Tchouameni, central por su bien
El franc¨¦s fue el elegido para la batalla de B¨¦rgamo como compa?ero de R¨¹diger en la zaga. Su actuaci¨®n tuvo un lunar, el penalti, pero dej¨® detalles esperanzadores.
En el d¨ªa D, fue el plan A. Ya lo detall¨® AS cuando a Militao se le cruz¨® de nuevo el cruzado. Y B¨¦rgamo lo confirm¨®. Al lado de R¨¹diger, Tchouameni. Con Asencio y su rendimiento reivindicativo en el banquillo. Porque para las batallas de armadura, Ancelotti tiene confianza plena en sus soldados m¨¢s experimentados. Y todo a pesar de tener al otro ancla en la enfermer¨ªa. Sin Camavinga, Valverde y Ceballos al doble pivote y Aur¨¦lien al centro de la zaga.
Un encuentro con claros y oscuros. De lo segundo, uno enorme. Su derribo a Kolasinac, de central a central, cuando Sead entr¨® en ¨¢rea sin preguntar. El (aquel d¨ªa) zaguero franc¨¦s lleg¨® tarde, toc¨® al rival y De Ketelaere fusil¨® la porter¨ªa de Courtois desde los 11 metros. Pero tambi¨¦n hubo de lo primero. Bastantes. La puerta del centro del campo se ha abierto para otros. Su realidad como central ya no es virtual.
Si en su ¨²ltimo partido en la sala de m¨¢quinas, en San Mam¨¦s, fue el segundo que menos particip¨® en el juego blanco, ante el Atalanta se colg¨® la medalla de bronce. Lucas V¨¢zquez (69), Ceballos (68) y, despu¨¦s, los 67 toques de bal¨®n de Aur¨¦lien. Por encima de R¨¹diger (61). Porque como zaguero, Carletto gana el pie de un centrocampista y eso desahoga quehaceres a Rambo, m¨¢s centrado en el resto de guerras (f¨ªsicas y verbales, pregunten a De Ketelaere).
Tchouameni fue el blanco que m¨¢s pases complet¨® (55). Y con una precisi¨®n quir¨²rgica, pues apenas err¨® uno (98,2%). No fueron env¨ªos de alto riesgo (s¨®lo uno al tercio de campo rival), pero en la retaguardia se premia el minimizarlos y no potenciarlos. Eliminar azar para evitar p¨¦rdidas de vida o muerte.
Apareci¨® en un par de ocasiones, adem¨¢s, para evitar sustos mayores. Las recuperaciones las firmaron del centro del campo en adelante, porque el dominio territorial fue de la Dea (m¨¢s posesi¨®n, m¨¢s presencia en campo del Madrid que al rev¨¦s). De ah¨ª que R¨¹diger y Tchouameni apenas sustrajeran un bal¨®n cada uno, por los ocho de Bellingham y Ceballos o los cinco de Vinicius y Brahim.
P¨¢jaros contra escopetas. Pero Aur¨¦lien lider¨® en una faceta que ahorr¨® trabajo a Courtois. El equipo blanco termin¨® el encuentro con cuatro bloqueos a disparos bergamascos. Los cuatro de Tchouameni. Uno de ellos, de campanillas, cuando se interpuso milagrosamente en un intento desde el ¨¢rea peque?a de Lookman. Tapon¨® a lo Wembanyama.
El partido no fue redondo. No puede serlo cuando un defensa aparece en la fotograf¨ªa del empate rival. Pero s¨ª verde esperanza. No es sorpresa. Pues es un duelo que implica continuismo. En el triunfo de Montilivi, trampol¨ªn de confianza para los de Ancelotti, Tchouameni tambi¨¦n complet¨® un encuentro s¨®lido. Por n¨²meros: seis recuperaciones (l¨ªder), 96% de acierto en pase y un tiro bloqueado. Am¨¦n de no haber perdido a¨²n un encuentro desde el centro de la zaga (11 victorias y 3 empates).
Tambi¨¦n por sensaciones. Y esa es la clave. Porque la sensaci¨®n, y la realidad, es que Tchouameni, aunque le pese, es m¨¢s central y menos centrocampista. Por contexto y rendimiento. Ello no quiere decir que pueda aparecer en sala de m¨¢quinas puntualmente, pero apunta a escudero de R¨¹diger en noches de tron¨ªo. As¨ª ser¨¢, al menos, esta temporada. A veces, un paso atr¨¢s equivale a dar dos hacia adelante...
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