?Era Potter el problema?

Dos equipos en horas bajas. Dos entrenadores, uno de ellos interino, con necesidad de sumar de tres. Pero el Chelsea-Liverpool disputado en Stamford Bridge evidenci¨®, una vez m¨¢s, que la 2022/2023 no es la temporada de Blues ni Reds. Aunque Bruno Saltor y J¨¹rgen Klopp se repartieron los puntos, la situaci¨®n verdaderamente preocupante es la del Chelsea, ya que su problema, el del gol, solo se puede enmendar con un fichaje que tendr¨¢ que esperar hasta verano.

Casi 30 disparos fueron los que realizaron los londinenses ante el Aston Villa, pero es que, ante los Reds, volvieron a superar la decena. Mil y un ocasiones que la nula capacidad anotadora impidi¨® a los locales volver a la senda de la victoria. El Chelsea pudo anotar goles de todos los colores, tama?os y formas, pero ni siquiera pudieron batir a la versi¨®n m¨¢s pobre del Liverpool. Los Blues siguen 11?. El Liverpool, 8?. Y los puestos europeos, cada vez m¨¢s lejos.

La historia de nunca acabar

Los primeros 45 minutos del Chelsea dan a entender que Graham Potter no era el problema de este equipo. O al menos no el ¨²nico. Al igual que le ocurri¨® en la derrota ante el Aston Villa, partido que le cost¨® el puesto al t¨¦cnico ingl¨¦s, los Blues generaron infinidad de ocasiones para adelantarse en el marcador, a cada cual m¨¢s clara, pero el resultado fue el mismo: cero goles.

Fue Jo?o F¨¦lix, nada m¨¢s arrancar el encuentro, quien dispuso de la primera gran ocasi¨®n. Un eslalon impresionante del atacante portugu¨¦s, recorte en el interior del ¨¢rea incluido, le dej¨® solo ante Alisson, pero Joel Matip lleg¨® a tiempo para taponar el disparo. Ni tres minutos de encuentro y los pupilos de Bruno Saltor ya hab¨ªan tenido la primera. Pero es que el segundo intento no tard¨® en llegar. En esta ocasi¨®n fue Mateo Kovacic el que, tras recortar al arquero brasile?o en el interior del ¨¢rea, se top¨® con el defensor Red sobre la l¨ªnea de gol. Otra vez se llevaban las manos a la cabeza los futbolistas locales.

Mientras el t¨¦cnico interino espa?ol ped¨ªa calma a sus jugadores desde la banda, las indicaciones de J¨¹rgen Klopp a su despoblad¨ªsima zaga eran continuas. Cada robo y contragolpe de los Blues se convert¨ªa en un problema para la defensa del Liverpool, vi¨¦ndose Alisson obligado a hacer intervenciones como la del minuto 12. El portero del Liverpool par¨® el disparo a bocajarro de Kai Havertz tras un pase de la muerte de Ben Chilwell.

La sensaci¨®n de peligro era constante. Las llegadas, continuas. No obstante, el no disponer de un finalizador nato en la punta del ataque volv¨ªa a lastrar al equipo de Stamford Bridge. La mala fortuna era tal que, el gol anotado por Reece James antes de la media hora de partido ser¨ªa anulado por un fuera de juego previo.

Aunque pudo ser peor, ya que, en la ¨²ltima jugada de la primera mitad, Kepa Arrizabalaga tuvo que volar para evitar el tanto del Liverpool. En el tiempo de descuento, una gran parada del meta espa?ol a disparo de Joe Gomez desde fuera del ¨¢rea y un tiro de Fabinho en el saque de esquina posterior que se fue rozando el palo pudieron frustrar a¨²n m¨¢s a los aficionados locales.

El gol, una misi¨®n imposible

Pero la tortura del Chelsea no hab¨ªa hecho m¨¢s que empezar. Aunque fue Mateo Kovacic el encargado de mandar al limbo la primera de la ocasiones Blues en los segundos 45 minutos, Kai Havertz se llev¨® la palma.

Minuto 50 de partido, gol del Chelsea y fiesta en Stamford Bridge. Por fin, pero no. El alem¨¢n se midi¨® a Alisson en el mano a mano y, tras fallar en primera instancia, marc¨® de rebote. El problema fue que se ayud¨® de la mano para anotar el 1-0 que habr¨ªa inaugurado el marcador. Mientras los jugadores locales celebraban en pi?a el tanto del germano, el VAR revisaba la acci¨®n para, a la postre anularla. Otro varapalo m¨¢s para los Blues.

Con el Liverpool totalmente fuera del partido, la ¨²nica manera que encontraron los pupilos de J¨¹rgen Klopp de frenar el aluvi¨®n de acercamientos locales fue frenar a Jo?o F¨¦lix. ?C¨®mo? A patadas. Una detr¨¢s de otra. No obstante, el Liverpool consigui¨® su cometido: deprimir al Chelsea. Las ocasiones decayeron, la sensaci¨®n de peligro desapareci¨®, y el resultado, a pesar de que los de Bruno Saltor lo intentaron, no se movi¨®.