Dos diablos sueltos en M¨²nich

Si alguien pensaba que la anfitriona no estaba lista para su Eurocopa, que se olvide. El ¨²ltimo baile de Kroos empez¨® con goleada, recital y presentaci¨®n a Europa, si es que era necesario, de Wirtz y Musiala, dos j¨®venes convertidos en los nuevos revolucionarios de Alemania, desde siempre la selecci¨®n en la que las revoluciones no exist¨ªan.

Esta generaci¨®n alejada de las hist¨®ricas, con m¨¢s talento que fuerza, con m¨¢s bailarines que motores, es un desaf¨ªo en s¨ª misma. Tras esa alteraci¨®n que supuso el gegenpress -el de Rangnick, el de Klopp-, gracias a esa purificaci¨®n que se produjo con Guardiola, con Tuchel, ahora con Nagelsmann, la mezcla de matices en la Mannschaft deriva en un equipo inveros¨ªmil, casi un juguete. Se puede romper porque tiene piezas fr¨¢giles, pero a pleno rendimiento es una delicia para cualquiera.

Su primer tiempo del partido inaugural mostr¨® el librillo de Nagelsmann en su m¨¢s pura esencia, el mismo que no se hab¨ªa podido percibir todav¨ªa desde que lleg¨® de rebote desde el Bayern. Su elixir juvenil, casi desafiante, se traslada a los jugadores con la rebeld¨ªa de quien se sabe incontrolable.

La extensi¨®n sobre el c¨¦sped a dicha pubertad perenne son Wirtz y Musiala. En una tierra que vio triunfar a Matth?us, a Effenberg, a Sammer, a Ballack, ese lugar en el que parec¨ªa que la siderurgia no dejaba cabida a otro pensamiento, all¨ª donde el f¨²tbol fue siempre una industria y sus jugadores m¨¢quinas, estos dos diablos van camino de transformar para siempre la l¨ªnea futbol¨ªstica del pa¨ªs.

Vendaval alem¨¢n

En su primera aparici¨®n juntos en un torneo tardaron menos de 20 minutos en sellar su sociedad letal, una tribu callejera trasladada al arte de asociarse con un bal¨®n. Wirtz abri¨® el camino con un disparo desde lejos que Gunn hizo mejor de lo que en realidad era; Musiala sentenci¨® reventando la pelota dentro del ¨¢rea poco despu¨¦s. La relevancia de Kroos y de G¨¹ndogan en los goles tambi¨¦n indica lo que cualquier artista necesita detr¨¢s de ellos para triunfar: organizadores capaces de descubrir lugares en los que levantar obras de arte.

Escocia, un equipo antag¨®nico al alem¨¢n, no estuvo ni cerca de espantar las avispas que en cada ataque le picaban. No s¨®lo eso: cuando tuvo el bal¨®n, se top¨® con una presi¨®n que dej¨® sin l¨ªquido de energ¨ªa a ninguno de los alemanes sobre el campo. Encomiable.

El VAR tuvo trabajo porque la defensa escocesa lo tuvo. En una primera acci¨®n sac¨® fuera del ¨¢rea una falta sobre Musiala que el ¨¢rbitro habr¨ªa visto como penalti; despu¨¦s, en otra correcci¨®n a Turpin, s¨ª advirti¨® de una entrada salvaje de Porteous a G¨¹ndogan cuando se dispon¨ªa a rematar. Roja y penalti. Havertz, ese otro artista ura?o, casi m¨ªstico, se uni¨® a la fiesta anot¨¢ndolo.

Da la sensaci¨®n de que Wirtz y Musiala son capaces de levantar con su ¡®flow¡¯ a cualquiera, tambi¨¦n a Havertz, cuyas se?ales esta temporada, en cualquier caso, ya ven¨ªan siendo mejores que las anteriores. Tras dos a?os de depresi¨®n por no encontrar la ruta adecuada, Alemania ten¨ªa pulverizado el debut en la Euro con un primer tiempo excepcional.

Cambios y F¨¹llkrug

A Nagelsmann le dio tiempo a balancear esfuerzos y medir la amplitud de su banquillo. Quit¨® a Andrich, amonestado, y dej¨® que se divirtieran algo m¨¢s Wirtz y Havertz antes de darles media hora de descanso. San¨¦ y F¨¹llkrug, titulares en cualquier otra situaci¨®n salvo en esta con tanto joven primoroso por delante, captaron el mensaje.

Incluso sin una gran obsesi¨®n por atacar, Alemania se acerc¨® a la porter¨ªa con peligro. Pudo marcar San¨¦ pero quien lo hizo fue F¨¹llkrug, un gigante capaz de encararse con R¨¹diger como en un entrenamiento esta semana. Golazo.

Ni siquiera el tanto en propia puerta muy al final de R¨¹diger ensuci¨® el debut, pues Emre Can lo arregl¨® poco despu¨¦s con el quinto y definitivo gol desde fuera del ¨¢rea. En realidad, todo hab¨ªa quedado resuelto con la ovaci¨®n a Musiala al irse y a M¨¹ller cuando entr¨® por ¨¦l. Un cambio sintom¨¢tico, el del pasado por el futuro, el del futbolista puramente alem¨¢n por el modernizado, el de la Alemania de siempre por la Alemania de ahora. As¨ª arranc¨® su Eurocopa y as¨ª pretenderle ganarla. Con Wirtz y Musiala, desde luego, todo parece posible.

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