El mundo es de Vinicius

El Madrid no falla cuando el mundo le mira. Ese sentido de la responsabilidad en las grandes citas ha llenado de copas su museo. Sucedi¨® tambi¨¦n en Rabat, donde en pleno invierno ha vivido una primavera ¨¢rabe. Eso es el Mundial de Clubes: el Tourmalet estaba en Par¨ªs y esto consist¨ªa en no fallar en el descenso. No lo hizo. Apoyado en sus generales y en un Vinicius iluminad¨ªsimo, liquid¨® al Al Hilal en un partido con m¨¢s goles que juego ante la escandalosa dimisi¨®n de las dos defensas. El f¨²tbol a¨²n se juega en dos universos y este se le queda muy cort¨® al Madrid, ocho veces ya campe¨®n mundial.

En las grandes noches, Carlo Ancelotti rebobina y acaba en lo bueno conocido frente a lo bueno por conocer. Nunca es f¨¢cil bajarse de un equipo multicampe¨®n. O al menos bajarse del todo. As¨ª que, cogido con pinzas, con un solo entrenamiento en Marruecos, en una temporada en que no ha podido enlazar una racha de m¨¢s de siete partidos, jug¨® Benzema, al que el t¨¦cnico le asegur¨® la renovaci¨®n en la v¨ªspera. Medio Bal¨®n de Oro sigue siendo de oro. Y con ¨¦l, la antolog¨ªa de los cl¨¢sicos: Carvajal, Alaba, Modric, Kroos... Todos conocieron tiempos mejores, pero el italiano cree que, en peque?as dosis, siguen siendo insuperables.

El Al Hilal se siente un grande incluso fuera de su territorio: le apetecen la pelota, recuperar pronto y cerca del marco adversario y el f¨²tbol combinativo. Lo esperado en un equipo de Ram¨®n D¨ªaz, menottista confeso. Eligi¨® esta vez la versi¨®n m¨¢s conservadora de su dibujo, el 4-2-3-1, con Vietto de mediapunta y Marega, que es naturaleza salvaje, por delante. Ah¨ª, en ataque, es donde ha puesto todo el dinero, eso s¨ª, en estrellas de segunda mano. Para tener de las otras hay que comprarse un club en Europa, que tambi¨¦n se ha hecho costumbre.

Estir¨®n y descuido

Atr¨¢s, en cambio, el equipo sigue siendo de clase turista, mal negocio si el Madrid se pone en modo final. Modric y Kroos tomaron el partido y el resto vino rodado. Carvajal fue el lateral repetitivo de los mejores d¨ªas. Camavinga se solt¨® en ataque ante la falta de preocupaciones en defensa y el tr¨ªo de ataque vivi¨® una noche de recreo. El Madrid fue abrumadoramente superior tambi¨¦n en el terreno de la intensidad. Gan¨® los balones divididos y las segundas jugadas. En apenas 18 minutos ten¨ªa el partido en la mano.

El primer gol exigi¨® de todo el ataque. Empez¨® Valverde, Benzema le abri¨® paso a Vinicius y este super¨® a Al Mayouf con un remate manifiestamente mejorable. Cinco minutos despu¨¦s el propio Valverde enganch¨® un disparo raso en el ¨¢rea que pas¨® entre las piernas de Abdulhayi para confundir al meta del Al Hilal. El Mundial de Clubes es un revitalizante natural para el uruguayo. Dos goles en un pesta?eo y medio t¨ªtulo en la mochila. El partido era un spa en el que todos quer¨ªan divertirse, ambiente perfecto para un descuido. Y lleg¨®. Un pase en profundidad de Kanno plant¨® ante Lunin a Marega, que marc¨® de tiro raso. Vale lo mismo que para el tanto de Vinicius. El disparo no estar¨¢ entre sus cincuenta mejores definiciones, pero Lunin se fue al suelo una d¨¦cimas de segundo tarde.

Con el 2-1 asomaron las primeras nubes. El Madrid fren¨® ese impulso inicial y el Al Hilal descubri¨® un pasillo no vigilado entre Alaba y Camavinga. Por ah¨ª busc¨® alg¨²n contragolpe inconcluso. En cualquier caso, el equipo de Ram¨®n D¨ªaz lleg¨® al final de la primera parte acostado en su ¨¢rea y, en cierto modo, feliz con el marcador pese a la derrota. El asunto a¨²n no era irremediable.

Tras el descanso el partido era otro pero el Madrid, el mismo, un equipo que a falta de otras razones, saca la pegada. Tambi¨¦n est¨¢ en su ADN. Donde no llega la excelencia lo hace la eficiencia.

Lluvia de goles

Un gol de Benzema lo aclar¨® todo. Se lo hab¨ªa ganado el franc¨¦s, delantero latifundista que se movi¨® mucho por todo el frente de ataque, pero se lo regal¨® Vinicius, que esper¨® el momento preciso para enviar un centro con el exterior de su pie derecho al que Benzema solo tuvo que ponerle firma.

Un tanto oportuno en un momento en que el encuentro se amodorraba y el punto final a un partido de tremenda desigualdad. El Hilal hab¨ªa empezado a decolorarse definitivamente cuando desde la otra banda le lleg¨® el cuarto mazazo. Se alarg¨® Carvajal por su banda y le acompa?¨® Valverde, que recibi¨® y ejecut¨®. La octava estaba en el bote. Y la cabeza de Ancelotti, en el Elche. Esa es enfermedad de ricos: el calendario no deja tiempo para el disfrute.

Se march¨® Benzema entre v¨ªtores y Tchouameni tocado y entraron Rodrygo y Ceballos, que ha pasado de suplente profundo a primer cambio. Qui¨¦n sabe si ser¨¢ suficiente para pactar una renovaci¨®n. Mientras el Madrid recalculaba el dibujo marc¨® Vietto por ese agujero abierto entre Alaba y Camavinga, ¨¢ngulo muerto que merece correcci¨®n. Lo remedi¨® Vinicius, que se entrometi¨® en un autopase de Ceballos para firmar el doblete.

Ancelotti reparti¨® premios (Nacho, Asensio, Vallejo) en un partido que ya era una verbena. Lo demostr¨® el tercer gol del Al Hilal y que Marega perdonara el cuarto. R¨¹diger y Vallejo salieron en las dos fotos. El partido, para entonces, ya lo hab¨ªa decidido Vinicius. Lo disfrut¨® a lo grande, baile incluido. Sabe que ma?ana vuelve a Vietnam.