No hay infierno para Vinicius

Siempre nos quedar¨¢ Madrid. Esa es, desde el principio de los tiempos, la ¨²ltima bala blanca y tendr¨¢ que volver a emplearla despu¨¦s de empatar en M¨²nich en un partido contradictorio en el que los goles no siempre caminaron en la misma direcci¨®n que el juego. El Madrid se adelant¨® sorteando balazos alemanes en el inicio, se vio abatido luego, cuando crey¨® que lo peor ya hab¨ªa pasado, y a¨²n tuvo tiempo de levantarse para bracear hasta las tablas. El equipo de Ancelotti respir¨® por un Kroos extraordinario, pero se vio abandonado por Bellingham, con un peso demasiado liviano en el equipo, y Rodrygo. Vinicius fue otra cosa, un diablo. No tuvo el Bayern herramientas para pararlo y sospecha que en el Bernab¨¦u la cosa se pondr¨¢ a¨²n peor.

Llegaron las semifinales y lleg¨® la ortodoxia al Madrid. Nacho, como pareja de R¨¹diger, mejor defender con un defensa que con un invento, m¨¢s visto lo visto en M¨¢nchester, y Tchouameni, el m¨¢s posicional de los centrocampistas, para hacer de coche escoba. As¨ª se parapet¨® el Madrid en M¨²nich ante un Bayern menos disminuido de lo que se anunciaba en la v¨ªspera, donde tambi¨¦n se empiezan a jugar estos duelos. Todos los presuntos ca¨ªdos estuvieron en el once o en el banquillo a excepci¨®n de De Ligt. Eso s¨ª, Tuchel no se atrevi¨® de salida con Gnabry tras su cadena de lesiones musculares y puso a Thomas M¨¹ller, el bueno, el feo y el malo en un solo futbolista. En cierto modo, el s¨ªmbolo del Bayern que siempre conoci¨® el Madrid: resistente, insistente y pendenciero. Un alem¨¢n de toda la vida. Acompa?¨® arriba a Kane, mientras San¨¦ empezaba sorprendentemente en la izquierda. A los 40 segundos ya hab¨ªa tomado la espalda de Lucas V¨¢zquez. Lunin meti¨® un pie salvador modelo Etihad.

Una salida en tromba

Pasan los a?os y las d¨¦cadas y el Bayern tiene r¨¢fagas de ese equipo flam¨ªgero que tantas veces amarg¨® al Madrid. M¨¢s en casa. De su presentaci¨®n no pudo deducirse esa presunta debilidad que dice la tabla de la Bundesliga. Su salida en tromba coincidi¨® con cierta torpeza en el primer trato de bal¨®n del Madrid, especialmente de Tchouameni y Bellingham. Cada p¨¦rdida tuvo su penalizaci¨®n correspondiente: dos intentos de Kane, uno desde casi cincuenta metros con Lunin en desesperada retirada, otro de San¨¦, uno m¨¢s de Musiala... Antes del primer cuarto de hora llovi¨® metralla. El Madrid segu¨ªa encastillado en el Etihad, pero defendiendo peor y amenazando a¨²n menos. El tridente ofensivo andaba menos vivo en ataque y menos solidario en la recuperaci¨®n. Ni una sola pelota dividida ca¨ªa de su lado.

Afortunadamente, al Bayern le separa del City que tiene periodos de latencia. Su presi¨®n no es obsesiva sino selectiva. Desata la tormenta durante breves periodos de tiempo pero luego baja el bloque y permite respirar al adversario. R¨¹diger y Kroos conocen bien ese pa?o. Y pasada esa primera sacudida bajaron el volumen al choque. El primero, desde la anticipaci¨®n. El segundo, desde la posesi¨®n, la ciencia, el conocimiento y, de cuando en cuando, el arte. Andaba banderilleando al Bayern con cien pases y de pronto meti¨® uno definitivo, casi invisible, genial, con preaviso (lo dibuj¨® en el aire con el ¨ªndice, como si le sobrara tiempo), orden¨¢ndole a Vinicius que arrancara por el centro como una centella. Y a toda pastilla, entre los dos centrales (Kim fue un coladero), vol¨® el brasile?o para verse ante un Neuer indefenso. El gol que probaba que nadie en el mundo corre como el Madrid. Lo saben todos, pero nadie encuentra contramedidas.

Una ocasi¨®n, un gol. A s¨ª de baratas les salen las balas al equipo de Ancelotti, al que el tanto mejor¨® notablemente en orden, lectura del juego y salida de pelota. El partido que impon¨ªa un fabuloso Kroos.

Al Bayern le cost¨® reponerse del golpe. Se abri¨® poco a las bandas, donde estaban sus mejores activos, Musiala y San¨¦, y no encontr¨® por el centro los espacios del inicio, cuando el Madrid parec¨ªa a punto de arder en la hoguera. Antes del descanso solo sobresalt¨® al Madrid con un lanzamiento de falta de Kane, m¨¢s duro que colocado.

De penalti a penalti

Tuchel decidi¨® entonces un giro de guion: San¨¦ a la derecha, Musiala al centro, Guerreiro, relevo de Goretzka, a la izquierda. Result¨®. El equipo perdi¨® control, dej¨® campo al Madrid, que pudo verse con 0-2 en un tiro de Kroos rechazado por Neuer, pero gan¨® la banda de San¨¦, que la primera vez que escap¨® de Mendy solt¨® un zapatazo raso que super¨® a Lunin. Entr¨® por el palo que defend¨ªa, hecho que siempre deja al portero bajo sospecha. Cuatro minutos despu¨¦s, con el estadio en llamas, Musiala se cambi¨® el bal¨®n de pie ya muy dentro del ¨¢rea y Lucas V¨¢zquez le mand¨® al suelo imprudentemente. Kane le daba la vuelta al partido. En muchas cosas el Bayern es alma gemela del Madrid: resulta imparable cuando entra en trance. Ancelotti retir¨® entonces a Nacho, impecable hasta entonces.

La cosa no mejor¨® atr¨¢s. De hecho, Musiala y San¨¦ fueron extraordinariamente a m¨¢s y el Madrid empez¨® a defender mal el bal¨®n parado. Ancelotti dio por terminado entonces el recital de Kroos y meti¨® ah¨ª a Modric. Tambi¨¦n lleg¨® al partido Brahim para componer con Rodrygo y Vinicius un tridente m¨¢s afilado. Este tuvo el empate, pero volvi¨® el Neuer de la era imperial. No fue la ¨²ltima palabra de Vini en el choque. Casi de inmediato le filtr¨® un pase definitivo a Rodrygo, al que Kim le hizo un penalti inevitable. Acert¨® el siete y el Madrid llega sin da?o a la vuelta, donde sacar¨¢ el comod¨ªn del p¨²blico.

Sigue el canal de Diario AS en WhatsApp, donde encontrar¨¢s todo el deporte en un solo espacio: la actualidad del d¨ªa, la agenda con la ¨²ltima hora de los eventos deportivos m¨¢s importantes, las im¨¢genes m¨¢s destacadas, la opini¨®n de las mejores firmas de AS, reportajes, v¨ªdeos, y algo de humor de vez en cuando.