El Madrid naranja empieza gris

Fue un Milan-Madrid, 22 Copas de Europa les contemplan, a medio hacer. Diez de los 22 jugadores de la plantilla de Ancelotti, la mayor¨ªa principales, contin¨²an de vacaciones o en sus alrededores. Los dem¨¢s llegan con el plomo de la pretemporada en las piernas. Al Milan, con m¨¢s rodaje, tambi¨¦n le faltaron jugadores importantes, entre ellos sus fichajes del verano, Morata y Pavlovic. Todo ayud¨®, pues, a que Endrick quedara en el centro de la escena de un duelo afeitad¨ªsimo y que resolvi¨® un gol de Chukwueze, el de mejor tono en la cita. El Madrid fue lo que dijeron su alineaci¨®n y su momento de la temporada, un equipo en mantillas a la espera de sus figuras conocidas y de Mbapp¨¦, el plutonio que debe rearmarle.

Lo cierto es que Endrick pas¨® de puntillas por el partido. Le hicieron una falta, que luego devolvi¨® ¨¦l, pidi¨® sin convicci¨®n un penalti de Thiaw y le cazaron en un fuera de juego cuando recibi¨® un pase con duende de Brahim. Dicen en Brasil que es un futbolista con dos corazones. Uno le lleva al ¨¢rea a 200 pulsaciones y otro no pasa de 40 cuando ingresa en ella por su frialdad para definir. En esa ocasi¨®n no se le desaceler¨® el pulso. Le cost¨® controlar y rematar. Lo mejor de ¨¦l fue su compromiso defensivo en la salida de la pelota de los centrales milanistas en los 45 minutos que le dio Ancelotti. El primer informe qued¨® casi en blanco.

Nada nuevo se anuncia en el dise?o del Madrid para la temporada oto?o-invierno que se avecina, salvo el ¡®oranje¡¯ butano por exigencias del patrocinio. Un 4-3-3 cl¨¢sico, con Arda G¨¹ler en una banda y Brahim en la otra, Endrick en punta, Modric y Ceballos ¡®volanteando¡¯ y Mario Mart¨ªn de mediocentro hasta que lleguen Tchouameni y Camavinga. Los canteranos son amores de verano: pasan al olvido en cuanto los entrenadores vuelven a la realidad de la competici¨®n oficial. Se han dado casos, pocos, en que esa relaci¨®n imprevista ha perdurado. No parece que estemos ante uno de ellos.

Courtois para empezar

Mario Mart¨ªn empez¨® mal, regal¨¢ndole medio gol a Chukwueze. El otro medio se lo quit¨® Courtois, que no acus¨® el receso vacacional. Sac¨® esa y otra inmediatamente posterior de Nasti en un Madrid tan corto de preparaci¨®n como de atenci¨®n. Para el Milan era el tercer partido del verano y esa carga de bater¨ªa extra se not¨® desde el comienzo. En las pretemporadas americanas se opera sin anestesia: dos semanas de entrenamiento con medio equipo y, de inmediato, un partido de octavos de Champions para arriba para abrir boca, con calor y humedad como ingredientes extra.

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El Madrid par¨® la primera embestida alargando las posesiones al principio y dejando luego alguna huella en el ¨¢rea de Torriani: un remate testimonial de Arda G¨¹ler y otro, con mejor intenci¨®n y el pr¨®logo de un esprint vertical, de Brahim, el m¨¢s afilado del equipo de Ancelotti. Muy poca cosa. Al frenazo del Milan no se sum¨® Chukwueze, viejo conocido del Bernab¨¦u, donde tuvo alguna tarde diab¨®lica. Fue un incordio para Fran Garc¨ªa, que es m¨¢s fuerza de asalto que de contenci¨®n. En campo contrario, el lateral se sinti¨® extremo y amenaz¨® mucho.

Pesadilla nigeriana

La segunda parte fue para la academia. Algunos son sobradamente conocidos, especialmente Latasa, con amplia experiencia en Primera. Tambi¨¦n Nico Paz o ?lvaro Rodr¨ªguez, con alguna aparici¨®n en el primer equipo. Otros estaban in¨¦ditos: los centrales Joan Mart¨ªnez y Asencio o el mediopunta Palacios, que se lesion¨® seis minutos despu¨¦s de llegar al partido. Los chavales se llevaron el mal trago del gol de Chukwueze, que aprovech¨® bien el pase profundo de Liberali, quien previamente le hab¨ªa madrugado el bal¨®n a Brahim. P¨¦rdida imprudente, repliegue deficiente y el supers¨®nico nigeriano que ya vimos en la Liga.

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Ese Madrid novato lo pas¨® mal. A Liberali se le fue alto un remate a puerta semivac¨ªa, Thiaw mand¨® al larguero un cabezazo a centro con lazo de Bennacer y Pulisic top¨® con el Lunin de M¨¢nchester. Desajustes propios de un cambio masivo y de una zaga novata. Sin embargo, ese Madrid tan ¡®castillista¡¯ tuvo m¨¢s presencia en el ¨¢rea del Milan que el de los titulares. A ?lvaro Rodr¨ªguez se le march¨® un mano a mano ante Torriani y a Fran Garc¨ªa le cay¨® la mejor oportunidad en la peor de sus piernas. Para entonces Paulo Fonseca tambi¨¦n hab¨ªa desfigurado el once de su equipo con los cambios y el partido muri¨® con cierta soser¨ªa y alg¨²n buen apunte de Nico Paz, el m¨¢s cercano a la primera plantilla, que en este Madrid casi gal¨¢ctico no es demasiado.

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