Cultura laboral t¨®xica y un suicidio en el Chelsea
Problemas deportivos, una plantilla por confeccionar y tambi¨¦n un ambiente de trabajo t¨®xico que lleg¨® a cobrarse una v¨ªctima, parte de la herencia que ha recibido Todd Boehly en Stamford Bridge.
Crece la incertidumbre. Viene haci¨¦ndolo a nivel mundial, especialmente desde 2020. La irrupci¨®n del COVID-19 y sus consiguientes olas, que llegaron una tras otra sin ofrecer respiro. Y tambi¨¦n el conflicto entre Rusia y Ucrania, que termin¨® de estallar tras a?os de tensi¨®n. Ha habido que arregl¨¢rselas. Entre los distintos gobiernos, entre las distintas empresas. Esta consecuci¨®n de sucesos afect¨® especialmente a los trabajadores del Chelsea. El gobierno brit¨¢nico empez¨® a sancionar a magnates como Roman Abramovich relaciones con el presidente ruso Vladimir Putin. Abramovich anunci¨® la venta del club, ahondando en el desasosiego de sus empleados. ?Mantendr¨ªan su puesto? ?C¨®mo deb¨ªan llevar a cabo ahora su trabajo? ?Cobrar¨ªan por ¨¦l al final del mes?
La compra de Todd Boehly, que pag¨® cerca de 5.000 millones de euros en mayo, deber¨ªa haber calmado ligeramente la situaci¨®n, pero los problemas ven¨ªan de lejos. Durante este a?o, varios empleados del departamento de m¨¢rquetin del club pidieron la baja durante semanas, algunos incluso hasta meses. Por lo menos diez trabajadores, dentro de un departamento de 50 personas, dejaron su puesto a la vez, seg¨²n una investigaci¨®n del New York Times.
Cuenta el peri¨®dico estadounidense que una docena de empleados explic¨® c¨®mo el estr¨¦s, la presi¨®n y las humillaciones se suced¨ªan en sus reuniones. Todos ellos hablan de una cultura laboral t¨®xica, en la que imperaba el miedo y la intimidaci¨®n, especialmente por parte del m¨¢ximo responsable de este equipo, Gary Twelvetree. Quienes optaron por abandonar sus puestos de trabajo explicaron la situaci¨®n a recursos humanos e incluso contactaron con ejecutivos del club. No hubo cambios, ni siquiera despu¨¦s de que Richard Bignell, antiguo jefe de Chelsea TV, se suicidase el pasado mes de enero.
¡°Parec¨ªa enfermo, hab¨ªa perdido mucho peso¡±
El informe policial, al que el New York Times dice haber tenido acceso, relaciona la muerte de Bignell con la ¡°desesperaci¨®n fruto de la p¨¦rdida de su trabajo¡±. Varios de sus excompa?eros, con quienes habl¨® el diario neoyorquino, relataron que la ansiedad de Bignell era evidente. Un miembro querido y popular dentro del organigrama del club, as¨ª lo expres¨® el propio Chelsea cuando dio la noticia de su p¨¦rdida, que empez¨® a sufrir cuando el departamento de comunicaci¨®n pas¨® a integrase dentro del de m¨¢rquetin. La relaci¨®n con su nuevo jefe, Twelvetree, era tensa. Como al resto, le costaba manejar y aceptar las cr¨ªticas, que sol¨ªan ir acompa?adas de gritos y comentarios hirientes.
Casado y padre de dos ni?as, Bignell termin¨® sucumbiendo y pedi¨® la baja. ¡°La ¨²ltima vez que lo vi estaba estropeado¡±, explic¨® an¨®nimamente uno de los empleados del club. ¡°Parec¨ªa enfermo, hab¨ªa perdido mucho peso¡±. En septiembre de 2021, Bignell volvi¨® a su puesto de trabajo en el Chelsea, pero un d¨ªa m¨¢s tarde fue despedido. En enero de 2022 se suicid¨®. Durante el funeral, la sorpresa y la tristeza dio paso al enfado. Algo que volvi¨® a ocurrir en marzo.
Ante la presi¨®n a la que estaba sometido el Chelsea tras el fallecimiento de su exempleado, el club anunci¨® la contrataci¨®n de una consultora externa para revisar la cultura laboral de su departamento de m¨¢rquetin. Pocos empleados tuvieron confianza alguna en esta revisi¨®n que deb¨ªa probar y acabar con el acoso de Twelvetree. No hubo menci¨®n ni intenci¨®n de esclarecer lo sucedido con Bignell. Para colmo, la revisi¨®n la supervisar¨ªa el propio Twelvetree. No es de extra?ar que despu¨¦s de estos acontecimientos, la ansiedad se haya mantenido en quienes han decidido seguir trabajando para el Chelsea. El ¨¦xodo, sin embargo, contin¨²a.
En un comunicado emitido el mi¨¦rcoles, despu¨¦s de que el New York Times se haya puesto en contacto con el club, el nuevo grupo propietario del Chelsea explic¨® haberse puesto en contacto con la familia de Richard Bignell a trav¨¦s de su abogado. La nueva propiedad remplaza a la antigua, pero a¨²n tienen deberes pendientes en muchos departamentos. Algunos de los altos cargos, conocedores de la situaci¨®n en el departamento de m¨¢rquetin despu¨¦s de ser alertados por los trabajadores, ya no forman parte del club. Es el caso de Guy Lawrence o Bruce Buck. Sigue la incertidumbre en las oficinas de Stamford Bridge.