Caso Mapi León: Míchel recibió una sanción de oficio en 1991
El juez único de Competición y Disciplina de la RFEF decidió multar con 500.000 pesetas al jugador del Madrid por sus tocamientos a Valderrama, dejando claro que “asuntos tan serios no pueden tomarse a broma”.


El caso de la presunta agresión sexual de Mapi León a Daniela Caracas en el Espanyol-Barcelona del pasado domingo permanece en suspense. Ni la Liga F ni la Real Federación Espa?ola de Fútbol (RFEF) han actuado por ahora de oficio, y el club perico respetará la decisión de su jugadora, sea cual sea. Se han evocado mucho estos días los tocamientos de Míchel a Valderrama en el Real Madrid-Real Valladolid de LaLiga 1991-92. E, incluso cuando las situaciones son incomparables por los avances sociales, aquello sí tuvo consecuencias.
Ni el Valladolid ni el jugador (curiosamente, colombiano, como Caracas) realizaron ninguna protesta oficial, más allá de sus declaraciones públicas de descontento. Y, sin embargo, en una Espa?a en que hasta dos a?os antes no había reconocido delitos contra la libertad sexual (se les denominaba “contra la honestidad”) y que en su mayoría se tomó aquel suceso con cierto pitorreo, entonces el Comité de Competición y Disciplina de la RFEF sí decidió actuar de oficio.

Fue José Javier Forcén, el juez único de dicho organismo, el que decidió multar con 500.000 pesetas a Míchel al calificar los tocamientos de “falta de decoro” y considerarlos “graves”. Había alegado el jugador madridista que lo había hecho con ‘animus iocandi’, es decir, con intención jocosa, lo que no le sirvió en absoluto para librarse de la sanción. Al revés: Forcén sentenció que “asuntos tan serios no pueden tomarse a broma”.
“Asuntos tan serios no pueden tomarse a broma”
José Javier Forcén, juez único de Competición de la RFEF, en 1991
Tampoco tuvo en cuenta el juez la argumentación de Juan Antonio Samper, abogado del Madrid, quien defendía que “la actitud de Míchel sobre Valderrama no fue pública ni notoria”. “La defensa prueba que el hecho protagonizado por Míchel y Valderrama no fue apreciado ni por el público ni por el árbitro, ni por los jugadores, y que solo adquirió una dimensión trascendental cuando las imágenes fueron reproducidas por televisión”, a?adía, sin éxito.

Para dimensionar aquella multa, 500.000 pesetas (3.000 euros) de la época daban, por ejemplo, para pagar la mitad de un Seat Ibiza, estaban muy por encima del salario medio espa?ol (150.000 pesetas) y ni decir de lo que costaba un menú del día, que oscilaba entre las 600 y las 1.000 pesetas.
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