Juli¨¢n evita un bochorno monumental

La diferencia de cromos y categor¨ªas fue ninguna entre el Atleti y el Vic durante 80 minutos. Un Atleti que roz¨® el bochorno total en la Copa y al que rescat¨® primero Giuliano, con otras de sus carreras de fe, y despu¨¦s Juli¨¢n Alvarez, con un doblete. Pasa de ronda pero sigue sobre aviso. Ese Vic robusto y de trazo fino, cinco categor¨ªas por debajo, a punto estuvo de pintarle la cara.

Un Vic volcado, un Vic de fiesta, con riadas de gente hacia el Hip¨°lit Plan¨¤s, con su tama?o doblado por una grada superior supletoria, hab¨ªan recibido al equipo del Cholo a primera hora de la tarde. Se mezclaba el rojo de su camiseta con el rojiblanco en una grada con el cemento como asiento. F¨²tbol de antes, f¨²tbol de cerca, en el que los jugadores casi se pueden tocar, que huele a bocadillo de butifarra y va sin c¨²pulas ni techos, a cielo descubierto. El pom-pom del bombo anunciaba guerra cuando la pelota comenz¨® a rodar sobre esa hierba artificial rapid¨ªsima por las lluvias del d¨ªa anterior. Y as¨ª sali¨® el Vic, a competir en el partido de sus vidas. Tantas categor¨ªas le separaban de un Cholo que sali¨® sin traje y sin experimentos, que no estaba el horno. En su once, solo dos canteranos: Kostis y Serrano.

Correa era el hombre que portaba el brazalete de capit¨¢n y el primero que test¨® los guantes de Mora, al disparar a la media vuelta un pase filtrado de Gallagher. Eran duros. Costar¨ªa agrietarlos. Hab¨ªa salido el Vic valiente y sin complejos y, aunque el Atl¨¦tico le iba empotrando en su ¨¢rea, cuando sal¨ªa, mord¨ªa. Y porque Carrascal encontraba el camino a Musso, titular en lugar de Oblak, a trav¨¦s de ese t¨²nel recorrido antes por tantos otros: Nahuel. Da igual un Primera Divisi¨®n que un Primera Regional, ante todo y contra todos es desastre y es lunar. Arnau Prat le desbordaba como si la diferencia de categor¨ªas fuese al rev¨¦s. La primera ocasi¨®n estuvo en sus botas, despu¨¦s de dejarle atr¨¢s. Detuvo Musso, fiable. El Atleti rondaba m¨¢s pero no le sal¨ªa ni a bal¨®n parado. El que llevaba m¨¢s peligro era el equipo de sexta divisi¨®n aunque al llegar a Musso lo hiciera sin ox¨ªgeno.

Atr¨¢s se encerraba bien. Once hombres defendiendo su ¨¢rea con honor ante Goliat. El Atleti empotraba cada vez m¨¢s, pero sin terminar de culminar, el bote extra?o en esa hierba sint¨¦tica a la que no est¨¢ acostumbrado. Llegaba al ¨¢rea pero le faltaban tiro y tino. Giuliano se top¨® con piernas en la m¨¢s clara tras aquella de Correa y el ¨¢rbitro no vio penalti en una mano de Pradas para frenar un tiro de Sorloth. El Vic llegaba al descanso con la victoria de chocolate, como las medallas, no haber recibido gol, aunque Gallagher lo acariciara al filo con un disparo seco y por bajo que sac¨® Mora con parad¨®n. Actitud y buena defensa le bastaban para echar unas gotas de veneno al elixir que el Cholo buscaba en Copa. Al descanso, un grupo de la localidad ameniz¨® con m¨²sica desde un escenario en la hierba. Toda fiesta tiene su orquesta y a la de Vic le quedaban a¨²n 45 minutos. Los claves.

Simeone los afront¨® con un triple cambio. Se acab¨® el tiempo de Kostis y Serrano y un Sorloth negado para que Koke, Gal¨¢n y un Lemar de vuelta le dieran m¨¢s energ¨ªa. Hasta Nahuel lo celebr¨® con un disparo desde la frontal que en el Atleti no se le recuerda. Pero Mora, a minuto un cent¨ªmetro m¨¢s alto, tapaba todo. A la hora, Simeone met¨ªa m¨¢s madera: Juli¨¢n. Pero el pundonor segu¨ªa plant¨¢ndole cara a los millones. Serra y Riera daban dos zarpazos a los que solo les falt¨® definici¨®n, mientras Simeone terminaba de agitar el ¨¢rbol: Grizi, adentro (por un Lemar otra vez lesionado). Las estrellas para decantar una noche que se iba poniendo de Halloween, de puro terror. Entonces lleg¨® esa carrera. Otra de fe de Giuliano. Qu¨¦ grande hace este chico el apellido de su padre.

Fue una internada r¨¢pida ante la Bertrana meti¨® el pie. El ¨¢rbitro pit¨® penalti y, como en estas rondas no hay VAR, nadie le avis¨® de que quiz¨¢ no era. Lo marc¨® Juli¨¢n. Se qued¨® con diez el Vic y sin m¨¢s premio que el del orgullo de haber competido. Segu¨ªa de fiesta la grada cuando Juli¨¢n terminaba de maquillar lo que durante 80 minutos fue infamia.

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