CHAMPIONS
Por qu¨¦ en el Maradona hay tensi¨®n, peleas¡ ?Y el apoyo de los rivales!
A pesar del inminente scudetto y unos cuartos de Champions jam¨¢s vistos, en N¨¢poles hay una absurda tensi¨®n entre los hinchas y el club.
El N¨¢poles est¨¢ viviendo la temporada m¨¢s importante y bonita de los ¨²ltimos 33 a?os. El tercer scudetto, primer y ¨²nico sin Maradona, es solo cuesti¨®n de tiempo y, a la vez, los sure?os han alcanzado los cuartos de Champions League, algo que ni con el Pelusa vivieron. A pesar de ello, quien haya visto el ¨²ltimo encuentro local de los de Spalletti, contra el Milan, habr¨¢ notado algo raro adem¨¢s del inesperado 0-4. El Maradona, estadio famoso en todo el mundo por su ambiente, es casi un teatro. Apenas hab¨ªa banderas, no se escucharon c¨¢nticos y hubo momentos de enorme tensi¨®n, con una pelea en la Curva B e insultos en contra de Aurelio De Laurentiis. Surrealista.
El presidente azzurro tuvo m¨¦ritos enormes. Compr¨® el equipo tras su quiebra en 2004, lo llev¨® a la Serie A en 2007, gan¨® cuatro t¨ªtulos (tres Copas de Italia y una Supercopa), lleva 13 a?os disputando competiciones europeas (mejor racha de Italia), pronto celebrar¨¢ el scudetto y a saber qu¨¦ pasar¨¢ en la Champions. Todo ello, con un club cuyas cuentas rozan la perfecci¨®n, sin deudas. ?Por qu¨¦, entonces, el Maradona no celebra? El problema, en esta temporada, naci¨® con los grupos ultras del club. Tras la pelea con los romanisti de enero, las autoridades vetaron la entrada al campo de pancartas, tambores, meg¨¢fonos y banderas durante dos meses, un ¡®castigo¡¯ alargado despu¨¦s de lo ocurrido con los ultras del Eintracht.
Mientras, en el Ol¨ªmpico de Roma los tifosi giallorossi no tuvieron restricciones, ni las tuvieron las hinchadas visitantes en el Maradona. Los de la Lazio, por ejemplo, hasta entraron petardos que hirieron a un napolitano. Antes del encuentro con el Milan, entonces, los grupos de Curva A y parte de la B se reunieron fuera del Maradona, entonando c¨¢nticos de apoyo al equipo y pidiendo poder devolver este ambiente tambi¨¦n al interior del estadio.
Incidentes
Dentro del campo, despu¨¦s, siguieron las restricciones y hubo silencio y tensi¨®n. Parte de los grupos ultras de la Curva B no est¨¢ abonado (por protesta en contra de la ¡®Tessera del Tifoso¡¯, un carnet obligatorio para abonarse y, ahora, tambi¨¦n para comprar entradas para cada partido) y empez¨® unos c¨¢nticos insultando a De Laurentiis (¡°hijo de puta¡±) que el resto de los ultras no quiso entonar. El desencuentro llev¨® a una violenta pelea, cuyas im¨¢genes fueron enseguida virales.
Luego, incre¨ªblemente, tambi¨¦n los ultras del Milan empezaron a insultar a De Laurentiis, recibiendo aplausos de sus hist¨®ricos rivales (algo que ocurri¨® tambi¨¦n en Lecce el pasado viernes). Los rossoneri, adem¨¢s, colgaron una pancarta durante el ¨²ltimo encuentro en San Siro con el Empoli, subrayando las iniciales de De Laurentiis (¡°ADL¡±): ¡°Hay que hablar solo cuando se dice algo que valga m¨¢s que el silencio. Los ultras no se tocan¡±. Los ultras partenopei, por su parte, respondieron con otro mensaje que apareci¨® en los exteriores del Maradona: ¡°Milano ultras: el honor tiene sentido tambi¨¦n entre enemigos¡±. De Laurentiis, comentando lo ocurrido, fue tajante: ¡°Son delincuentes, no hinchas, que humillan a los tifosi de verdad. Esta historia sigue desde hace 50 a?os, hasta que no apliquemos en Italia las leyes de Thatcher no cambiar¨¢ nada¡±.
El mi¨¦rcoles, en principio, no habr¨¢ problemas. Como en Lecce, los napolitanos podr¨¢n entrar en San Siro llevando pancartas y banderas, y apoyar¨¢n al equipo. Lo que no se sabe es qu¨¦ pasar¨¢ en los pr¨®ximos encuentros en el Maradona ante el Verona y, sobre todo, contra el Milan. El partido de vuelta de los cuartos de Champions es el m¨¢s importante en la historia del club y vivirlo con los tifosi silenciosos o, peor, enfrentados entre ellos, ser¨ªa una mancha imborrable.