La Quinta de la guerra
¡°Como un apocalipsis¡± recuerdan el inicio de la invasi¨®n rusa, se refugiaron en b¨²nkeres y ahora mitigan su dolor jugando por Europa. Son el Dinamo de Kiev cadete, de estad¨ªa en Barcelona.
Bushchan, Sydorchuk y Gerson Rodrigues van desfilando por el m¨®vil de Anatolii Sosinovych, quien ameniza el entrenamiento en la Marcet Football Academy mostrando fotos en que los jugadores del Dinamo de Kiev celebraban la Liga ucraniana 2020-21. ¡°Ese soy yo¡±, se?ala, divertido, en cada imagen de festejo. Y va deslizando el dedo por el tel¨¦fono, hasta que aparece un v¨ªdeo de un bombardeo. Se le transforma el semblante. ¡°Una cat¨¢strofe¡±, susurra. ?De cu¨¢ndo es? ¡°De ayer, en las afueras de mi ciudad¡±. ¡°Se ha pasado dos semanas sin saber nada de su familia¡±, descubre, a su lado, Andrey Shakhov. Son el fisioterapeuta y el m¨¢nager del Dinamo Sub-16, que esta semana trata en Barcelona de evadirse de la guerra con la mejor terapia que conocen: el f¨²tbol.
Contra el Dnipro, y tras haber eliminado a Mariupol y Shakhtar, estos cadetes disputaban el pasado 19 de febrero la final de la Copa ucraniana de invierno. ¡°C¨®mo iba a esperar alguien que cinco d¨ªas despu¨¦s nos invadir¨ªa Rusia¡±, concede entre quejoso y a¨²n incr¨¦dulo Shakhov. ¡°La ma?ana del 24 de febrero fue la peor de mi vida¡±, confiesa con entereza Kyrylo Osipenko, uno de los jugadores. ¡°Las bombas empezaron a estallar en mi ciudad y mi familia se tuvo que trasladar a la frontera con Polonia. Fue como un apocalipsis, sin comida en las tiendas ni en los supermercados, con millones de personas tratando de huir del horror¡±.
Se une a la conversaci¨®n Vyacheslav Surkis, portero y sobrino del presidente del Dinamo de Kiev, Ihor Surkis, quien secunda la cr¨®nica de aquella pesadilla: ¡°A las cinco de la ma?ana todo el mundo empez¨® a llamar a casa, yo no entend¨ªa nada, entonces abr¨ª la ventana y empec¨¦ a ver explosiones a unos kil¨®metros. Escuchaba las bombas cerca, en el aeropuerto militar, que est¨¢ a unos 20 minutos de mi casa¡±.
Se le eriza la piel, y as¨ª lo muestra con su brazo, a un Shakhov que ejerce tanto de m¨¢nager como de figura casi paternal en esta gira forzosa que les ha llevado por Italia, Austria, Hungr¨ªa, Ruman¨ªa y que ahora recala en Barcelona, con partidos contra Barcelona (al que derrotaron el mi¨¦rcoles), Espanyol (este s¨¢bado a las 18:00 horas), L¡¯Hospitalet (emitido este viernes para toda Ucrania) y el equipo de la Marcet Football University, la academia de prestigio que les acoge y ha organizado el trofeo Ukranians With Us. ¡°Hace tres meses, muchos de los chicos estaban en un b¨²nker sin comida ni agua. La mayor¨ªa de sus padres siguen en Ucrania, luchando contra los agresores rusos como soldados. Tienen que lidiar con muchas emociones¡±, resume.
¡°Gracias a Dios, todos sus allegados est¨¢n vivos a pesar de que muchos se encuentran en el frente de guerra¡±, suspira Shakhov, ¡°pero los chavales pasan por momentos muy dif¨ªciles, viendo continuamente las noticias, recibiendo v¨ªdeos¡ Es complejo centrarse en los partidos, pero ellos quieren jugar, ganar, esa es su vida. Es la paz. Cuando cogen el bal¨®n, se pueden olvidar de casi todo lo malo¡±, sentencia, casi a modo de mantra.
El equipo de Marcet, adem¨¢s de procurar su manutenci¨®n, trata de que tengan la mente ocupada a su paso por la Ciudad Condal, con visitas que les ilusionan como la que har¨¢n al Camp Nou. Pero desconectar es imposible. Concede Surkis, que tiene 16 a?os pero habla como un adulto curtido, que sus familiares siguen en Ucrania, y que incluso quienes viven alejados de las ciudades m¨¢s golpeadas por el ej¨¦rcito ruso ¡°est¨¢n muy asustados¡±.
¡°Echo de menos mi casa, igual que el resto. La realidad es que caen bombas, que es peligroso, pero all¨ª est¨¢ nuestra gente, y que queremos volver cuanto antes, cuando Ucrania gane¡±, le sale del alma expresar a Surkis. ¡°Tenemos la esperanza de volver cuanto antes, pero nuestro pa¨ªs no es ahora mismo el mejor lugar para entrenar y jugar¡±, recuerda su m¨¢nager, con esa incertidumbre de quien no tiene billete de vuelta.
Y rubrica Osipenko, antes de que la emoci¨®n escape del verdadero y crudo problema: ¡°Todos los europeos, no solo los ucranianos, tenemos que luchar contra los agresores rusos. El f¨²tbol est¨¢ siendo una bonita manera de unirnos, aunque no es la ¨²nica¡±. Conforman, muy en contra de su voluntad, la Quinta de la guerra.