La Cervantina, un puente entre libros y f¨²tbol Espa?a-Alemania
La selecci¨®n de escritores espa?oles juega la revancha contra la selecci¨®n de escritores alemanes con un d¨ªa que comenz¨® con una ponencia en la Casa ?rabe. En el f¨²tbol gana 5-2.
Ten¨ªa que ser desde el mismo coraz¨®n de la 82? edici¨®n de la Feria del Libro de Madrid donde se produjera esa foto: los integrantes de las selecciones de escritores alemanes y espa?oles de corto, desde las 18:00, caminando entre las casetas de camino al campo de La Chopera, donde se iba a jugar la vuelta de ese partido, La Cervatina, que es tantas cosas a la vez. Porque hace mucho tiempo que escritores como Juan Villoro, Eduardo Galeano o Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n, entre otros, y futbolistas como Jorge Valdano demostraron que la literatura y el f¨²tbol no eran agua y aceite sino todo lo contrario, vasos comunicantes, dos mundos que, unidos, no pueden sino enriquecerse.
Y nada mejor que un partido de f¨²tbol entre editores, fil¨®sofos, periodistas, escritores, poetas y pensadores para demostrar su fortaleza. O dos: la ida y la vuelta de esta Cervantina. Todo comenz¨® en la Feria del Libro de Fankfurt en octubre de 2022. Cinco de los integrantes de sus selecciones lo relataban horas antes del duelo en la Chopera que cerraba lo que all¨ª comenz¨® siete meses antes, en una charla coloquio organizada por Diario AS, en el Sal¨®n de Embajadores de la Casa ?rabe, donde la emoci¨®n y la pasi¨®n por las letras y el bal¨®n pod¨ªa tocarse, de tan grande que era.
La escritora, editora y poeta Carmen Berasategui, el poeta Pablo Garc¨ªa Casado y el escritor Antonio Agredano eran los representantes de la selecci¨®n de escritores espa?ola en la ponencia F¨²tbol y Libros, Puente entre Culturas. El escritor Hannes K?hler y el editor Linus Guggenberger, los de la selecci¨®n de escritores alemana. Todos muy acompa?ados, por cierto, porque entre los asistentes, adem¨¢s de Irene Lozano, directora de la Casa ?rabe, estaban muchos de los miembros de sus equipos, esos con los que luego se vestir¨ªan de corto, como ya hab¨ªan hecho en octubre en el primer partido entre ambos que se bautiz¨® La Cervatina.
La patria, la infancia
Formada hace veinte a?os, despu¨¦s de una invitaci¨®n a jugar un partido por parte la selecci¨®n de escritores m¨¢s antigua, la italiana, la alemana es una de las m¨¢s asentadas y longevas, con entrenamientos todos los mi¨¦rcoles. Entonces, en Espa?a ¨¦sta no exist¨ªa, pero que Espa?a fuera el pa¨ªs invitado de honor de la Feria del Libro de Fankfurt 2022 precipit¨® un r¨ªo de llamadas entre editores y miembros de la cultura espa?ola buscando los nombres que la formar¨ªan. No tardaron en encontrarlos.
¡°Formar parte de ello es muy gratificante¡±, comentaba Hannes K?hler, con un apunte certero: ¡°Reunirse para entrenar los mi¨¦rcoles, para jugar, te arranca de tu escritorio, de la soledad que supone la profesi¨®n de un escritor¡±. Carmen, cerca, asent¨ªa: ella fue ¡®rara avis¡¯ de ni?a, siempre jugando a f¨²tbol con chicos, y ahora lo es de madre, la ¨²nica que lo juega con los padres, mientras los ni?os, sus hijos e hijas, se juntan en los partidillos del parque sin g¨¦nero, porque cada vez hay m¨¢s ellas, esos l¨ªmites tambi¨¦n cada vez m¨¢s difuminados, ya no solo una. Porque la patria en la vida es la infancia y muchas infancias no se entienden sin f¨²tbol, sin esos primeros partidos que marcan, como aquel Nigeria-Espa?a de 1998 que horad¨® para siempre a Antonio Agredano, por Zubizarreta, mientras le¨ªa, adolescente, una lectura que tambi¨¦n: ¡®La Peste¡¯ de Albert Camus, que antes que Nobel de Literatura fue portero del Montpensier, lugar de Agredano en el f¨²tbol.
Si, al respecto, Carmen le¨ªa un poema de Dylan Thomas, ¡°La pelota que arroj¨¦ cuando jugaba en el parque a¨²n no ha tocado el suelo¡±, a la cabeza de Pablo Garc¨ªa Casado regresaba un partido, aquella final Liverpool-Madrid de 1981 cuando comenz¨® a ser adulto, aquella tarde fue la bisagra, ese duelo en el televisor: descubrir que los mayores pod¨ªan sentir el qu¨¦ est¨¢ por venir. ¡°Cuando yo llegu¨¦ a ver el partido, mi t¨ªo me abri¨® la puerta y me dijo: ¡®Vamos a perder¡¯. ¡®?C¨®mo? ?Pero si no han jugado? ?C¨®mo dice que vamos a perder?¡¯, se rebel¨® mi mente de ni?o¡±. Pero el Madrid perdi¨® y Pablo aprendi¨®.
Mientras Pedro Zuazua, director de comunicaci¨®n del ¨¢rea de prensa de PRISA Media y el entrenador que en estos meses de octubre a junio ha sumado la selecci¨®n de escritores espa?ola, trataba de ara?ar alg¨²n nombre o t¨¢ctica de sus colegas alemanes, sobre la mesa estaban como un bal¨®n en la hierba, rodando de unos a otros entre sonrisas y an¨¦cdotas, las conversaciones sobre literatura, f¨²tbol y vida que la noche anterior los integrantes de ambos equipos hab¨ªan compartido tras una cena en La Residencia de Estudiantes de Madrid, que fue de Lorca, Bu?uel, Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, Alberti o Dal¨ª. Ese puente entre culturas. Ese tanto que ha supuesto esta Cervatina. ¡°A m¨ª me ha ayudado a conocer a autores alemanes, sus obras¡±. Aunque este s¨¢bado, durante una hora y media, fueran de nuevo rivales. Y, por cierto, tumbaran el resultado con el que La Cervantina ven¨ªa desde Alemania, aquel 3-1: en La Chopera se impuso Espa?a, 5-2, con dos de Jacinto El¨¢, uno de Carlos Mara?¨®n y otro de Juan C¨®rcoles, aunque en realidad ganaran todos. La cultura, los libros, el f¨²tbol.