Junto al r¨ªo, unos metros m¨¢s all¨¢, vi una figura que se mov¨ªa sigilosamente.
?Qui¨¦n ser¨ªa aquella sombra?
Como estaba tan oscuro, no pude distinguirlo bien.
Imposible saber de qui¨¦n se trataba.
Fuera quien fuera, arrastraba un bulto muy pesado¡ ?el Tr¨¦bol de Oro!
Era el ladr¨®n.
All¨ª mismo.
Delante de nuestras narices.
¡ªTomeo¡ Tomeo¡ mira¡ ¡ªse?al¨¦, tratando de no hacer ruido.
Pero mi amigo estaba a lo suyo.
Retorci¨¦ndose de lo inflado que estaba.
Se sujetaba la barriga.
¡ªNunca volver¨¦ a comer tanto, lo prometo ¡ªse lament¨®.
¡ªTomeo, mira all¨ª, por favor ¡ªinsist¨ª.
¡ªEspera, espera, que me parece que¡ s¨ª¡ s¨ª¡ ¡ªdijo.
Y en ese momento, ocurri¨®.
Tomeo¡ ?se tir¨® un pedo!
Pero no un pedo cualquiera.
Un pedo monstruoso.
Un pedo gigantesco que debi¨® o¨ªrse por todo el valle.
?PRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR!
No me gusta hablar de pedos.
Ni siquiera me gusta decir la palabra ?pedo?.
Pero fue lo que sucedi¨®.
¡ªUy, perd¨®n ¡ªse disculp¨® Tomeo¡ª. Es que estoy muy empachado y tengo gases.
De inmediato, alguien abri¨® la cremallera de la tienda de campa?a.
Y se asomaron los dem¨¢s.
¡ª?Qu¨¦ ha sido eso? ?Un oso? ¡ªpregunt¨® Angustias, temblando.
¡ª?D¨®nde vais a estas horas? ¡ªdijo Ocho.
¡ªNo se puede salir de la tienda ¡ªrecord¨® Marilyn.
¡ªEs que me encontraba un poco mal, y Pakete me ha acompa?ado fuera ¡ªexplic¨® Tomeo.
¡ªPero ?y ese ruido? ?Ha pasado algo? ¡ªdijo Camu?as, alarmado.
¡ªVaaaale, he sido yo, me he tirado un pedo ¡ªadmiti¨® Tomeo, bajando la voz¡ª. Ahora ya me encuentro mucho mejor, qu¨¦ momento m¨¢s malo¡
Camu?as empez¨® a re¨ªrse como si fuera lo m¨¢s gracioso del mundo.
¡ª?Pedo! ?Pedo! ?Tomeo se ha tirado un pedo, ja, ja, ja! ¡ªdijo.
¡ª?Pedo, prrrrrrrrrrrrrrrrr! ?Ja, ja, ja! ¡ªsigui¨® Toni.
¡ª?De qu¨¦ os re¨ªs? ¡ªintervino Helena¡ª. ?O¨ªs la palabra pedo y os part¨ªs de risa? ?Es que ten¨¦is cinco a?os ahora?
¡ªLo siento ¡ªdijo Camu?as, aguant¨¢ndose la risa.
¡ªYo tambi¨¦n, es que ha sido un ruido gigantesco, cre¨ªa que hab¨ªa ocurrido algo grave ¡ªcontinu¨® Toni.
Miraron a Tomeo, conteni¨¦ndose.
Anita dijo:
¡ªLos pedos son ventosidades, gases naturales del cuerpo humano.
Y eso ya fue el colmo.
¡ªLo de Tomeo no ha sido natural, parec¨ªa que iba a estallar el campamento, ja, ja, ja ¡ªasegur¨® Camu?as.
¡ªPRRRRRRRRRRRRR, ja, ja, ja ¡ªdijo Toni.
Y todos a re¨ªr otra vez.
Incluidas Helena y Anita.
Hasta el propio Tomeo se rio.
Tal vez, en otras circunstancias, yo tambi¨¦n me habr¨ªa re¨ªdo.
Pero en aquel momento no me hac¨ªa ninguna gracia.
?Acababa de ver al ladr¨®n cruzar con el Tr¨¦bol de Oro!
???Y lo ¨²nico que les preocupaba era un pedo!!!
¡ª?Por favor, acaba de ocurrir una cosa muy importante! ¡ªexclam¨¦.
¡ªYa, ya, Tomeo el pedorretas, se ha tirado el pedo m¨¢s importante del verano, ja, ja, ja ¡ªcontest¨® Camu?as.
Y venga a re¨ªrse otra vez.
Aquello era imparable.
Busqu¨¦ con la mirada cerca del r¨ªo.
La figura que hab¨ªa visto un rato antes hab¨ªa desaparecido.
Di unos pasos hacia all¨ª y nada.
Ni rastro.
¡ª??Se puede saber qu¨¦ hac¨¦is!?
La voz cavernosa del comandante Corominas surc¨® la oscuridad.
¡ª?Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii! ?Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!
Hizo sonar su silbato y se plant¨® delante de nuestra tienda.
¡ª??C¨®mo os atrev¨¦is a salir de la tienda en mitad de la noche!? ¡ªbram¨® Corominas¡ª. Sois unos irresponsables, unos desobedientes, unos¡ ?Piiiiiiiiiiii!
¡ªCuando ya no sabe qu¨¦ decir, usa el silbato ¡ªapunt¨® Helena.
¡ª?Silencio! ¡ªorden¨® Corominas.
De las otras tiendas, fueron llegando el resto de participantes.
¡ªWhat?s happening? ¡ªpregunt¨® una de las ni?as inglesas, con cara de sue?o.
¡ªYa est¨¢n los del Soto Alto li¨¢ndola ¡ªdijo el chico argentino de grandes gafas.
¡ªSe escapan en mitad de la noche y luego lo pagamos todos ¡ªa?adi¨® Rosaura, la mujer argentina.
Tambi¨¦n aparecieron nuestros entrenadores y Laura.
¡ª?No me dig¨¢is que os hab¨¦is vuelto a escapar! ¡ªexclam¨® la alcaldesa¡ª. ?Sois lo peor!
¡ªNo, mam¨¢, de verdad que no¡ ¡ªintent¨® explicarse Anita.
Los otros seis guardias forestales llegaron al trote.
¡ª?Os dije que vigilarais las tiendas! ¡ªgrit¨® Corominas¡ª. ?No se les puede dejar solos ni un minuto a estos granujas!
¡ªPerd¨®n, comandante ¡ªse disculp¨® uno de los agentes, el m¨¢s joven.
¡ª?Ni perd¨®n, ni perd¨®n! ¡ªestall¨® Alexander Corominas¡ª. ?Tenemos una responsabilidad! ?Y esa responsabilidad la vamos a cumplir! ?Quiero orden! ?Quiero disciplina! Quiero¡ quiero¡ ?Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii! ?Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!
Todo el mundo se asom¨® con curiosidad.
¡ªTranquil¨ªcese, hombre de Dios, que le va a dar un pasmo ¡ªdijo Felipe.
¡ªTanto tocar el silbato no puede ser bueno ¡ªcoment¨® Alicia.
¡ª?Quiero una explicaci¨®n! ?Qu¨¦ ha pasado aqu¨ª? ¡ªpregunt¨® Corominas, muy serio.
Levant¨¦ la mano y respond¨ª:
¡ªVer¨¢, comandante, hace un momento he salido con mi compa?ero Tomeo a tomar el aire, porque estaba un poco mareado, ?y he visto al ladr¨®n all¨ª mismo! ?Junto al r¨ªo! ?Arrastraba el Tr¨¦bol de Oro! ?Luego ha desaparecido!
¡ª????QU?!!!?
Un murmullo recorri¨® el lugar.
Miraron hacia el lugar que yo se?alaba, pero ya no hab¨ªa nadie.
¡ª??Has visto al ladr¨®n con el trofeo!? ¡ªdijo Helena, sorprendida.
¡ª?Y por qu¨¦ no nos has dicho nada? ¡ªpregunt¨® Marilyn.
¡ª?Si no me hab¨¦is dejado! ¡ªme justifiqu¨¦¡ª. Venga a re¨ªros con el pedo de Tomeo¡ ?Y mientras el ladr¨®n ha cruzado el campamento sin que nadie lo detuviera!
¡ªSois unos gamberros, sal¨ªs sin permiso de la tienda, os tir¨¢is pedos, y encima ahora os invent¨¢is como excusa que hab¨¦is visto al ladr¨®n ¡ªdijo Corominas, enfadado¡ª. ?Esto es intolerable! Es¡ ?Piiiiiiiiiiiiiiiii! ?Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!
¡ªPerd¨®n, comandante, el pedo me lo he tirado yo ¡ªconfes¨® Tomeo¡ª, es que he cenado demasiado. Pero ya estoy mucho mejor, gracias.
¡ª?Lo del ladr¨®n es cierto! ¡ªinsist¨ª¡ª. ?Llevaba el Tr¨¦bol de Oro! ?Estaba ah¨ª mismo, en la orilla del r¨ªo! ?Lo prometo!
¡ª?Ya est¨¢ bien! ?Se acab¨®! ¡ªbram¨® Corominas¡ª. ?Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii! ?Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!
A este paso, nos iba a dejar sordos.
Despu¨¦s de los pitidos, se hizo el silencio.
¡ª?Todos de vuelta a las tiendas de campa?a! ?YA! ¡ªorden¨® el comandante¡ª. Ma?ana a primera hora empezaremos con la competici¨®n de waterpolo en el r¨ªo. Hasta ese momento no quiero o¨ªr ni un ruido o habr¨¢ consecuencias.
¡ªPero el ladr¨®n¡ ¡ªtrat¨¦ de decir.
¡ª?Ni ladrones, ni pedos, ni nada! ¡ªme cort¨®¡ª. ?No hay excusas! ?Vamos, vamos, todo el mundo a dormir! ?Y vosotros, los agentes forestales, a vigilar, quiero que est¨¦is muy atentos toda la noche! ?Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!
Los guardias se cuadraron y formaron un per¨ªmetro en torno a las tiendas.
Nosotros regresamos sin rechistar.
Una vez dentro de la tienda, nos acomodamos de nuevo en los sacos.
¡ªGracias por ayudarme antes ¡ªme dijo Tomeo.
¡ªDe nada ¡ªrespond¨ª, a¨²n desconcertado¡ª. Os aseguro que vi al ladr¨®n, no me lo estoy inventando.
¡ªYo no vi a nadie, lo siento ¡ªmusit¨® Tomeo.
¡ªPuede que te lo imaginaras, Pakete, est¨¢ muy oscuro ¡ªse?al¨® Anita.
¡ªO puede que el pedo te nublara la vista, prrrrrrrrrrrrrrrr, ja, ja, ja ¡ªbrome¨® Toni.
Volvieron a re¨ªrse.
Pero yo sab¨ªa lo que hab¨ªa visto.
¡ªYo s¨ª te creo, Pakete ¡ªdijo Helena.
¡ªYo tambi¨¦n ¡ªse sum¨® Ocho¡ª, m¨¢s o menos.
¡ªYo tambi¨¦n. Adem¨¢s, mejor pensar que era el ladr¨®n y no un fantasma ¡ªcoment¨® Angustias.
¡ªSuponiendo que fuera el ladr¨®n ¡ªintervino Camu?as¡ª. ?Por qu¨¦ iba a cruzar el campamento arriesg¨¢ndose a que le pillaran?
¡ªNi idea ¡ªcontest¨¦¡ª. A lo mejor quer¨ªa esconder el trofeo en la orilla del r¨ªo, o puede que se lo estuviera llevando lejos, no puedo saberlo¡
¡ª?Os hab¨¦is fijado qui¨¦n no estaba ah¨ª fuera cuando todos se han asomado? ¡ªpregunt¨® Helena.
Con todo el l¨ªo, no me hab¨ªa parado a pensar en eso.
¡ªYa s¨¦ lo que vais a decir ¡ªcontest¨® Ocho¡ª. Mi abuelo no ha aparecido. Pero eso no significa nada. Quiz¨¢ se ha quedado dentro de la tienda de campa?a.
¡ªO quiz¨¢ es el ladr¨®n ¡ªse?al¨® Camu?as.
¡ªTampoco estaban por ninguna parte las cuatrillizas ¡ªrecord¨® Marilyn¡ª. Siguen siendo sospechosas, en mi opini¨®n. Son las que mejor conocen todo esto.
¡ªTampoco he visto a Parker ¡ªafirm¨® Toni¡ª. Estaban todos los de su equipo, pero de ¨¦l, ni rastro.
¡ªExacto ¡ªdijo Anita¡ª. Parker Parkenson fue quien acus¨® al abuelo Benem¨¦rito, ?os imagin¨¢is que fuera el ladr¨®n?
¡ªYo no me lo imagino, porque estaba en la tirolina con nosotros cuando se produjo el robo ¡ªle defendi¨® Helena.
¡ªCosas m¨¢s raras se han visto ¡ªsuspir¨® Angustias.
¡ªNo s¨¦ qui¨¦n ser¨¢ el ladr¨®n, pero lo que s¨ª s¨¦ es que lo he visto hace unos minutos ¡ªdijo¡ª. Era una silueta junto al r¨ªo y arrastraba el trofeo robado. Eso es lo ¨²nico seguro.
¡ªSeguiremos investigando, para eso somos los Futbol¨ªsimos ¡ªpropuso Marilyn¡ª. Pero ahora vamos a dormir, que ma?ana nada m¨¢s levantarnos tenemos la prueba de waterpolo.
¡ªNos dar¨¢n el desayuno antes, ?verdad? ¡ªdijo Tomeo, agobiado¡ª. Hacer deporte sin una buena alimentaci¨®n puede ser peligroso, eso lo sabe todo el mundo.
¡ªHace un momento estabas empachad¨ªsimo, ?y ya est¨¢s pensando en comer? ¡ªpregunt¨¦.
¡ªEstoy bien ¡ªrespondi¨® Tomeo.
¡ªGracias al pedo, prrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr, ja, ja ¡ªdijo Toni.
¡ªEs que no hay nada como un prrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr para ponerse bueno, ja, ja, ja ¡ªapunt¨® Camu?as.
Mis compa?eros volvieron a re¨ªrse.
Todos hac¨ªan pedorretas con la boca y se part¨ªan de risa.
El propio Tomeo tambi¨¦n se re¨ªa.
En ese momento, me di cuenta de que yo era el ¨²nico que a¨²n no se hab¨ªa re¨ªdo.
¡ªHaz una pedorreta, Pakete, mola mucho ¡ªme anim¨® Ocho¡ª. Prrrrrrrrrrrrrr, ja, ja, ja¡
Me daba corte.
Pero me anim¨¦.
Y con la boca hice:
¡ªPRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR.
Ya s¨¦ que es una tonter¨ªa, pero me sent¨® bien.
Mis amigos se rieron conmigo.
¡ª?Silencio! ¡ªorden¨® uno de los agentes forestales que hac¨ªa guardia.
Nos quedamos callados, aguantando la risa.
Justo antes de dormirme, alguien me cogi¨® de la mano.
Gir¨¦ la cabeza para ver de qui¨¦n se trataba.
Era Helena con hache.
Esta vez no pensaba soltarla.
Me qued¨¦ dormido agarrado a ella.
Por fin pude descansar despu¨¦s de un d¨ªa muy largo.
So?¨¦ que jug¨¢bamos al waterpolo y que el agua del r¨ªo estaba muy fr¨ªa. Yo temblaba y temblaba hasta que¡
?WHAAAASH!
Me despert¨¦ de golpe.
Alguien me hab¨ªa echado un chorro de agua en el rostro.
Mir¨¦ a mi alrededor.
Ya era de d¨ªa.
La tienda estaba vac¨ªa, mis compa?eros hab¨ªan salido.
De pie, asomado desde fuera, estaba el comandante Corominas, con una cantimplora abierta.
¡ª?Se te han pegado las s¨¢banas, jovencito? ¡ªme dijo¡ª. Vamos, arriba, que empieza la competici¨®n. ?Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!
Vaya manera de empezar el d¨ªa.
Me tiraba agua a la cara para despertarme y me pegaba un pitido.
Puff.
Me puse en pie y sal¨ª de la tienda de campa?a.
Aunque era temprano, hac¨ªa un sol espectacular.
Todos los participantes se arremolinaban en la orilla del r¨ªo, ni?os y mayores.
Al parecer, estaba a punto de empezar la prueba de waterpolo.
Tomeo lleg¨® corriendo a mi altura.
¡ªMira, nos han dado un batido de leche y frutas, una manzana y una barrita de cereales para desayunar, est¨¢ buen¨ªsimo ¡ªdijo, mostr¨¢ndome una peque?a bolsa¡ª. He cogido el tuyo, si no lo quieres, me lo puedo tomar yo.
¡ªTrae, gracias ¡ªrespond¨ª, cogiendo mi desayuno.
No ten¨ªa mucha hambre, pero no quer¨ªa que Tomeo se volviera a empachar.
¡ªAh, y nos ha tocado el primer partido contra el Manchester City ¡ªanunci¨® mi compa?ero¡ª. Date prisa, est¨¢ a punto de empezar¡
Sali¨® corriendo hacia el r¨ªo.
Le segu¨ª. All¨ª estaba el Soto Alto, calentando a las ¨®rdenes de nuestros entrenadores.
¡ªLo bueno del waterpolo es que son equipos de siete jugadores, igual que en el f¨²tbol siete ¡ªdijo Felipe¡ª. Lo malo es que¡ no tenemos ni idea de c¨®mo se juega, je, je.
¡ªNo os preocup¨¦is ¡ªintervino Alicia¡ª. Un recordatorio r¨¢pido: en el waterpolo no se puede coger el bal¨®n con las dos manos, no se puede salpicar ni hacer ahogadillas, no se puede esconder el bal¨®n bajo el agua¡
¡ªPues vaya, no se puede hacer nada divertido ¡ªprotest¨® Camu?as.
Laura lleg¨® corriendo, muy contenta.
¡ªMirad, nos han dado unos gorros azules para el partido ¡ªdijo¡ª. Son muy chulos, ?verdad?
Nos los pusimos. La verdad es que apretaban bastante. Eran unos gorros de waterpolo con protecci¨®n especial en las orejas por los posibles balonazos.
¡ªA ti a lo mejor no te caben, orejas, je, je ¡ªle dijo Toni a Camu?as.
¡ªEres muy gracioso ¡ªreplic¨® el portero¡ª. Ya ver¨¢s durante el partido, lo voy a parar todo.
¡ª?Con las orejas? ¡ªpregunt¨® Toni¡ª. Ja, ja, ja¡
¡ªYa est¨¢ bien ¡ªle cort¨® Alicia¡ª. Concentraos. En realidad, esto es como el f¨²tbol, solo que en el agua. Jugaremos con Camu?as en porter¨ªa; Angustias, Tomeo y Marilyn en defensa; Helena y Toni en el medio, y Pakete arriba, de delantero.
¡ªEn waterpolo al delantero centro se le llama pivot o boya ¡ªaclar¨® Anita.
¡ªPues eso, Pakete de boya ¡ªconfirm¨® Alicia¡ª. Lo importante es que jugu¨¦is en equipo, como siempre.
Unos gritos llegaron desde la otra orilla.
¡ª?So-to-Al-to-ga-na-r¨¢! ?RA-RA-R?!
Eran mis padres, sonriendo y aplaudiendo, entusiasmados.
Nos saludaron con la mano.
Helena me dijo en voz baja:
¡ªTus padres tampoco estaban anoche en el campamento cuando sali¨® todo el mundo.
¡ªSeguro que dentro de la autocaravana ni se enteraron ¡ªles justifiqu¨¦¡ª. Cuando duermen, no oyen nada.
Por un momento, pens¨¦ en la posibilidad de que mis padres fueran los ladrones. Era totalmente absurdo. Mi padre hab¨ªa sido polic¨ªa y ahora era detective privado. Se dedicaba justo a resolver robos. Adem¨¢s, ellos no eran unos delincuentes.
Borr¨¦ la idea de la cabeza y me centr¨¦ en el partido.
¡ªVenga, muchachos, que llev¨¢is un rosco en la competici¨®n ¡ªdijo el abuelo Benem¨¦rito, acerc¨¢ndose¡ª. A ver si espabil¨¢is un poco.
¡ªGracias, abuelo, estamos muy mentalizados ¡ªdijo Ocho.
¡ªT¨² de suplente otra vez, ?verdad? ¡ªle contest¨® el abuelo¡ª. Casi mejor, que esos tienen pinta de que os van a golear.
Enfrente de nosotros estaban los jugadores del Manchester City. Llevaban puestos unos gorros blancos, supongo que para diferenciarlos de nosotros.
Parker Parkenson levant¨® las manos y exclam¨®:
¡ªI¡¯m Big Parker! The best goalkeeper in the world!
Sus compa?eros contestaron:
¡ªThe beeeeeeeeeeeeeeeeeeeest!
¡ªWe¡¯re the Big City! The best team in the world! ¡ªgrit¨® Parker.
¡ªThe beeeeeeeeeeeeeeeeeeeest! ¡ªcorearon todos.
¡ªDicen que son los mejores del mundo ¡ªtradujo Anita.
¡ªYa, ya, les hemos entendido ¡ªdijo Marilyn.
¡ª?Al agua, equipo! ¡ªbram¨® Alicia.
Entramos en el r¨ªo.
A pesar de que el sol brillaba en lo alto, estaba muy fr¨ªa.
¡ªCreo que se me ha congelado el pie, ay ¡ªsuspir¨® Angustias.
¡ª?Si es que sois unos flojos! ¡ªgru?¨® Benem¨¦rito.
Hab¨ªan colocado dos porter¨ªas sobre el agua, enganchadas a unos ¨¢rboles.
Los jugadores del Manchester City se zambulleron en perfecta coordinaci¨®n.
¡ªWe¡¯re the beeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeest! ¡ªclamaron al un¨ªsono.
Nosotros nos fuimos colocando poco a poco.
Aunque apenas cubr¨ªa, la corriente arrastraba el agua con fuerza, no resultaba sencillo moverse.
De pie en la orilla, el comandante Corominas mostr¨® un bal¨®n amarillo con l¨ªneas negras.
¡ª?Bienvenidos al waterpolo-r¨ªo! ?Voy a ser vuestro ¨¢rbitro! ¡ªanunci¨®¡ª. ?Quiero juego limpio! ?El partido se dividir¨¢ en cuatro tiempos de cuatro minutos!
¡ªSiempre todo de cuatro en cuatro ¡ªmurmur¨® Helena.
¡ªAh, y una cosa muy importante ¡ªsolt¨® Corominas¡ª. Al finalizar la prueba de waterpolo, ?el equipo con menos puntos ser¨¢ expulsado del campamento! ???Hay que espabilar!!!
Ahora s¨ª, nos concentramos.
?bamos los ¨²ltimos en la clasificaci¨®n.
Si quer¨ªamos tener alguna oportunidad de seguir, deb¨ªamos ganar.
Parker Parkenson sonri¨® de oreja a oreja y me se?al¨®.
¡ªFut-bo-l¨ªs-ti-cos out ¡ªdijo, vocalizando cada s¨ªlaba.
Y movi¨® el pulgar hacia abajo.
¡ªYa veremos ¡ªrespond¨ª.
Los jugadores del Boca Juniors y del Tao Feiyu se arremolinaron para ver nuestro partido, despu¨¦s llegar¨ªa su turno.
¡ª?Empezaremos con un bote neutral! ¡ªdijo Corominas¡ª. ?Lanzar¨¦ la pelota al aire y un jugador de cada equipo saltar¨¢ para hacerse con la posesi¨®n!
Como jugador m¨¢s adelantado del Soto Alto, me toc¨® a m¨ª.
Por parte del Manchester City, se prepar¨® su delantera: una jugadora alt¨ªsima.
El comandante hizo sonar el silbato.
¡ª?Piiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!
Y lanz¨® el bal¨®n sobre el r¨ªo.