Haza?a hist¨®rica de Palestina

D¨ªa hist¨®rico para Palestina. El gran triunfo ante Hong Kong (0-3) la clasifica seguro como una de las cuatro mejores terceras. Por primera vez en su historia ser¨¢ una de las 16 selecciones que est¨¦n en octavos de final de la Copa de Asia. Hito hist¨®rico para un pa¨ªs en lo que el f¨²tbol ahora es lo que menos importante. Su pueblo piensa en otras cosas, en una guerra que le consume, que le hace morirse de hambre, pero el f¨²tbol tiene ese poder de transmitir al mundo que Palestina no se rinde. Ese es su mensaje en una Copa de Asia que estar¨¢ en los logros m¨¢s recordados de siempre. Cuando Palestina viaj¨® con orgullo a Qatar su principal objetivo era izar la bandera Palestina para que la viera todo el mundo y lo est¨¢ consiguiendo con creces.

Ninguna de las 16 selecciones clasificadas para octavos de final tiene tanto m¨¦rito como Palestina. Por lo que supone para un pueblo asolado por el conflicto entre Hamas e Israel en la Franja de Gaza. Una selecci¨®n, la del tunecino Makram Daboub, que ha tenido que convivir en toda la preparaci¨®n con el miedo a perder a familiares y seres queridos: ¡°La mayor parte del tiempo nuestra cabeza est¨¢ en otra parte. Tenemos miedo de volver al vestuario a revisar el tel¨¦fono porque podemos recibir mensajes que no queremos leer¡±. Parte de su grandeza ha estado en un gran trabajo psicol¨®gico previo para centrarse en disputar un torneo. Un trabajo que por fin ha tenido premio. Palestina, tras golear a Hong Kong, ha logrado su primer triunfo en una Copa de Asia en su tercera participaci¨®n.

Tras pagar el pato en el debut ante Ir¨¢n (1-4), el empate ante EAU (1-1) desat¨® la locura en una Palestina que empez¨® a creer que el sue?o de los octavos de final era posible. En unas circunstancias tan complicadas, seguir en la Copa de Asia era un objetivo al que se agarraron con u?as y dientes. Y ya es una realidad. No hubo alegr¨ªa desbordada tras certificar la clasificaci¨®n. La procesi¨®n va por dentro y el coraz¨®n, roto en mil pedazos, manda. S¨ª que hubo l¨¢grimas. Como las de Mohammed Saleh, mirando al cielo de Qatar desconsolado, sin creerse lo que acababa de suceder.

No hay h¨¦roes en Palestina. No lo son Oday Dabbagh, delantero del Charleroi, que marc¨® un hist¨®rico doblete ante Hong Kong; ni Zaid Al Qanbar, el otro goleador del partido. Son los 26 elegidos para representar a un pa¨ªs que sufre, que pide a gritos ayuda, que se muere de hambre, que se muere por las bombas, que se muere por la tiran¨ªa de Ham¨¢s. Centrarse en preparar la Copa de Asia entre bombas y muertes a miles de kil¨®metros (Argelia y Arabia Saud¨ª) de sus compatriotas ha sido lo m¨¢s dif¨ªcil para una Palestina que ya ha triunfado. Palestina ha firmado una de las conquistas deportivas m¨¢s importantes de su historia. Una alegr¨ªa infinita para todo Gaza, para toda Cisjordania, para toda Palestina. Palestina resiste. Palestina sigue viva en la Copa de Asia.

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