ªa Angustias.
Le seguimos hasta que llegamos a la explanada frente a la caba?a.
Efectivamente, all¨ª ondeaba la bandera con el escudo del Soto Alto.
La yincana hab¨ªa terminado.
A los pies del m¨¢stil se hab¨ªan agolpado casi todos los participantes.
Marilyn, Ocho, Camu?as y los dem¨¢s recibieron a Angustias como un h¨¦roe.
¡ª?Incre¨ªble! ¡ªdijo Marilyn¡ª. ?Eres un crack, Angustias!
¡ª?Lo hemos conseguido! ¡ªbram¨® Toni¡ª. Bueno, sobre todo t¨², angustiado, enhorabuena, menuda potra.
Ocho y Tomeo abrazaron a Angustias.
Felipe y Alicia le subieron en hombros.
¡ª?Oe, oe, oe, Angustias, oe, oe, oe! ¡ªcorearon todos.
¡ªPrimero, Ocho en el waterpolo, ahora Angustias en la yincana¡ ¡ªdijo Laura¡ª. ?Este campamento transforma a los ni?os, ja, ja, ja!
Entre risas y aplausos, le mantearon.
Los otros participantes hac¨ªan comentarios de todo tipo, algo decepcionados por no haber ganado.
Un gran marcador se encendi¨®, con los puntos que hab¨ªa obtenido cada equipo en esta prueba:
Soto Alto: 10 puntos
Manchester City: 8 puntos
Boca Juniors: 6 puntos
Por lo visto, los ingleses hab¨ªan llegado en segunda posici¨®n con la bandera.
A continuaci¨®n, se actualiz¨® el c¨®mputo general de la competici¨®n:
1? Boca Juniors: 22 puntos
2? Manchester City: 21 puntos
3? Soto Alto: 19 puntos
¡ªGanamos la yincana y el waterpolo, y aun as¨ª seguimos los ¨²ltimos ¡ªse lament¨® Felipe.
¡ªDemasiado bien vais para lo malos que sois ¡ªgru?¨® el abuelo Benem¨¦rito.
¡ªMatem¨¢ticamente, los tres equipos tenemos posibilidades de ganar ¡ªcalcul¨® Anita¡ª, dependiendo de lo que pase en la ¨²ltima prueba.
¡ªOlvidaos de ganar ¡ªreplic¨® Benem¨¦rito¡ª. Y aunque gan¨¦is, olvidaos de llevaros ning¨²n trofeo. Todo esto es una p¨¦rdida de tiempo¡
¡ªAbuelo, no seas cascarrabias ¡ªintervino Ocho¡ª. ?Acabamos de ganar la yincana contra todo pron¨®stico!
¡ªYa, ya, eso s¨ª, nadie daba un duro por vosotros ¡ªrezong¨® una vez m¨¢s Benem¨¦rito.
En ese momento, un pitido rasg¨® el aire y nos dej¨® a todos medio sordos.
¡ª?Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!
El comandante Corominas estaba all¨ª en medio, fuera de s¨ª.
Nos se?alaba a mis padres y a m¨ª como si fu¨¦ramos un fantasma.
¡ª?Vosotros no pod¨¦is estar aqu¨ª! ¡ªexclam¨®.
¡ªNo se lo tome as¨ª, comandante, que le va a dar algo ¡ªcontest¨® mi madre.
¡ª?Estabais expulsados! ¡ªdijo Corominas.
¡ªPerd¨®nelos, comandante ¡ªintercedi¨® Helena¡ª. Es que me he perdido por el bosque. Por suerte me han encontrado y me han tra¨ªdo de vuelta al campamento.
¡ªPobrecita la ni?a ¡ªdijo mi padre, disimulando.
¡ªPerfecto, pues ahora largo, fuera de aqu¨ª ¡ªsentenci¨® Corominas, se?alando el camino de regreso.
¡ªNos ir¨ªamos encantados, pero se ha estropeado el motor de la caravana y no arranca ¡ªdijo mi madre¡ª. Tendremos que quedarnos hasta que lo arreglemos. Qu¨¦ l¨¢stima, de verdad.
Corominas resopl¨®.
¡ªNo me gusta esto, no me gusta ¡ªdijo.
¡ªA nosotros tampoco, pero no tenemos m¨¢s remedio ¡ªsuspir¨® mi madre¡ª. La aver¨ªa es cosa seria, la correa de transmisi¨®n o algo de eso...
Corominas emiti¨® un sonido, como un animal enfadado.
¡ªGrrrrrrrrr¡
¡ªAgradecemos mucho su comprensi¨®n y hospitalidad, comandante, es usted un buen hombre ¡ªa?adi¨® mi padre.
El comandante parec¨ªa muy contrariado.
¡ªEst¨¢ bien, est¨¢ bien ¡ªacept¨®¡ª. Pero comp¨®rtense, hagan el favor. Y tengan controlado a ese ni?o, es un gamberro de tomo y lomo.
¡ªCuidado con lo que dice de mi hijo ¡ªle advirti¨® mi madre¡ª. Le hemos informado por cortes¨ªa, pero ni este campamento ni estas monta?as son suyas. Nos quedaremos todo el tiempo que necesitemos, faltar¨ªa m¨¢s.
¡ª?PIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!
Corominas hizo sonar el silbato a pleno pulm¨®n.
Incluso los guardias que le acompa?aban temblaron.
¡ªYa veo que ha recuperado el silbato, comandante pitiditos ¡ªdijo mi madre, arqueando las cejas.
¡ªAlg¨²n gracioso me lo hab¨ªa escondido ¡ªrespondi¨® Corominas¡ª. Pero al final la ley siempre triunfa.
Ambos se miraron desafiantes.
¡ªHaya paz ¡ªmedi¨® Laura¡ª. No han tenido m¨¢s remedio que regresar, ahora todos tan amigos.
¡ªS¨ª, tan amigos¡ pero mucho ojito ¡ªmusti¨® Corominas.
Mi madre abri¨® la boca y dijo lo que estaba deseando decir:
¡ª?Pamplinas!
Y dio media vuelta.
Corominas, muy enfadado, se encamin¨® a la caba?a, seguido de los seis guardias.
¡ª?Y vosotros por qu¨¦ me segu¨ªs a todas partes? ??Es que no ten¨¦is nada mejor que hacer!? ¡ªgrit¨® Corominas.
¡ªS¨ª, comandante¡ perd¨®n, comandante¡
En cuanto entr¨® en la caba?a, todos los participantes empezaron a murmurar.
Que si era un mand¨®n.
Que si era muy raro que mis padres y yo hubi¨¦ramos vuelto al campamento.
Que si Angustias estaba tan contento que parec¨ªa otro.
Mis padres, Helena y yo nos miramos.
Ten¨ªamos que seguir adelante con el plan.
Solo hab¨ªa un problemilla.
Las ¨²nicas que no estaban en la explanada eran precisamente las cuatrillizas.
Ni rastro de ellas.
¡ªMe alegra que hayas regresado, Pakete ¡ªdijo Camu?as.
¡ªYo tambi¨¦n, estaba deseando volver con el equipo ¡ªrespond¨ª¡ª. Por cierto, ?hab¨¦is visto a las cuatrillizas?
¡ªNi idea ¡ªdijo Marilyn¡ª. Poco despu¨¦s de empezar la yincana, desaparecieron.
¡ªEstar¨¢n haciendo sus cosas de cuatrillizas ¡ªdijo Tomeo, rasc¨¢ndose la cabeza¡ª. ?Vamos ya a cenar?
¡ªPero si todav¨ªa no han llamado ¡ªindic¨® Ocho.
¡ªDeben estar a punto, las tripas me hacen ruidos, esa se?al no falla nunca ¡ªasegur¨® Tomeo.
Estaba atardeciendo.
En unos minutos llamar¨ªan para la cena. Y luego mandar¨ªan a todo el mundo a las tiendas de campa?a.
Helena se hab¨ªa alejado del grupo.
Estaba hablando con Parker Parkenson.
No s¨¦ qu¨¦ le estar¨ªa diciendo, pero no me gustaba que siempre estuvieran con secretitos.
Y menos ahora que ten¨ªamos una misi¨®n tan importante en marcha.
Mi padre nos mir¨® a mi madre y a m¨ª.
¡ªLo mejor ser¨¢ que nos dispersemos ¡ªpropuso¡ª. As¨ª tendremos m¨¢s posibilidades.
¡ª?M¨¢s posibilidades de qu¨¦? ¡ªle pregunt¨® Felipe.
¡ªDe¡ o sea¡ ya me entiendes¡ m¨¢s posibilidades as¨ª en general ¡ªrespondi¨® mi padre, aturullado.
¡ªNi caso, Emilio est¨¢ muy nervioso por culpa de la aver¨ªa ¡ªintent¨® justificarle mi madre¡ª. Es que la correa de transmisi¨®n tiene mucha tela, je, je.
¡ªYo s¨¦ mucho de motores, puedo echar un vistazo a la caravana ¡ªse ofreci¨® el abuelo Benem¨¦rito.
¡ªHombre, qu¨¦ sorpresa, Benem¨¦rito, muchas gracias¡ªdijo mi padre, atragant¨¢ndose¡ª. Pero ya nos ocupamos nosotros, esta caravana es un modelo muy reciente, no creo que lo conozcas, casi todo el sistema es el¨¦ctrico...
¡ªOs noto un poco raros desde que hab¨¦is vuelto ¡ªdijo Alicia¡ª. ?Pasa algo?
Mis padres y yo suspiramos, agobiados.
¡ªNooooooooooooooooooooooooooooo ¡ªcontestamos los tres a la vez.
De acuerdo, no est¨¢bamos disimulando muy bien.
En ese momento, se acerc¨® Angustias y nos se?al¨®:
¡ª?Lo que les pasa es que han descubierto al ladr¨®n del Tr¨¦bol de Oro! ?Son las cuatrillizas! ?En realidad, han vuelto para buscar pruebas, lo de la aver¨ªa es una excusa que se han inventado!
Lo dijo del tir¨®n.
Todos nos miraron at¨®nitos.
¡ª?Eso es verdad? ¡ªpregunt¨® Laura.
¡ªResponded, ?es cierto lo que ha dicho Angustias? ¡ªrepiti¨® Laura.
¡ªS¨ª, o sea¡ las cuatrillizas son las ladronas ¡ªasinti¨® mi madre.
¡ªY nosotros estamos aqu¨ª en una misi¨®n secreta ¡ªconfirm¨® mi padre, bajando la voz¡ª. Aunque ahora que lo sab¨¦is todos, ya no es muy secreta.
¡ª?Las cuatrillizas son las ladronas? ¡ªpregunt¨® Benem¨¦rito¡ª. ?Esas mocosas? ?Est¨¢is seguros?
¡ª?C¨®mo lo sab¨¦is? ¡ªpregunt¨® Alicia.
¡ªLo sabemos porque todo encaja ¡ªexpliqu¨¦¡ª. Ellas son las que mejor conocen la zona. Estaban aqu¨ª las primeras, antes que nadie. Y saben muy bien cu¨¢l es el valor del trofeo. Y d¨®nde esconderlo. ?Y todo!
Me miraron con escepticismo.
¡ªVale, tambi¨¦n lo sabemos porque salen en una foto que hizo Helena por la noche ¡ªadmit¨ª¡ª. Se las ve al fondo, junto a la orilla, arrastrando el Tr¨¦bol de Oro.
Todos los presentes emitieron un ?ooooooooooooh?.
¡ªSi eso es as¨ª, ?por qu¨¦ no lo cont¨¢is y que las detengan? ¡ªinquiri¨® Anita.
¡ªMuy buena pregunta ¡ªafirm¨® mi padre¡ª. Porque esa foto es muy oscura y no se distingue bien. ?Necesitamos una prueba s¨®lida, irrefutable!
¡ªPara eso hemos vuelto ¡ªdijo mi madre¡ª. Para desenmascarar a las ladronas y recuperar el trofeo.
¡ªCon la ayuda de todos, seguro que lo conseguimos ¡ªafirm¨¦.
¡ª?Podemos rodearlas y acusarlas y hacer que confiesen! ¡ªdijo Toni.
¡ªNo, no, no ¡ªrebat¨ª¡ª. No hay que acusar a nadie. Tenemos que disimular y conseguir una prueba antes.
¡ªVale, vale ¡ªdijo Camu?as¡ª. Entonces¡ ?nos dividimos en grupos y no les quitamos el ojo de encima! ?Vamos a espiarlas a saco!
¡ªQue nooooo, tampoco es eso ¡ªdije¡ª. Se trata de que no se note que las estamos espiando. Debemos seguir haciendo cosas normales, como dar un paseo, o un ba?o en el r¨ªo¡
¡ªO cenar ¡ªpropuso Tomeo.
¡ªA ver si lo entiendo ¡ªrecapitul¨® Alicia¡ª. Quer¨¦is que seis adultos y nueve ni?os espiemos a las cuatrillizas sin que se note. ?Y qu¨¦ buscamos exactamente?
¡ª?Aj¨¢, esa es la cuesti¨®n! ¡ªasinti¨® mi padre¡ª. Buscamos el Tr¨¦bol de Oro, claro. Pero tambi¨¦n nos puede valer una pista, una prueba, un indicio, una conversaci¨®n sospechosa¡
¡ª?No tiene sentido! ¡ªgru?¨® el abuelo Benem¨¦rito como de costumbre¡ª. ?Para qu¨¦ queremos m¨¢s indicios ni pistas si ya sabemos qui¨¦nes son las ladronas? ?Est¨¢is mareando la perdiz! ?Agarremos a esas sinverg¨¹enzas y que confiesen!
¡ª?Eso es lo que yo he dicho! ¡ªintervino Toni.
¡ª?Y si lo niegan todo? ?Y si no confiesan? ¡ªdijo mi padre, desesperado¡ª. En ese caso, todo se desmoronar¨ªa, ellas se pondr¨ªan a la defensiva y ya no podr¨ªamos pillarlas. No hay que acusarlas hasta que tengamos una prueba s¨®lida.
¡ª?Bobadas! ?Podemos acusarlas ahora mismo! ¡ªinsisti¨® el abuelo.
¡ª?Yo soy detective, soy el profesional! ¡ªexclam¨® mi padre, perdiendo la paciencia¡ª. ?Hacedme caso o no sacaremos nada en claro!
¡ª?Yo tengo m¨¢s a?os que nadie aqu¨ª! ¡ªbram¨® Benem¨¦rito¡ª. ?Y por experiencia s¨¦ que cuanto antes se afronten estas cosas mucho mejor!
¡ªEn eso a lo mejor lleva raz¨®n el abuelo ¡ªsugiri¨® mi madre¡ª. Al fin y al cabo, son ni?as, no criminales.
¡ª?Juana! ?T¨² tambi¨¦n? ¡ªdijo mi padre¡ª. Estamos en un punto crucial del caso. ?Hay que disimular, seguirlas, espiarlas! ?Hay que obtener una prueba!
¡ª?Lo que hay que hacer es rega?arlas, ponerles un buen castigo y san se acab¨®! ¡ªreplic¨® Benem¨¦rito.
¡ªSon dos estrategias distintas, ambas interesantes ¡ªintercedi¨® Felipe¡ª. ?Y si votamos?
¡ªEso, votemos ¡ªle secund¨® Laura.
¡ª?Qu¨¦ ocurre? ?Qu¨¦ vot¨¢is? ¡ªpregunt¨® Helena, acerc¨¢ndose.
¡ªResulta que los mayores son igual que nosotros¡ªmurmur¨® Ocho¡ª. Tambi¨¦n terminan votando porque no se ponen de acuerdo.
¡ªVamos a votar la estrategia a seguir con las cuatrillizas y el robo ¡ªresumi¨® mi padre.
¡ªCre¨ªa que eso estaba claro ¡ªdijo Helena.
¡ªYo tambi¨¦n lo cre¨ªa ¡ªse quej¨® mi padre.
Laura se puso en medio y dijo:
¡ªQue levanten la mano los que quieran seguir con el plan de Benem¨¦rito. Acusar ya mismo a las cuatrillizas en p¨²blico hasta que confiesen.
El abuelo Benem¨¦rito levant¨® la mano. La propia Laura tambi¨¦n. Y mi madre. Toni. Marilyn. Ocho. Y Tomeo.
¡ªAhora que levanten la mano los que est¨¦n a favor de mi plan ¡ªdijo mi padre¡ª. Seguir a las cuatrillizas disimuladamente hasta obtener una prueba.
Mi padre levant¨® su mano. Tambi¨¦n Alicia. Felipe. Camu?as. Anita. Helena. Y yo.
Marilyn cont¨® los votos y recapitul¨®:
¡ªEmpate a siete.
Anita nos se?al¨® y dijo:
¡ªQu¨¦ interesante. Si os fij¨¢is, los del grupo rojo y negro han votado por Benem¨¦rito. Y los del azul y amarillo, por Emilio.
¡ªEs una muestra muy reveladora de las distintas personalidades ¡ªcoment¨® Felipe¡ª. Est¨¢ claro que tiene que significar algo.
¡ªSignifica que los tristes y los que van de alegres no tienen ni idea de la vida real ¡ªzanj¨® Benem¨¦rito¡ª. Venga, ?qui¨¦n falta por votar?
Todas las miradas se dirigieron a¡
¡ªAngustias ¡ªdijo mi madre¡ª. ?Por qu¨¦ no has votado?
¡ªYo me abstengo, ya me he esforzado mucho en la yincana, estoy agotado ¡ªrespondi¨® Angustias¡ª. A m¨ª dejadme tranquilo.
¡ªEntonces, ?c¨®mo desempatamos? ¡ªpregunt¨® mi padre.
Una voz rompi¨® el silencio:
¡ªI can vote!
Todos nos volvimos hacia la voz.
Se trataba de¡ ?Parker Parkenson!
¡ªI can vote ¡ªrepiti¨®, sonriendo, ajust¨¢ndose su gorra con el n¨²mero 1.
¡ªDice que ¨¦l puede votar ¡ªtradujo Anita.
¡ªPero ?este muchacho tambi¨¦n sabe todo lo que ha pasado? ¡ªdijo mi madre, asombrada.
¡ªSe lo he contado yo ¡ªadmiti¨® Helena.
¡ªSe lo cuenta todo ¡ªdijo Camu?as, encogi¨¦ndose de hombros.
Parker se acerc¨® a m¨ª y me dijo:
¡ªSorry, yo antes pensar que t¨² ladr¨®n, perdona, yo disculpar.
¡ªHum ¡ªcontest¨¦.
¡ªParker Parkenson, como capitana tengo que decirte varias cosas ¡ªsolt¨® Marilyn¡ª. No nos caes bien. Eres un chulito. Un metomentodo. Por tu culpa expulsaron a Pakete. Ah, y siempre vas de guay. Pero, ya que est¨¢s aqu¨ª¡ yo digo que votes.
¡ªNo puede votar, no es del Soto Alto ¡ªrebati¨® Toni.
¡ª?Votamos para decidir si Parker puede votar? ¡ªpropuso Camu?as.
¡ªDejaos de historias ¡ªcort¨® Alicia, y se dirigi¨® directamente al portero ingl¨¦s¡ª. Venga, ?qu¨¦ opinas? Tu voto desempata.
Le observamos expectantes.
¡ªYo votar que todos espiar quadruplets ¡ªasegur¨® Parker.
¡ªQuadruplets significa cuatrillizas ¡ªexplic¨® Anita.
¡ªMola c¨®mo suena: ¡°quadruplets¡± ¡ªsonri¨® Ocho.
¡ªEspiar a ellas ¡ªsigui¨® Parker¡ª. Todos espiar hide¡ disimular¡ y buscar prueba de robo.
¡ªBien votado ¡ªdijo mi padre¡ª. Hala, pues ya est¨¢, ha ganado la opci¨®n m¨¢s l¨®gica: la que yo propon¨ªa, ejem.
¡ªTodos a espiar a saco, ?me encanta! ¡ªa?adi¨® Camu?as.
¡ª?Podemos ver esa famosa foto, Helena? ¡ªpregunt¨® Ocho.
Helena sac¨® su tel¨¦fono m¨®vil y todos nos arremolinamos a su alrededor.
Mostr¨® la fotograf¨ªa en la que se ve¨ªa a Tomeo y a m¨ª fuera de la tienda de campa?a en plena noche.
Ampli¨® la foto con los dedos. All¨ª estaban las cuatrillizas en una esquina de la imagen, junto a la orilla.
Una arrastraba el Tr¨¦bol de Oro.
Y las otras tres la segu¨ªan a unos pocos pasos de distancia.
¡ªEst¨¢ muy oscuro¡ y borroso ¡ªdijo Ocho.
¡ªTodo esto es un disparate ¡ªgru?¨® el abuelo Benem¨¦rito¡ª. Esa foto no demuestra nada.
¡ªPor eso necesitamos una prueba m¨¢s clara ¡ªrecord¨¦.
¡ªHelena se ha saltado las reglas del campamento y tiene su m¨®vil, ayyyyy ¡ªse lament¨® Angustias¡ª. Y las cuatrillizas son las ladronas, ayyyyyy. Con lo bien que me ca¨ªa Molly, ayyyyyyyyy. ?Y pensar que hace un momentito estaba tan contento con la yincana, ayyyyyyyyyyyyyyyyyy!
Despu¨¦s de aquello, nos organizamos: el plan era muy simple.
Permanecer en el campamento muy atentos, observando a las cuatrillizas.
Seguir todos sus movimientos hasta que las pill¨¢ramos. Durante la cena, las cuatrillizas tampoco aparecieron por la caba?a.
?Era imposible espiarlas si ni siquiera estaban all¨ª!
A lo mejor se hab¨ªan ido con el trofeo robado y no volv¨ªan nunca.
O quiz¨¢ lo estaban escondiendo en otro lugar.
El caso es que desde nuestro regreso no hab¨ªa ni rastro de ellas.
Tras la cena, recogimos todo y el comandante Corominas hizo tres anuncios.
El primero, que al d¨ªa siguiente por la ma?ana se disputar¨ªa la ¨²ltima competici¨®n, el f¨²tbol: un partido triangular entre los tres equipos.
El segundo, que despu¨¦s de terminar el f¨²tbol, se acabar¨ªa el campamento por ese a?o. Teniendo en cuenta las circunstancias excepcionales, hab¨ªan decidido acortar la duraci¨®n. Todos los participantes volver¨ªan a casa antes de lo previsto.
Repiti¨® dos veces lo de ¡°circunstancias excepcionales¡±.
Y el tercer anuncio¡ uf, el tercero fue que yo pod¨ªa quedarme en el campamento con mis compa?eros. Pero no pod¨ªa participar en el partido. Segu¨ªa castigado.
Le rogu¨¦ al comandante que me dejara jugar.
Mi padre trat¨® de interceder.
Mis entrenadores tambi¨¦n.
Incluso mi madre pidi¨® disculpas para que me permitiese jugar.
Pero nada, fue inflexible.
¡ªEs mi ¨²ltima palabra: el ni?o Pakete no juega ¡ªsentenci¨®¡ª. ?Todos a descansar, que ma?ana ser¨¢ un gran d¨ªa!
Y de remate, hizo sonar el silbato.
¡ªPiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii.
Al menos, me dej¨® pasar aquella ¨²ltima noche con mis amigos.
En la tienda de campa?a, est¨¢bamos un poco desanimados.
¡ªSolo tenemos unas horas para descubrir una prueba definitiva del robo y ganar un partido de f¨²tbol contra los dos mejores equipos del mundo ¡ªresumi¨® Camu?as.
¡ªAyyyyyyyyyyyyyyyyy ¡ªsuspir¨® Angustias.
¡ª?Cre¨¦is que tenemos alguna posibilidad de conseguirlo? ¡ªpregunt¨® Ocho.
¡ªPues claro, ?y sab¨¦is por qu¨¦? ¡ªdijo Helena.
¡ª?Porque encontramos un tr¨¦bol de cuatro hojas? ¡ªapunt¨® Marilyn.
¡ª?Porque nos lo merecemos? ¡ªdijo Toni.
¡ª?Porque hemos cenado salchichas rellenas y natillas de postre que estaban buen¨ªsimas? ¡ªdijo Tomeo, relami¨¦ndose.
¡ªPor una raz¨®n mucho m¨¢s importante ¡ªasegur¨® Helena¡ª. ?Porque somos los Futbol¨ªsimos!
¡ªAh, eso s¨ª.
¡ªClaro.
¡ªYa te digo.
¡ªY cuanto m¨¢s dif¨ªciles se ponen las cosas¡ m¨¢s nos esforzamos ¡ªcontinu¨® Helena¡ª. Venga, equipo, ?vamos a ganar ma?ana el triangular?
¡ª?S¨ª! ?S¨ª! ?A por ellos!
¡ª?Y vamos a pillar a las cuatrillizas con las manos en la masa?
¡ª?S¨ª! ?Tambi¨¦n! ?Aunque no aparezcan por ninguna parte!
¡ªPues venga, a dormir ¡ªzanj¨® Helena¡ª. Ma?ana en cuanto salga el sol nos pondremos en marcha. ?Nos espera un gran d¨ªa por delante!
Cerramos los sacos y tratamos de descansar.
No era f¨¢cil con tantas emociones.
Esta vez no se trataba de resolver un misterio.
Se trataba de poder demostrarlo.
Era casi m¨¢s dif¨ªcil.
A trav¨¦s de una rendija en la cremallera de la tienda de campa?a, pod¨ªa ver las estrellas en el cielo.
Casi sin darme cuenta, se me cerraron los ojos.
Cuando volv¨ª a abrirlos, los primeros rayos de sol brillaban.
Y cuatro rostros me miraban fijamente.
All¨ª delante estaban¡ ?Las cuatrillizas!