El Athletic sonr¨ªe entre la locura

San Mam¨¦s ya sab¨ªa que iba a vivir una noche fren¨¦tica. Pero pocos pod¨ªan adivinar que iban a asistir a cien minutos en el reino de la demencia, de ida y vuelta hacia la enajenaci¨®n. Siete goles, dos penaltis, dos tantos anulados... y todo decidi¨® en el minuto 98, con el ¨¢rbitro por medio, ese actor que tanto avinagra al Celta ¨²ltimamente. Berenguer tir¨® un autopase y Mingueza abri¨® el brazo fat¨ªdicamente. Le dio el bal¨®n ah¨ª y era un penalti como una Catedral, como San Mam¨¦s. Lo lanz¨® Berenguer para cerrar un choque divertido, con goles, pol¨¦mica, jaleos, alternancias en el marcador y mucha tensi¨®n, demasiada a estas alturas de la temporada. Los ol¨ªvicos siguen muriendo en la orilla, en la prolongaci¨®n. Est¨¢n demasiado desesperados con las ¨²ltimas actuaciones de los jueces sobre el campo. No se puede rendir adecuadamente tan atacado, tan pendiente de mediatizar al colegiado. La din¨¢mica de protestas les resta energ¨ªa ante la pelota. La bronca les salpic¨® al final. Pasaron tantas cosas que parece imposible resumirlo en una sola cr¨®nica. El descontrol fue la t¨®nica dominante. Y el Athletic, incapaz de escanear al adversario, no acab¨® de enterarse de que con meter balones a la olla, la histeria celeste y su debilidad atr¨¢s encarrilar¨ªan en cada ocasi¨®n medio gol. El caos, inexplicable en varias fases del pulso, gust¨® a la parroquia vizca¨ªna pero no tanto a Valverde, que tuerce el gesto al ver tanto desmadre. Grandes ataques y defensas de Regional.

El Celta, con la baja de Hugo Sotelo a ¨²ltima hora por unas molestias, ten¨ªa que dar un golpe en la mesa, olvidarse del ¨¢rbitro y el VAR, y centrarse en el juego, porque la clasificaci¨®n aprieta de lo lindo. Ben¨ªtez dispuso un 4-4-2 con dos l¨ªneas tan juntas que casi se montaban, y Larsen y Aspas muy descolgados. Fueron un verdadero dolor de muelas, porque encaraban a los centrales: si uno de estos se equivocaba en la salida del juego, ya estaba el l¨ªo formado. A los leones les costaba ver el punto de vulnerabilidad ante semejante entramado. Si los ol¨ªvicos sal¨ªan de la cueva lo hac¨ªan con enorme firmeza. No ten¨ªan prisa, lo principal era estar bien estructurado y mantener el bal¨®n. Pillaban al Athletic adelantado y se mov¨ªan como pez en el agua con los puntas y la colaboraci¨®n de Bamba. El equipo de Valverde perd¨ªa muchos balones en las disputas y los pases.

Aspas rond¨® el 0-1 en tres de ocasiones, malogradas por una pierna de Sim¨®n, por elevar demasiado una vaselina, y por un fuera de juego. A la cuarta, en el minuto 25, cant¨® bingo. Un gol que es un cl¨ªnic para todo el que quiera ser un gran nueve. En tres fases: control, giro y remate. Con el bal¨®n por los aires, se gan¨® el espacio ante Paredes cargando muy bien para desequilibrar al central, se dio la vuelta ¨¢gilmente y meti¨® una rosca infinita que iba de fuera, muy fuera, hacia el poste de Sim¨®n, donde colision¨® y se fue para dentro. Fin a una sequ¨ªa que le ten¨ªa desesperado, desde el 18 de marzo, 23 partidos con el Celta y dos con la Selecci¨®n.

El Athletic funcionaba a arreones y el Celta parec¨ªa estar manejando la partitura. Y la locura se adue?¨® de la escena. El tramo final de la primera parte elev¨® la temperatura hasta recalentarse como una parrilla a punto de recibir la carne. Centr¨® Nico Williams y el bal¨®n le cay¨® como un regalo a Sancet despu¨¦s de un cuerpeo liviano de Vesga con Starfelt, que se fue al suelo s¨®lo por notar la presencia del centrocampista vitoriano. Si en la pugna de Aspas en el 1-0 se consinti¨®, con acierto, la pof¨ªa de Aspas con Paredes era absurdo cambiar el list¨®n ahora y pitar falta. Pero el Celta se tra¨ªa muchas heridas abiertas con los arbitrajes y cualquier decisi¨®n controvertida le da para poner el grito en el cielo. Mientras el VAR revisaba la jugada, Iago segu¨ªa haciendo su peculiar partido y quit¨® el bal¨®n de medio campo para enviarlo a la zona de la supuesta falta, como si ¨¦l fuera el que decretaba la sentencia. Vio la amarilla, pero la daba por bien empleada mientras lo hubiera rentabilizado generando dudas en la cabeza de Pulido Santana.

La veteran¨ªa del ¡®Pr¨ªncipe de las bateas¡¯ condiciona partidos. Juega sus bazas como pocos. En la jugada posterior al empate, Vivian le meti¨® el brazo y le impidi¨® avanzar. Tan temperamental como es, protest¨® de forma airada, se comi¨® al ¨¢rbitro, y se puso a todo el estadio en su contra. Pero eso le ¡®pone¡¯ a¨²n m¨¢s. Envolvi¨® con su embrujo al campo y a los rivales. Estos se desconcentraron y lleg¨® cierto desbarajuste. En un centro al ¨¢rea, la tropa local tuvo tres despejes, dos de Vesga y uno de Nico, y ninguno fue m¨¢s all¨¢ de la frontal del ¨¢rea. La blandura la agradeci¨® Bamba para marcar raso junto al poste de Sim¨®n. Pero no pas¨® mucho tiempo hasta otro zarpazo de empate. Nico desbord¨® a un Kevin V¨¢zquez que no le pod¨ªa coger ni con un lazo de vaquero del Oeste y Guruzeta se adelant¨® al distra¨ªdo Starfelt para anotar su quinto tanto de la temporada.

Nico Williams se cans¨® del suspense y empez¨® a hacer diabluras para intentar dejar los tres puntos en el cofre rojiblanco. Un remate suyo atajado por Guaita dej¨® un bal¨®n franco para que la empujara a placer Guruzeta. Hab¨ªa mucho personal celeste por ah¨ª, pero estaban por estar, de miranda. La defensa puede arruinar a esta gente camino del descenso. Como anda tan suspicaz, tiene el mosqueo a flor de piel: un manotazo en el ¨¢rea a Mingueza de Vivian que debe vigilar mejor sus alerones, fue largamente protestado por parte visitante. Los leones vieron que su rival estaba grogui, pero ¨¦ste se levant¨® de la lona.

Aquello se convirti¨® en una ruleta rusa y la disfrutaba m¨¢s con su riego al l¨ªmite el cuadro vigu¨¦s que un inc¨®modo Athletic. En otro ejemplo de desconcierto, Larsen, que iba de pechada en pechada, meti¨® un gol, anulado por un fuera de juego de mil¨ªmetros. Eso le reanim¨®. Y en una acci¨®n incomprensible por parte del sistema defensivo local, un bal¨®n en largo desde muy cerca del ¨¢rea local permiti¨® un dos contra dos en el sector opuesto del terreno de juego. Se confabularon Aspas y Larsen y ¨¦ste, c¨®mo no, hizo el empate. No supo vivir en ventaja el conjunto vizca¨ªno, le ocurr¨ªa como ante el Valencia, porque actu¨® sin cabeza, la solidez de ¨¦pocas pret¨¦ritas ha estallado por los aires.

El partido pod¨ªa romperse por cualquier lado. En el minuto 71, la bola dio en la mano de Guruzeta de forma fortuita en un remate ol¨ªvico y el VAR se chiv¨® del penalti. Lo tir¨® Aspas y se hizo enorme Sim¨®n, como aquel inspector Gadget de dibujos animados que alargaba un brazo desplegable. Lo ataj¨® y se convirti¨® de nuevo en coloso bilba¨ªno. Si los 90 minutos reglamentarios fueron una invitaci¨®n a la esquizofrenia, la guinda ya result¨® una chaladura sideral. El Athletic estaba sin fuelle, pero se juntaron los Garc¨ªas en el que parec¨ªa ¨²ltimo aliento. Una dejada de Ra¨²l permiti¨® empalmar a Dani, pero se la ataj¨® muy bien Guaita, imitando a Sim¨®n. Sufr¨ªa el Celta. N¨²?ez pis¨® a De Marcos en la rodilla y curiosamente Pizarro G¨®mez no inform¨® a Pulido Santana desde la sala VOR. S¨ª lo hizo con la mano tonta de Mingueza. Gol de Berenguer y final de un partido que trastorna al m¨¢s sereno. Nada le sale al Celta. Pero es lo que tiene jugar con tanto fuego. Y al Athletic le va la marcha, los encuentros que desquician al m¨¢s cuerdo: lo mismo va 0-3 en La Cer¨¢mica y acaba pidiendo la hora que marca cuatro en San Mam¨¦s y casi no le vale para ganar.

Sigue el canal de Diario AS en WhatsApp, donde encontrar¨¢s todas las claves deportivas del d¨ªa.