Lautaro ahoga la euforia

Lautaro Mart¨ªnez pinch¨® el globo, recogi¨® el confeti y, como un vecino que madruga y quiere silencio, agu¨® la fiesta en el Reale Arena. La Real puso todas las herramientas para cenarse a todo un subcampe¨®n de Europa, pero la jerarqu¨ªa del Inter le dej¨® sin un triunfo que le pertenec¨ªa en justicia. Desde el minuto 79, el equipo de Imanol fue desangr¨¢ndose por falta de piernas. No se puede jugar con los mismos en el Bernab¨¦u y tres d¨ªas despu¨¦s en el torneo m¨¢s exigente del mundo por clubes. La Champions pasa factura en casos como estos. El Inter, un bloque que asusta por su tarjeta de 13 goles en cuatro partidos en la Serie A, se vio contra las cuerdas, pero sali¨® de ellas con la pegada descomunal de Lautaro, un ¡®nueve¡¯ letal. Tres disparos de los de San Siro en toda la velada y solo uno a puerta. No les hace falta m¨¢s para puntuar. Es su oficio, sacar petr¨®leo de la nada. Odriozola regres¨® cinco a?os despu¨¦s y Barrenetxea se visti¨® de artista junto con Merino y Brais.

La inc¨®gnita de c¨®mo iba a procesar la Real esta d¨¦cada de ausencia en el gran torneo continental, en el cielo del f¨²tbol europeo, se despej¨® con el saque inicial. El pitido del colegiado ingl¨¦s Oliver fue la se?al para que una manada de bisontes se desatara en estampida camino de la meta de Sommer. Se quiso convencer a base de empuje de que est¨¢ a la altura de este evento que se trabaj¨® durante un largo a?o con aquel par¨¦ntesis mundialista incluido. Lanz¨® una presi¨®n furibunda y desnud¨® los problemas del Inter para sacar la pelota jugada desde atr¨¢s. Desfigur¨® a un enemigo notable que iba de naranja che, como si no cuadrase con su categor¨ªa ni el esp¨ªritu que exhib¨ªa sobre el c¨¦sped ni los colores. Pero err¨® a la hora de rematar la faena, y en este tipo de escaparates eso lo pagas caro.

El equipo de Imanol fue un ejemplo de c¨®mo se domina al rival. En la primera parte fue mejor en todos los aspectos del f¨²tbol. Empez¨® subido al b¨®lido de Barrenetxea y desnivel¨® pronto el marcador. Un cabezazo de Brais desviado, un remate de Barrene a la madera y el gol. Todo en cuatro minutos. Un tanto que arranc¨® con el agobio de un incansable Oyarzabal a Bastoni. El torpe central se trastabill¨® al tratar de cambiar de direcci¨®n y se fue al suelo ante el aliento cercano del capit¨¢n txuri-urdin. Agarr¨® esa pelota sin due?o Brais, qui¨¦n si no, y defini¨® raso con potencia desde la frontal del ¨¢rea con la zurda cerca del poste izquierdo de Sommer.

La Real sali¨® con el convencimiento de que pod¨ªa ser mejor que un equipo con tres Champions y otras tantas Europa Leagues y eso se merec¨ªa el premio conquistado en tan poco tiempo. Ahog¨® al cuadro nerazzurri en su campo, haciendo de la primera parte 45 minutos de espinas y mostrando un nivel futbol¨ªstico descomunal, gracias a excelentes asociaciones y unos contra uno demoledores. En ello influy¨® un juego que descansaba en la viga de Le Normand, Zubimendi y Merino. El central franc¨¦s, que anda con ciertas dudas estas semanas, mostr¨® su etiqueta de internacional, con una actuaci¨®n sobria, fuerte y r¨¢pida. A partir de ellos, lleg¨® la brillantez ofensiva.

El Inter es un equipo di¨¦sel. Lleva su l¨ªnea y no se mueve ni un mil¨ªmetro. Su presi¨®n era muy t¨ªmida, apenas se activaban cuando lograban el milagro de recuperar la bola. Necesitan una larga actividad ofensiva para merodear por el gol. Se preocuparon por exprimir los dos contra uno a Kubo, al que desactivaron unos cuantos minutos, pero el equipo donostiarra no tuvo problemas de vivir volc¨¢ndose por la izquierda. Eso s¨ª, cuando el japon¨¦s tuvo una jugada clara, sac¨® su chistera y meti¨® un pase imposible entre Pavard y Augusto. Donde cualquier mortal ver¨ªa imposible colar el esf¨¦rico, por ah¨ª se meti¨® ¨¦ste. Le Normad no pudo meter esa pelota de lujo acunada por los pies de Take. La avalancha no cesaba porque no hab¨ªa dique italiano que pudiera contenerla. Cerca del descanso, Oyarzabal lanz¨® al larguero tras una jugada con mil pases, incluido un bello taconazo, aunque la acci¨®n qued¨® invalidado por fuera de juego.

La ¨²nica preocupaci¨®n de los locales era saber si aguantar¨ªan los pulmones ante un desgaste f¨ªsico tan descomunal. Hab¨ªa sospechas y se cumplieron en los fat¨ªdicos instantes finales. Adem¨¢s, jugaban los mismos que el domingo en el Bernab¨¦u. Y eso que parec¨ªa espantarse esa sombra al inicio del segundo tiempo, con otro arranque esp¨ªdico. Estaban cayendo en la trampa del equipo experto. Los milaneses se limitaban a jugar sin riesgos, a que no les desarbolaran con balones a la espalda de los tres centrales. Brais estuvo cerca del 2-0 con una falta lanzada por fuera de la barrera y en el c¨®rner posterior, Oyarzabal fall¨® un remate a bocajarro, mientras De Vrij pegaba un manotazo no castigado a Le Normand.

El Inter se desesperaba. Los cambios no surt¨ªan efecto. Y estuvo a punto de verse reducido a cenizas cuando el ¨¢rbitro decret¨® expulsi¨®n de Barella en el 65 tras un rifirrafe con Brais. Una pierna se le qued¨® encerrada entre las dos del gallego y al tratar de sacarla parec¨ªa que le pisaba con fuerza, pero el VAR alert¨® al colegiado de su inocencia. Respir¨® el centrocampista italiano. Llov¨ªan los saques de esquina sobre los dominios de Sommer, que era un coloso. En uno magn¨ªficamente botado por Kubo remat¨® Merino lamiendo de nuevo el larguero.

Inzaghi prob¨® con tres nueves, metiendo a Thuram y luego a Alexis, este ubicado en la mediapunta, con un rol que cambi¨® el panorama y de qu¨¦ manera. El Inter es un grupo sabio, conoce los entresijos de la Champions y lo demostr¨® ante el novel donostiarra. En el minuto 79 son¨® su campana de montarse en el partido. Tambi¨¦n puso de su parte Imanol con errores en los cambios, sacando a Barrenetxea, el mejor, del campo y metiendo a Odriozola de extremo, y luego colando en el verde a Pacheco para juntar l¨ªneas y amarrar el resultado. Trat¨® del blindarse atr¨¢s y este equipo no sabe jugar a eso. Un veloz contragolpe milan¨¦s acab¨® en gol con Thuram, pero fue anulado por fuera de juego de Augusto muchos metros atr¨¢s. Por entonces el partido estaba desordenado y los txuri-urdin empezaban a verse con el dep¨®sito de la gasolina en la reserva. Un cambio de juego de Frattesi permiti¨® a Lautaro decir ¡®aqu¨ª est¨¢ un campe¨®n del mundo, una plata europea por clubes¡¯. Traor¨¦ se despist¨® con la l¨ªnea y le cogieron la espalda. La Real, con la extra?a sensaci¨®n de haber perdido, acab¨® pidiendo a gritos la hora. Mal s¨ªntoma cuando has hecho un partido excepcional. Bueno, para ser precisos, 80 minutos de f¨¢bula. Pero sentirte frustrado por empatar ante el subcampe¨®n es un s¨ªntoma inequ¨ªvoco de grandeza.