El ¡®hij¨ªsimo¡¯ salva a Portugal

Cerraba el tel¨®n de la noche en Leipzig, menguaba la lluvia que no par¨® por un instante, y entonces, casi en el albur del partido, apareci¨® el m¨¢s peque?o de la clase, el hijo de Concei?ao, el hij¨ªsimo, perseguido siempre por su apellido, para marcar el tanto que salv¨® a Portugal de un debut ¨¢spero, ingrato.

Un impulso al estreno portugu¨¦s que hasta entonces le ten¨ªa inquieto, pues llegaba a la Eurocopa con Cristiano entre flashes y una selecci¨®n capaz de todo. El primer muro que se encontr¨® enfrente, el de la Rep¨²blica Checa, le dej¨® sin aliento, pero al menos el gol de Concei?ao le otorga una victoria para respirar de alivio.

Roberto Mart¨ªnez puso un once ideado para jugar en campo contrario. Cancelo fue interior cuando hubo que atacar, Nuno Mendes cerr¨® como tercer central y Dalot fue carrilero pero a una gran altura. La banda izquierda era en exclusiva para Rafael Le?o. Portugal jug¨® con autoridad y sin tapujos. Incluso con perros de presa como los checos enfrente, parapetados bajo tres centrales y dos mediocentros que como si lo fueran, lograron los portugueses que el partido arrancara seg¨²n sus intenciones.

Hizo da?o Rafael Le?o por su costado. Es un purasangre el extremo del Milan, a veces tan descontrolado que ni ¨¦l ni sus compa?eros saben aprovechar sus arrancadas. Levant¨® el c¨¦sped cada vez que atac¨® los espacios, aunque sus estruendos siempre se evaporaron entre la muralla de defensas checos.

Cristiano, muy rodeado entre rascacielos, entendi¨® que la mejor manera era salir de ellos. Empez¨® a combinar con Bruno Fernandes y Vitinha, y Portugal mereci¨® el gol. Tuvo dos el propio Cristiano, ambas bien resueltas por Stanek, aunque la v¨ªa m¨¢s directa hacia el gol resultaron los tiros exteriores. As¨ª lo rozaron R¨²ben D¨ªas y Bruno Fernandes, m¨¢s pr¨¢cticos que el resto cuando la pelota merodeaba el ¨¢rea rival y ante la tromba de agua que cay¨® en Leipzig. No era d¨ªa para florituras.

Pero los checos est¨¢n hechos de hormig¨®n. Le mentalidad colectiva est¨¢ por encima de todo. Son empleados perfectos, da igual si trabajando en una cadena de supermercados, en la fabricaci¨®n de coches o en un equipo de f¨²tbol. La comunidad manda. Al ejercicio defensivo encomiable se le uni¨® una solidaridad en mediocampo digna de elogio.

Est¨¢ muy infravalorada la capacidad competitiva checa, bien aquella de los Bejbl, Poborsky y Koller o esa otra de los Nedved, Rosicky o Baros. En su escenario favorito, la Eurocopa, la Rep¨²blica Checa volvi¨® a dejar su humeante sello con otro partido competitivo salido de f¨¢brica.

No s¨®lo eso, sino que el golazo de Provod zarande¨® a una Portugal que se vio por debajo cuando m¨¢s cuesta levantarse de estos golpes: en el debut de un gran torneo. La receta a la crisis y al ¨¦xtasis rival fue empatar casi de inmediato. Quiz¨¢ la ventaja checa era demasiado castigo y el 1-1 lleg¨® como ca¨ªdo del cielo. Un centro al coraz¨®n del ¨¢rea peque?a lo despej¨® Stanek con la mala fortuna de que la pelota golpe¨® en Hranac y se col¨® en su propia porter¨ªa.

Portugal reseteaba de nuevo, ya con Nuno Mendes por la izquierda con todo el carril para ¨¦l, Cancelo por la derecha y Diogo Jota, reci¨¦n incorporado, revoloteando en busca de un picotazo definitivo. Lleg¨®, y hubiera sido decisivo, pero el VAR anul¨® su gol por un fuera de juego milim¨¦trico de Cristiano en el remate previo.

Parec¨ªa todo destinado al empate cuando Roberto Mart¨ªnez meti¨® dos cambios, Pedro Neto y Concei?ao, y entre los dos voltearon la noche hacia su lado. El primero centr¨® raso, para despiste de Stanek, que escupi¨® el bal¨®n, y el segundo remat¨® a placer. Gol del hijo, gol del hij¨ªsimo, gol por ¨¦l, por su padre, por su familia y por Portugal.

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