¡®Bielsazo¡¯ letal a Messi

La infranqueable Argentina campeona del mundo perdi¨® tras 14 victorias seguidas y la ilusionante nueva Uruguay de Bielsa se dio un homenaje en la Bombonera que cambia el paradigma sobre lo que han sido estos dos equipos en los ¨²ltimos tiempos: uno ganador por la inercia de su estrella Messi y el otro victimizado por los fallos en los peores momentos y en las peores situaciones. En Buenos Aires todo eso salt¨® por los aires.

Gan¨® Uruguay y gan¨® bien. Afront¨® el encuentro como si de la final del Mundial se tratase. Bielsa plante¨® el choque como una batalla en todos los sectores, casi un cuerpo a cuerpo en el que el cuadro charr¨²a se sinti¨® muy c¨®modo. Ayud¨® a ello tener un futbolista como Ugarte, quien, a sus 22 a?os, breg¨® en el mediocampo junto a Valverde ante el tejido cl¨¢sico habitual e impenetrable de Scaloni -Enzo, Mac Allister, De Paul-. Puede tener Uruguay una pareja para a?os en su sala de m¨¢quinas. Vaya dos.

Tambi¨¦n funcion¨® la apuesta por Mat¨ªas Olivera como central, en lugar de lateral, desplazando a Ara¨²jo a la derecha y reforzando la izquierda con Vi?a. Gim¨¦nez aguard¨® en el banquillo su turno. Enseguida se vio que el panorama era el ideado por el Loco. Por dos veces estuvo a punto de adelantarse la Celeste, pero Darwin cruz¨® en exceso en una y no lleg¨® por mil¨ªmetros en otra.

Detalles de Messi

La rapidez uruguaya en la ejecuci¨®n -con y sin bal¨®n- desorden¨® a Argentina. Apenas los chispazos de Messi hicieron despertar a la Bombonera. Puede venir de dos meses sin apenas jugar, puede estar a¨²n con el esmoquin del octavo Bal¨®n de Oro puesto, pero sus rasgos futbol¨ªsticos no los tiene nadie. Un reverso suyo en mediocampo y una falta provocada al borde del ¨¢rea espolearon a los argentinos, espesos, en cualquier caso.

El premio para Uruguay lleg¨® en una presi¨®n alta en bloque. Vi?a atosig¨® hasta la l¨ªnea de fondo a Nahuel Molina, hizo que el colchonero se confiara y tras robarle la pelota la cruz¨® hasta el otro lado del ¨¢rea, donde lleg¨® Ara¨²jo como un tren de mercancias para rematar con fuerza. Un gol fabricado entre los laterales uruguayos, una pu?alada al coraz¨®n argentino -vulnerable como no lo hab¨ªa sido desde aquella derrota ante Arabia Saud¨ª en Qatar-.

Scaloni se vio en apuros y reaccion¨® r¨¢pido. Meti¨® a Lautaro, escor¨® a Juli¨¢n ?lvarez a la izquierda y mand¨® a la ducha a Mac Allister. Luego recurri¨® a Di Mar¨ªa por la derecha por Nico Gonz¨¢lez para dibujar un ataque albiceleste que de ninguna otra manera parece mejorable: Messi, Di Mar¨ªa, Juli¨¢n y Lautaro. Argentina, pese a ello, no era Argentina. Ni siquiera la dura lesi¨®n de Maxi Ara¨²jo congel¨® a los de Bielsa, que para el segundo tiempo recurrieron a Gim¨¦nez para defender mejor el ¨¢rea. No lo necesitaron en exceso.

Argentina no se encontr¨® en ning¨²n momento. Sus estrellas fueron menguando, el partido fue languideciendo, Uruguay se sinti¨® gigante en su partido, en su final, en la que le sit¨²a moralmente tan cerca de la campeona del mundo como no lo estuvo nunca estos a?os. El gol de Darwin N¨²?ez en los ¨²ltimos instantes y tras su en¨¦sima cabalgada puso el broche a una noche para voltear sensaciones. La batalla que confirma el buen arranque de la era Bielsa, capaz de domar a Argentina como ya hiciera con Brasil, la Argentina de Messi, la de las 14 victorias seguidas, la que no sab¨ªa lo que era perder hasta que se cruz¨® con una Uruguay enorme.

Sigue el canal de Diario AS en WhatsApp, donde encontrar¨¢s todas las claves deportivas del d¨ªa.