Ipurua sonr¨ªe de nuevo

El estadio municipal de Ipurua siempre se ha caracterizado por ser un campo f¨¦rreo para el oponente. A lo largo de la historia, las condiciones clim¨¢ticas y el caracter¨ªstico estilo de juego implantado han sido motivo de preocupaci¨®n para cualquier entidad que ve¨ªa en el feudo eibarr¨¦s algo parecido a una visita al dentista. Sin embargo, en el ¨²ltimo tramo de la temporada, Ipurua hab¨ªa perdido su m¨ªstica. Acumulaba cuatro partidos sin vencer, desde que el Real Zaragoza se prodig¨® en suelo guipuzcoano all¨¢ por la segunda semana de diciembre (2-1), y lo hac¨ªa desde un prisma mayormente ap¨¢tico, sin dar se?ales evidentes de optar al cambio. Ese sentimiento de pertenencia estaba m¨¢s en entredicho que nunca. Hasta que la llegada de Be?at San Jos¨¦ ha transformado por completo el panorama.

Desde el primer d¨ªa, el t¨¦cnico donostiarra ha marcado como uno de sus objetivos el hacer ¡°enorgullecer¡± a su afici¨®n. A base de disgustos, la hinchada eibarzale iba perdiendo la fe en su equipo. Los resultados no acompa?aban y el declive clasificatorio era cada vez m¨¢s preocupante. Tres semanas despu¨¦s, con San Jos¨¦ a los mandos, la afici¨®n ha vuelto a conectarse y las aspiraciones a entrar en el playoff cada vez son m¨¢s realistas. Todo ello, gracias a madrugar en el marcador. Si ante el Racing, Bautista abri¨® la lata a los 10 minutos de arrancar el duelo, el pasado viernes Matheus ya habr¨ªa hecho lo propio en el 6¡ä. Mientras, antes de cumplir la primera media hora, el Eibar ya dej¨® visto para sentencia el envite que le med¨ªa con el Cartagena.

Estas ¡®prisas¡¯ por adelantarse a su rival, evidencian uno de los primeros mandamientos del m¨ªster armero. Demanda llevar la iniciativa en todo momento, con el claro prop¨®sito de llegar a la porter¨ªa contraria. No contempla ni la especulaci¨®n, ni los denominados ¡®partidos largos¡¯. Busca continuamente ser altos en la presi¨®n, para robar y cargar as¨ª el ¨¢rea con determinaci¨®n. Adem¨¢s del tanto del brasile?o, Corpas y Pascual gozaron de varias acciones de peligro una vez hab¨ªan recuperado en campo contrario. Aunque, esa verticalidad no solo se muestra en el trabajo sin bal¨®n. Con el esf¨¦rico en su posesi¨®n, el Eibar fue capaz de marcar los tiempos del partido: al transitar, defender o incluso bajar el ritmo. Todo, mientras el Almer¨ªa se limitaba a perseguir sombras y perder duelos individuales. Algo que record¨® a c¨®mo eran las visitas a Ipurua.

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