El Bar?a emerge, el Atleti sangra

Era un partido por la Liga y la redenci¨®n. Un triunfo que al Atleti le hiciera olvidar esa derrota ante el Madrid en la Champions, y la rabia y la frustraci¨®n que dej¨® ese penalti anulado a Juli¨¢n. Cuatro d¨ªas despu¨¦s todos estaban en el mismo lugar, pero ahora ante el Bar?a. Ganar era ese ¡°estamos aqu¨ª¡± del Mono Burgos en aquel anuncio, emergiendo ahora del dolor. Pero tampoco esta vez. La semana de magulladuras continu¨® el domingo. Porque el Bar?a fue otro golpe. De los duros.

Apenas tocaba su once Simeone. Los mismos, los de entonces salvo retoques, Le Normand por Gim¨¦nez y Lino por Gallagher. Enfrente, Casad¨® entraba por De Jong indispuesto sin variar la esencia de Flick: presi¨®n alta y a buscar el h¨ªgado. Ocupaba el Bar?a todo el campo ante un Atleti hundido, con Lamine jugando al pilla-pilla con Reinildo. La primera vez que se le escap¨® le dej¨® a Oblak su foto en la madera cimbreante, tras correr, hacer una pared con Olmo y sacarse de la bota una rosca que quer¨ªa red. Pero el bal¨®n le daba un besito al palo antes de irse fuera. El Atleti en ataque hab¨ªa sido una breve carrera de Griezmann para recordar que es Griezmann, y no la sombra de los ¨²ltimos d¨ªas, que Giuliano finaliz¨® pateando alto. La cabeza parec¨ªa pesarle quilates a los rojiblancos, especialmente a De Paul. Sobre sus p¨¦rdidas bailaba el Bar?a. La m¨²sica se le parar¨ªa a los quince minutos, sin embargo.

Los de Flick dejaron de presionar encimando y el Atleti amarr¨® la pelota y comenz¨® a jugarla. Un mano a mano que Szczesny salv¨® ante un Giuliano en fuera de juego fue el cambio de tercio. Con m¨¢s metal y rock and roll. Puro Sons of Atleti. Un Atleti con m¨¢s pausa y toques de bal¨®n que agriet¨® al Bar?a, ahora el equipo de las p¨¦rdidas y al que le faltaba la pelota. Con Grizi de nuevo en la niebla, all¨¢ donde miraras ve¨ªas a Juli¨¢n. Juli¨¢n girando. Juli¨¢n arrancando. Juli¨¢n liderando. Y eso que estaba enfermo, andaba con fiebre. En una de ellas se introdujo Llorente en el ¨¢rea con I?igo agarr¨¢ndole del brazo como si se lo quisiera arrancar. El rojiblanco, un t¨ªo legal de verdad, no se dej¨® caer y para el arbitraje eso no existi¨® por mucho que, a comienzo de temporada, desde el CTA se contara que se ser¨ªa implacable con los agarrones. Equilibrado el duelo, con dominio a ratos de uno y otro, Flick enviaba a Raphinha al extremo para darle m¨¢s metros por dentro a Lamine. Pero por ah¨ª andaba Barrios y esta noche el cl¨ªnic de f¨²tbol estaba en sus botas. No solo anticipaba y recuperaba exquisito, el f¨ªsico le daba para los duelos y las coberturas. Lamine no hab¨ªa vuelto a acercarse a Oblak. El descanso asomaba y, entonces, pas¨®. La redenci¨®n. O eso pareci¨®. El Bar?a deshecho en cuatro toques.

Y eso que todo naci¨® con otro beso a la madera del Bar?a, ahora de Lewandowski en el travesa?o. El saque en largo de Oblak lo pein¨® Reinildo para la transici¨®n de Grizi, que corr¨ªa enmarcado con su pelo rubio suelto, de nuevo como un le¨®n. Su pase a Giuliano fue medio gol. Lo que hizo el Cholito, otra casi mitad: en vez de rematarlo cedi¨® a Juli¨¢n para que ¨¦ste marcara a placer. Y de un solo toque, por si acaso quiz¨¢. El mi¨¦rcoles, solo pasado. El Atleti haciendo f¨²tbol su verbo: levantarse.

Cuando volvi¨®, el partido estaba en el mismo sitio. Juli¨¢n llenando el campo de picotazos y el Bar?a enredado en su tela de ara?a. Kound¨¦ evit¨® que el argentino armara el disparo mano a mano ante Szczesny y el travesa?o, su gol ol¨ªmpico. La pelota y¨¦ndose fuera, tras otro besito en la madera. Le Normand y Reinildo conten¨ªan impecables a un lado. Cubars¨ª, al otro. El Bar?a iba a destellos, como Pedri, mientras Giuliano le mostraba al mundo que es digno hijo de su padre: entrega, velocidad y tambi¨¦n t¨¦cnica. Cada vez hace m¨¢s cosas mejor. Fue un dolor para Balde, incapaz de hacerse con ¨¦l.

Si a la hora se iba Juli¨¢n, Flick no respiraba: en la hierba el coco, digo Sorloth. Diez minutos despu¨¦s, con la zurda, el noruego ampliaba la ventaja rojiblanca. 2-0, nada definitivo en un Atleti-Bar?a. El partido le pondr¨ªa una gota de la ida de las semifinales y mucho de Montju?c, pero ahora para el Bar?a. En ocho minutos se levantar¨ªan los azulgrana. Definitivos.

Primero fue Lewandowski, con un latigazo de 9 puro con la zurda tras bajarse con el pecho un centro de I?igo. 2-1. Cinco minutos tan solo despu¨¦s, Ferran cabeceaba un bal¨®n tenso de Raphinha para el 2-2. Los dos equipos rondando. Sorloth, en un ¨¢rea. Lewandowski, Lamine y sus amigos, en la otra. El Atleti a¨²n en pie pero en el descuento, ese tiempo que ha sido el suyo tantas veces esta temporada, todo le cay¨® encima como otro bofet¨®n. Las piernas pesando de pronto tantas toneladas como la cabeza: Reinildo desviaba lo justo un tiro de Lamine en el 92¡ä para hac¨¦rselo inalcanzable a Oblak. Ferran cerraba el tortazo, en el paso adelante, y de gigante, del Bar?a por esta Liga, mientras el Atleti se quedaba desvencijado, roto y cediendo el ¡®goal average¡¯. En su tremenda semana de dolor.

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