La sociedad de oro de Arbeloa

Llegaba el Stuttgart impoluto a Valdebebas, con seis triunfos y un empate en la competici¨®n dom¨¦stica, y se encontr¨® con una estampida. Desde el silbatazo inicial se desga?itaban Arbeloa y su mano derecha, Juli Carmona. Una sola obsesi¨®n. ¡°Presi¨®n, presi¨®n¡±. En salida de bal¨®n, tras p¨¦rdida. Siempre. Una carta de presentaci¨®n para arrancar intimidando. La apuesta es clara, con todo a por la Youth. Sin Barroso, su killer en el Juvenil A, ni Fortuny, directo desde el Castilla. Dos armas de calibre para el segundo tiempo. Pero con Cristian David omnipresente en la sala de m¨¢quinas, con Fortea y Liberto como laterales con alma de extremos y con Y¨¢?ez como pu?al. Esa sociedad, Fortea-Y¨¢?ez, convirti¨® la banda derecha en una autopista llena de peligros para el club suabo. Fueron los cocineros del triunfo.

De Y¨¢?ez fue la primera ocasi¨®n, con un caracoleo que termin¨® estrellando en el lateral de la red. Tambi¨¦n la segunda, esta con may¨²sculas. Fortea, incontrolable, desquici¨® a su par, cruz¨® un caramelo y el 7 s¨®lo le quit¨® el envoltorio a medias. La madera evit¨® el primero. Pero se paladeaba. Era apenas el minuto 10 y el ej¨¦rcito de Arbeloa se relam¨ªa ante un Stuttgart que trataba de sacudirse el agobio con balones a Bujupi y alguna arrancada de Korkut. Pero Valde y Aguado se encargaban de que ?lvaro no tuviera que sacan los guantes a pasear. Avisaba seriamente Roberto tras un c¨®rner, hasta que la sociedad de oro de Arbeloa cocinaba el primero. Fortea abr¨ªa y Y¨¢?ez, tras un estupendo recorte, enjaulaba con la zurda. C¨¢ntaro roto. Y hasta el refrigerio, Mascar¨® y Roberto manten¨ªa el asedio. La mejor noticia para el Stuttgart, el resultado.

Willig, consciente, no aceler¨® las pulsaciones de los suyos tras el descanso. Mismo paisaje. Esperar para tratar de morder al contragolpe. Tarea complicada, pues el equipo blanco buscaba la defensa a trav¨¦s de la posesi¨®n. Eterna, hasta encontrar alg¨²n resquicio a la espalda. As¨ª lleg¨® una estupenda ocasi¨®n. Incorporaci¨®n de Liberto, un ¡®hurac¨¢n¡¯ en banda, como su padre lo era en el ring, y semitijera errada por Y¨¢?ez. Ya estaba en el campo Pol Fortuny. M¨¢s pu?ales, m¨¢s colmillo. Mismo panorama.

Valde acarici¨® el segundo con testarazo. Aimar Santiago oblig¨® a volar a Heelstern y Fortuny amenaz¨® de nuevo. Por partida doble, primero con un zapatazo desde la frontal, despu¨¦s con un cabezazo franco que sali¨® desviado. Ocasiones blancas. Runr¨²n constante. Tambi¨¦n preocupaci¨®n. Porque el Stuttgart es un gigante alem¨¢n. Dormido, pero con p¨®lvora para torpedear en cualquier momento. Casi lo hace, pero ?lvaro tambi¨¦n quiso su dosis de protagonismo con una palomita salvadora ante el chut de Janjic. Y en el ep¨ªlogo, jugada de museo de Fortea, el l¨ªder de esta generaci¨®n, con zarpazo demasiado centrado. Cuarto partido del Juvenil de Arbeloa, cuarto triunfo. Con el nacimiento de la sociedad sobre la que cimentar el asalto a la Youth League.

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