Mientras llega Memphis, despierta Morata

Cuando el partido termin¨®, el Atleti dejaba a su espalda al Levante. El Ciutat hab¨ªa ca¨ªdo y ellos segu¨ªan adelante en esta Copa que le quita la sed a esta temporada ¨¢rida y de momento des¨¦rtica. Con todo hab¨ªa vuelto a salir Simeone. Con todo lo que de momento tiene, claro: que mientras aterriza Memphis despert¨® Morata. O le despertaron m¨¢s bien Llorente y Correa, todo chispa y empuje, para tirar del equipo mientras ca¨ªa esa maldici¨®n con todos sus lunes, atascos y lluvias sin paraguas. Fue mucho m¨¢s dif¨ªcil de lo que cuenta el marcador. Much¨ªsimo. Con Calleja en su banquillo el Levante se siente alto, guapo y fuerte. Y enseguida se lo hizo saber al Atleti.

Por mucho que Simeone busque el clic que espante el gesto macilento de este Atleti al que hace tiempo ha abandonado el f¨²tbol nada funciona. O poco. Ni las piezas nuevas (De Paul o Savic) ni un nuevo orden, un 4-3-3 con Grizi por la mediapunta y Llorente como delantero con Morata. Si pretend¨ªa inquietar y sumar ocasiones, nada m¨¢s lejos. El bander¨ªn del asistente se alz¨® para anunciar fuera de juego en el primer bal¨®n que el franc¨¦s le filtr¨® al ¨²ltimo y ah¨ª morir¨ªa el Atleti por un largo rato. Largu¨ªsimo, de toda la primera parte. Y la afici¨®n con un ojo all¨ª y otro en el puente a¨¦reo: a ver si Memphis estaba, llegaba, pod¨ªa jugar la segunda de este partido. Ja.

El primer acercamiento del Levante a Oblak fue un centro que se envenen¨® para darle trabajo al portero. Los rojiblancos lo vieron y comenzaron a temblar. Alzar¨ªan bandera blanca, jugar¨ªan infame. Empezaban sus minutos que no, sus minutos de nada. No jugaba, solo miraba c¨®mo le dominaba el Levante. Un Levante que lo afrontaba como lo que era, puerta a los cuartos de esta Copa. Entre los rojiblancos nadie parec¨ªa ser consciente. Nadie corr¨ªa, nadie arriesgaba, nadie intentaba nada. Ante los sem¨¢foros en verde y el empe?o rival en perder un bal¨®n tras otro, el Levante se fue hacia delante y levant¨® el campamento a los pies de Oblak.

Pablo Mart¨ªnez y no Barrios era el chico salido de la Escuela Deportiva de Moratalaz que brillaba en el Ciutat. Junto a Pepelu daba una masterclass de c¨®mo bloquear y noquear rivales. De Paul, que volv¨ªa a jugar un mes despu¨¦s de haberse proclamado campe¨®n del mundo con Argentina, lo hac¨ªa en su perfil rojiblanco habitual. El malo, el fail.

C¨®rner a c¨®rner, con centros al ¨¢rea y la posesi¨®n, los de Calleja mostraban los dientes. Sobre el c¨¦sped hab¨ªa un equipo de Segunda, s¨ª, pero ellos no eran. Su superioridad la llevar¨ªa Bouldini al marcador pero Figueroa V¨¢zquez la bajar¨ªa: pit¨® falta en ataque, en el salto del granota con Oblak. S¨®lo cuando asomaba el descanso el Atleti pareci¨® abrir los ojos, respirar y darse cuenta de d¨®nde estaba. El Ciutat, el Levante. Y si quer¨ªa seguir vivo en la Copa, no claudicar como en Europa, deb¨ªan ganarles. Cuando el partido regres¨®, Barrios se quedaba en la caseta y en su lugar comparec¨ªa Correa. Enseguida se not¨®.

La entrada de Correa todo lo cambia

¡°Soy el Se?or Lobo y soluciono problemas¡±, le grit¨® a los dem¨¢s al pisar la hierba. Dicho y hecho. El argentino fue revulsivo y gasolina, el ¨²nico campe¨®n del mundo que, de verdad, ayer jugaba en el Atleti aunque sobre el c¨¦sped hubiese otros dos. Diez minutos m¨¢s tarde Morata se quitaba el sudor de la frente con media sonrisa: con la derecha le daba la primera estocada al Levante. Solo hab¨ªa tenido que esperar en el segundo palo un centro raso de Llorente que se pase¨® por cuatro rivales antes de llegar a su bota y patear sin pensar. 0-1. Y sin banderines al aire ni fueras de juego. La jugada, por cierto, hab¨ªa nacido en Correa.

Mientras Calleja trataba de revolverse ante el destino con los cambios, el Cholo sent¨ªa la barriga llena y se hac¨ªa su habitual yenka hacia atr¨¢s. Se volvi¨® a ovillar dej¨¢ndole el bal¨®n a un Levante que reclam¨® una mano de Kondogbia en el ¨¢rea y no convirti¨® en peligro real su dominio. Llorente redonde¨® al final. El Atleti en cuartos, el Ciutat vencido y un aviso a navegantes: mientras Memphis llega, Morata vuelve.