Koeman vuelve al d¨ªa de la venganza contra Alemania

El 21 de junio de 1988 se disput¨® uno de los partidos con m¨¢s carga hist¨®rica que ha celebrado el f¨²tbol. Fue en el Volksparkstadion de Hamburgo, donde hoy (15:00, La 1) debuta la selecci¨®n neerlandesa en esta Eurocopa. All¨ª se enfrentaron Alemania y Pa¨ªses Bajos por el pase a una final, aunque el significado social pod¨ªa ser m¨¢s importante. ¡°Hab¨ªa, por decirlo de una forma bonita, una rivalidad fuerte entre ambos pa¨ªses. El Bild hizo todo lo posible para que la tensi¨®n aumentase¡±, dijo Koeman en una entrevista para la KNVB esta semana.

Cabe recordar el contexto. En 1974, Pa¨ªses Bajos sufri¨® la derrota m¨¢s dolorosa de su historia. Cruyff vs Beckenbauer en una cita que dej¨® la moraleja de que no por jugar mejor vas a ganar. Catorce a?os despu¨¦s se volv¨ªan a ver las caras en una gran cita celebrada en Alemania. Eran las semifinales de la Eurocopa. Y el recuerdo de la guerra, a pesar de los casi cuarenta a?os que hab¨ªan pasado, todav¨ªa estaba presente. El odio a los alemanes nunca se fue. ¡°Si uno de ellos viene ahora a pedirme indicaciones, le mandar¨¦ en direcci¨®n contraria¡±, le dijeron a Simon Kuper, periodista y autor de varios libros al respecto, en los ¨²ltimos a?os del siglo en Pa¨ªses Bajos. El f¨²tbol se convirti¨® en la representaci¨®n de este odio, que ten¨ªa m¨¢s peso en una direcci¨®n que en otra.

M¨¢s all¨¢ de lo que ocurri¨® en los 90 minutos, que se cerraron con 2-1 a favor de la Oranje, lo importante fue lo que signific¨®. La fiesta se desat¨® en Hamburgo, a donde se desplazaron m¨¢s de diez mil neerlandeses. El delantero alem¨¢n, Frank Mill, dijo despu¨¦s de caer eliminado que ¡°hubiera sido mejor haber jugado el partido en Alemania¡±. Aquel triunfo se festej¨® como si fuese la mism¨ªsima final. Los jugadores lo celebraron como ni?os, correteando sin camiseta por el campo y burl¨¢ndose del rival, con el mal ganar que siempre caracteriza al perdedor. Koeman, todav¨ªa sobre el c¨¦sped, brome¨® con la grada haciendo el gesto de limpiarse el culo con la camiseta de Olaf Thon.

Era algo m¨¢s que un partido, algo m¨¢s que una semifinal. Aquello era una cuesti¨®n de orgullo nacional. Se estima que nueve millones de personas (el 60% de la poblaci¨®n) sali¨® a las calles a celebrar la victoria de la selecci¨®n frente a Alemania en la Eurocopa de 1988. ¡°Claro que tiene que ver con la guerra¡±, dijo el historiador Lou de Jong, quien escribi¨® la historia oficial de los Pa¨ªses Bajos en la Segunda Guerra Mundial.

¡°Supongo que a partir de hoy ya no se hablar¨¢ tanto de una cuesti¨®n que, en definitiva, son los medios de difusi¨®n los que m¨¢s la airean¡±, dijo un enfadado Beckenbauer, capit¨¢n en el 74 y seleccionador en el 88, sobre el tema de la venganza. Se equivoc¨®, por cierto. En Italia 90 se vieron las caras y Rijkaard escupi¨® dos veces a V?ller. En la Eurocopa de 1992, los enfrentamientos se dieron entre aficionados en las dos zonas fronterizas de Enschede y Kerkrade.

Koeman siempre recordar¨¢ aquel d¨ªa. Por la victoria, por lo que signific¨®, por su gol, por su gesto con la camiseta de Olaf Thon. Todo eso se le pasar¨¢ por la cabeza al entrar en el Volksparkstadion, donde ya sabe lo que es ganar como jugador y tambi¨¦n como seleccionador. Un 2-4 frente a Alemania en 2019. Un resultado que bien firmar¨ªa hoy.

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