El Madrid se toma el d¨ªa libre

En Leipzig, con un equipo h¨ªbrido de titulares y suplentes, el Madrid se tom¨® medio d¨ªa libre. Con el otro medio no le dio para embolsarse el punto que le hubiera convertido aritm¨¦ticamente en primero de grupo. La rotaci¨®n fue medicina preventiva, siempre preferible a la paliativa, pero no sali¨® bien porque el equipo se pas¨® la primera mitad mir¨¢ndose al espejo, si no mirando al tendido, a mayor gloria de Nkunku, un delantero que se manej¨® estupendamente solo o en compa?¨ªa de otros. La remontada, despu¨¦s, se convirti¨® en un imposible incluso para Vinicius, el m¨¢s revoltoso de un equipo con poca chispa. Diecis¨¦is partidos despu¨¦s, el Madrid ya tiene una derrota que contar, aunque sea m¨¢s admonitoria que grave. Ahora queda obligado a ganar al Celtic y evitar el bombo de las fieras. Quem¨® su red en Alemania

La amabilidad del grupo y un arranque vertical permitieron al Madrid dejar en casa sus balones de oro presentes (Modric y Benzema) y qui¨¦n sabe si futuros (Valverde) a falta de dos jornadas para completar la fase de grupos. Y es que el partido no era inapelable para ninguno de los dos: a Leipzig y Madrid siempre les iba a quedar la ¨²ltima jornada para una reparaci¨®n de da?os. Y da?os sufri¨® el Madrid. Ancelotti le dio su primera oportunidad como titular a Asensio, un futbolista al que le falta un c¨¦ntimo para el euro: una izquierda prodigiosa, una conducci¨®n magn¨ªfica y un don para el gol... que van y vienen. Y como el Madrid es cosa de todos los d¨ªas, no ha acabado de encajar ni con Zidane ni con el italiano. Va para promesa incumplida. No desminti¨® ni defectos ni virtudes. Anduvo 44 minutos en el limbo y apareci¨® entonces para darle un gol a Vinicius que maquillaba un primer tiempo espantoso de su equipo. Repiti¨® chispazo en la segunda parte, pero esta vez el brasile?o no estuvo tan certero. Esa es su carrera: algunos muletazos y pocas faenas.

Un mal comienzo

El Leipzig, un equipo que ha tomado todos los atajos posibles para pasar de cero a cien en trece a?os, quiso ser lo que no fue en Madrid y s¨ª lo que predica Rose, un equipo bravo en la primera presi¨®n, con una circulaci¨®n ligera y vocaci¨®n de acabar cada jugada. Un comienzo acorde a su estado de necesidad. A los 55 segundos, Courtois intercept¨® como un gato un pase de la muerte de Forsberg con varios candidatos para el remate. El Madrid tom¨® nota y par¨® esa primera embestida, pero a bal¨®n parado no estuvo tan atento. Antes del primer cuarto de hora se vio por detr¨¢s en un c¨®rner. Lo lanz¨® Szoboszlai, lo cabece¨® picado Andr¨¦ Silva, Courtois sac¨® aquel remate diab¨®lico y Gvardiol, ese central que ser¨¢, seg¨²n varias consultoras, el primer defensa por el que se pagar¨¢n cien millones, no perdon¨® en el rechace. Se hablar¨¢ de ese gol en la charlas pospartido de Ancelotti.

Tambi¨¦n del despiporre que lleg¨® despu¨¦s, con el campe¨®n en paradero desconocido. Superado en intensidad, velocidad y ganas, fue trag¨¢ndose una ocasi¨®n tras otra. Result¨® clamorosa la indefensi¨®n de Courtois, obligado a salir a la aventura ante Nkunku y a adivinar una rosca de Simakan antes de que el primero se encontrara en el ¨¢rea con un bal¨®n que no supo sacar Tchouameni para firmar el segundo tanto. Nkunku fue un tormento para el Madrid desde la mediapunta. Nacido en la cantera del PSG, sirve de muestra de c¨®mo afecta la presbicia a algunos gigantes: miran tan lejos que no ven de cerca.

Despu¨¦s de levantar por las solapas al Madrid durante media hora, el Leipzig mir¨® al marcador y baj¨® las revoluciones. Tambi¨¦n se reorden¨® el equipo de Ancelotti y, aunque tarde, compareci¨® en el partido.

Vinicius y poco m¨¢s

En un arre¨®n encaden¨® dos remates tan potentes como faltos de colocaci¨®n, de Rodrygo y Vinicius, que rechaz¨® Blaswisch. Los dos brasile?os fueron el ¨²nico activo del equipo blanco antes del descanso, especialmente Vinicius, que parche¨® el mal rato del Madrid con su gol, en la ¨²nica arrancada potable de Asensio, que culmin¨® con un centro al ¨¢rea cabeceado con aire de nueve por el brasile?o. Cada d¨ªa aprende un idioma.

El tanto de Vinicius abri¨® otro cap¨ªtulo en el partido. El Leipzig le perdi¨® el gusto a la pelota y cambi¨® de plan. Descolg¨® a Nkunku arriba y apost¨® por su velocidad mientras el resto resist¨ªa. R¨¹diger acept¨® ese pulso con el franc¨¦s. El Madrid, con ¨¦l, no compr¨® un central sino una gendarmer¨ªa.

El equipo de Ancelotti tuvo m¨¢s la pelota, le puso un punto de agresividad y se asom¨® al ¨¢rea con cierta frecuencia, pero le cost¨® pasar de ah¨ª. Casi todo lo que intent¨® muri¨® en el ¨²ltimo pase. Ancelotti cambi¨® entonces a sus laterales para darle m¨¢s vuelo al equipo. El Leipzig solo permut¨® pieza por pieza porque aquel fuego del primer tiempo se hab¨ªa extinguido. Rose tir¨® de dos titulares que ven¨ªan de un periodo de inactividad, Dani Olmo y Werner, aquel delantero que se fue a la Premier pero se dej¨® los goles en Alemania. En su primera intervenci¨®n roz¨® el tanto en un tiro cruzado. En la segunda le dio la puntilla al Madrid al rematar a puerta vac¨ªa un centro preciso, tras galopada, de Simakan. Un minuto antes, ya con Hazard en el campo, hab¨ªa tenido el empate Vinicius, pero no era la noche del Madrid. Rodrygo, de penalti, dej¨® la derrota en m¨ªnimos. Un gol insuficiente para expiar los pecados del equipo en la primera mitad.