Chupinazo de Ib¨¢?ez

La Cartuja esperaba al de siempre, al Athletic, que se sabe el camino Bilbao-Sevilla mejor que el que va a Lezama. De tanto viaje al estadio con inspiraci¨®n ol¨ªmpica parece un equipo tan vasco como andaluz. Pero la insistencia en las finales de Copa salt¨® por los aires en el minuto 116 cuando un chaval, Pablo Ib¨¢?ez, demostr¨® que por muchos navarros que vaya captando el Athletic all¨ª a¨²n queda futuro. Y es de Mutilva, cerca de Tajonar, para m¨¢s simbolog¨ªa. Meti¨® un gol de bandera que env¨ªa a Osasuna a su segunda final en 102 a?os de historia. Con la ayuda de Zarraga, que perdi¨® un bal¨®n clave, y con el ag¨®nico Chimy participando. Adi¨®s a un silencio de casi dos d¨¦cadas. Ahora desafiar¨¢ al que triunfe en el Cl¨¢sico. Los leones, con Nico Williams aciago, fueron acreedores del 2-0 que les otorgaba el pase, pero fallaron lo indecible y su rival encontr¨® el momento adecuado para asestar el golpe de gracia.

El partido rebosaba expectaci¨®n, espuma de deseo y ambici¨®n. Ya vino enturbiado por el retraso en el comienzo por culpa de los v¨¢ndalos que entorpecieron la llegada del equipo visitante. Muchos pod¨ªan pensar: ?a qui¨¦n perjudicar¨ªa esa estupidez? ?A los que iban a bordo del autocar bajo la incertidumbre y la tensi¨®n por un camino obstruido? ?O a los que ya estaban el estadio sin saber si calentar o seguir planificando la noche? No pareci¨® mover mucho el guion con el pitido inicial. Porque se dio lo esperado: un Athletic al abordaje y Osasuna contenido, protegiendo su exigua ventaja, jugando en largo, buscando diagonales hacia Kike o los extremos. Un plan copiado a los que asaltan los bancos: robo y correr.

El choque era pura adrenalina. Y a Herrera le encanta ser la salsa de ambientes tan dinamiteros. Se hizo enorme saliendo del ¨¢rea peque?a ante Guruzeta, al que par¨® con el rostro en el minuto 7 la primera ocasi¨®n clara. Lo celebr¨® con tal ¨ªmpetu que por poco se desprenden los brazos del cuerpo. Luego empez¨® con el ritual de p¨¦rdidas de tiempo, bajo la m¨²sica de viento. Y se hizo el lesionado en un choque con I?aki Williams. Protagonista absoluto. Acapar¨® todo el foco durante unos instantes de un partido vibrante.

El Athletic ten¨ªa un problema porque su br¨²jula Muniain no encontraba el bal¨®n. S¨ª lo hac¨ªa Sancet, m¨¢s participativo, pero estaba un punto ansioso y no acertaba con el pase adecuado. Guruzeta bajaba la medular a mezclarse con el juego y pon¨ªa en duda a los centrales rojillos. Nico andaba punzante por la izquierda, pero no tuvo su noche en la definici¨®n, pas¨® un calvario en esta faceta. Un tiro suyo se march¨® fuera por poco en el minuto 26. Los leones se mostraban con muchas ganas ante la presi¨®n de Osaauna. A ¨¦ste le costaba mucho tener el bal¨®n. Todo parec¨ªa cambiar en el minuto 33, cuando los extremos rojiblancos se aliaron para rozar el 1-0. Yuri centr¨® a De Marcos, que entr¨® como un cohete por su banda derecha y el cabezazo permiti¨® una nueva foto de lucimiento de Herrera. Fue el pre¨¢mbulo del tanto que equilibraba la eliminatoria. Muniain puso en juego el saque de esquina posterior, pein¨® Vesga y caz¨® un bal¨®n complicado I?aki Williams para romper el gafe bilba¨ªno en ese tipo de jugadas que arrancan desde el bander¨ªn de c¨®rner. Llevaban casi 200 sin convertir. Se quit¨® un buen peso de encima el ¡®9¡ä, que arrastraba como una pesada bola de preso nada menos que 24 partidos sin marcar (18 con el Athletic y 6 con Ghana).

La eliminatoria volv¨ªa a la casilla de salida. Empezaba de nuevo con 57 minutos para decidir el primer finalista de este a?o, m¨¢s el suplemento que finalmente se contrat¨® en La Catedral. Los navarros trataron de disimular que ese golpe no les hab¨ªa afectado y Oroz filtr¨® un gran pase a Kike Garc¨ªa, que aprovech¨® un fallo en la marca de Yeray para disparar, algo escorado, eso s¨ª, ante Agirrezabala, que la ataj¨® con maestr¨ªa. El equipo de Arrasate ten¨ªa muy poca profundidad, era Oroz el que m¨¢s criterio plasmaba, y Herrera estaba a su nivel esperando a la presi¨®n local para buscar en largo a los atacantes. Pero Moi G¨®mez no exist¨ªa y el plan de enfriar el juego con el bal¨®n en los pies salt¨® por los aires.

Nico e I?aki urdieron el dos cero en el minuto 40, y este se plasm¨®, pero luego qued¨® anulado por claro fuera de juego. El Athletic merec¨ªa la ventaja, por insistencia y el empadronamiento en campo rival. Generaba ocasiones a base de apretar arriba y su jerarqu¨ªa en este tipo de compromisos se impon¨ªa de forma clara. La tropa de Arrasate estaba echando la tarde oculta entre cortinas de dudas: ?me quedo a hacer los coros del cerrojazo a la vera de mi guardameta o salgo y busco la porter¨ªa contraria? Y mientras decid¨ªa, el Athletic se lanzaba a pecho descubierto a la invasi¨®n del castillo de Herrera. Por poco repiten la misma jugarreta en el 59, aunque con distintos actores: lanz¨® un c¨®rner Muniain, pein¨® Guruzeta y remat¨® Yeray fuera llegando en carrera como un ob¨²s.

El Athletic segu¨ªa a la conquista de la ¡®Sexta¡¯. Tal y como hace el Madrid con las Champions, no puede rotular los t¨ªtulos de Copa en los ¨²ltimos tiempos, desde 2009, pero s¨ª las finales, que es un consuelo muy triste, pero a algo hay que agarrarse para no caer en la depresi¨®n. En el minuto 70 traz¨® un contragolpe que habr¨ªa que ense?ar en las escuelas de f¨²tbol. Guruzeta esper¨® el momento justo para filtrar un pase a I?aki, que galopaba como los guepardos a campo abierto. A este no le dieron caza Cruz ni David David Garc¨ªa y dio una asistencia milim¨¦tricamente calculada hacia la izquierda, donde apareci¨® completamente solo la sangre de su sangre, Nico. Pero este se llen¨® de bal¨®n y lo mand¨® fuera. El Athletic se volvi¨® a enchufar y saltaban las chispas en su juego. El incordio bilba¨ªno se hizo m¨¢s y m¨¢s atosigante seg¨²n avanzaban los minutos. La sospecha empez¨® a hacerse realidad: Osasuna quer¨ªa los penaltis. Se amontonaba un partido m¨¢s a los cuatro que arrastraba sin ver puerta y aconsejaba ser muy conservador. La Copa empezaba a sonre¨ªr al equipo que m¨¢s ritmo ten¨ªa con el bal¨®n, este viajaba con alegr¨ªa por las botas de los leones, mientras que era un ladrillo previsible cuando llegaba a un jugador vestido de rojo.

Nico es un gran jugador, pero a¨²n le falta por subir ese pelda?o que separa a los que prometen de los que est¨¢n ya consagrados: el de las decisiones en el ¨²ltimo instante. En el minuto 87 volvi¨® a fallar con torpeza un gol cantado. Sancet avanz¨® hasta el ¨²ltimo tercio del campo, cedi¨® a Ra¨²l, que remat¨® y volvi¨® a exhibirse Herrera, un se?or portero. El menor de los Williams, todo un internacional ya con pinta de titular en La Roja, quiso darla con tanta violencia tras el rechace que la mand¨® a la r¨ªa de Bilbao. El partido se aproximaba al carril del drama. Lo que pasara ya iba a ser definitivo. Barja la tuvo para borrar 18 a?os de ausencia rojilla en una final, pero le tapon¨® el disparo Agirrezabala.

Con el tel¨®n de los 90 minutos ca¨ªdo, la mitad del prop¨®sito de los navarros estaba en el bote. Faltaba pasar el trago de los 30 extra y encomendarse a Herrera en los penaltis. De todos modos, Arrasate ten¨ªa que dar un golpe de efecto porque la inercia no era buena. Y lo hizo con Manu S¨¢nchz en el extremo por un lado y Barja cambi¨¢ndose a la derecha. Y, por supuesto, con la jugada maestra del Chimy, que apareci¨® como si fuera el Cid. Su presencia era una invitaci¨®n a la heroica. El ¡®Comandante¡¯ llevaba 15 d¨ªas fuera, por una lesi¨®n en el s¨®leo, y en la previa se limit¨® a calentar porque no est¨¢ para muchos trotes. Se arriesgaba a agravar la dolencia y perderse una posible final, pero serv¨ªa de ejemplo para sus compa?eros en busca de la ¨¦pica, reanimaba a la afici¨®n navarra y provocaba cierto temblor en las filas locales. La semifinal segu¨ªa en lo suyo: otro c¨®rner lanzado por Muniain, remate de Vesga y parad¨®n de Herrera. Hasta el siguiente. Osasuna cambi¨® algo la rutina del choque, con m¨¢s presencia en ¨¢rea contraria. Hasta que lleg¨® el gol para la historia de Pablo Ib¨¢?ez. Chupinazo dl chaval.