Celtic Park da un toque al Atleti

Pam-pam-pam. Lo primero que se escucha en el t¨²nel de vestuarios de Celtic Park es ese sonido. El pam-pam-pam de los tacos percutiendo cada vez m¨¢s r¨¢pido en el suelo de ese pasillo estrecho, rodeado de ladrillos blancos con los nombres de los socios del equipo escoces impresos que lleva al verde, all¨¢ donde va a disputarse la batalla entre el Celtic y el Atl¨¦tico del siglo XXI. Es la ¨²ltima fase de grupos de la Champions tal y como se la conoce. Casi cincuenta a?os han pasado de aquella de 1974. Los a?os se cuentan en capas de pintura y en esos focos discotequeros se?a del f¨²tbol de ahora, tan lejos del 1888 en el que se construy¨®. Unos focos que bailan entre el c¨¦sped y la grada en los onces. La ac¨²stica es tremenda. De viejo Calder¨®n. Voces que retumban y alcanzan todos los lugares y pieles cuando la afici¨®n del Celtic entona el You¡¯ll never walk alone bajo un aire que queda impregnado de f¨®sforo.

A pesar de las portadas del d¨ªa anterior, no hay pitos cuando el Atleti asoma de rojo, como aquel mi¨¦rcoles de 1974. En su once, un titular in¨¦dito: Javi Gal¨¢n. Titular en el campo en el que se fajaron Ayala, Adelardo, Cacho y dem¨¢s. Puerta grande o enfermer¨ªa. O ladrillazo. El partido ca¨ªdo sobre su cabeza nada m¨¢s comenzar. A los tres minutos, ya estaba sobrepasado, tocado y hundido. Los equipos asent¨¢ndose a¨²n. El Atleti con tiento y balones largos para saltarse esa primera l¨ªnea de presi¨®n de un Celtic que solo necesit¨® una pared r¨¢pida entre O¡¯Riley y Furuhashi: a la espalda de Gal¨¢n encontraron el hueco. El japon¨¦s defini¨® soberbio. Rodgers hab¨ªa encontrado la llave para asaltar el partido. Esa espalda en la que se concentraban todas las costuras.

El primer palo era para el Atleti y estaba en el marcador. Para Rodgers fue el segundo, en forma de lesi¨®n. Hatate se iba en el 6¡ä mientras Hermoso le ped¨ªa ¡®cabeza fr¨ªa¡¯ a un Gal¨¢n que nunca regres¨® y Nahuel se duplicaba en las coberturas para ser cerrojo. El Celtic corr¨ªa gritando que ten¨ªa m¨¢s f¨²tbol que puntos en Champions. Combinativo y veloz. Mucho m¨¢s. El Atleti decidi¨® dejarse de balones en largo para bajar la pelota al verde. El partido tom¨® ritmo, entr¨® en el intercambio de golpes. El pam-pam-pam llenaba ahora todo el c¨¦sped. De Paul pon¨ªa orden con y sin bal¨®n. Grizi descargaba. El Atleti daba pasos hacia Hart.

Fue De Paul el que filtr¨® esa pelota en el ¨¢rea para Nahuel en el 23¡ä. Fue Taylor quien golpe¨® en el tal¨®n del argentino. Fue el silbato del ¨¢rbitro el que se oy¨®, su dedo se?alando penalti. Griezmann lo pidi¨®, Griezmann lo lanz¨® a su nuevo lugar de seguridad. Por bajo y pegado al palo. Hart adivin¨®, pero el franc¨¦s aprovech¨® el rechace para mandarlo a la red y darle otro mordisco a la tabla de goleadores hist¨®ricos (a siete de Luis) adem¨¢s del empate al Cholo. Celebrar¨ªa poco Simeone sin embargo.

Otra vez el japon¨¦s Maeda solo tuvo que hurgar a la espalda de Gal¨¢n para centrar una pelota que Luis Palma empalaba a la red duro y seco. Golazo. Con qu¨¦ poco her¨ªa el Celtic. Con solo llegar al ¨¢rea. As¨ª de f¨¢cil. El golpe dej¨® a los rojiblancos tendidos en el verde, a merced escocesa, mientras Carters-Vickers se vest¨ªa de 1974 en una entrada sobre Morata y Witsel marcaba en fuera de juego para pesar a¨²n m¨¢s el marcador y el partido en unos rojiblancos que se fueron al descanso aturdidos y de hombros bajos.

Del vestuario ya no regresaron ni Sa¨²l ni Javi Gal¨¢n, en un empe?o del Cholo de coser ese agujero que siempre encontraban los hombres de Rodgers. En el lugar del segundo, Riquelme para ocupar con su velocidad el carril izquierdo. Por el primero, Llorente para dar empaque y cuerpo. El Atleti recuper¨® color y ganas de jugar bal¨®n, presionando la salida del Celtic. Era un partido nuevo y el Atleti enseguida lo sub¨ªa al marcador a lomos de los dos hombres que se hicieron eternos aquella noche de Champions en la que escucharon el You¡¯ll never walk alone de Anfield. Llorente y Morata. El primero corri¨® y centr¨®, el segundo se lanz¨® de cabeza en plancha sobre esa pelota como si fuera la ¨²ltima en la tierra. Y que era el palo sobre el Celtic en la batalla del siglo XXI. Los escoceses ya no robaban balones tan f¨¢cil. Rodgers compon¨ªa una l¨ªnea de tres atr¨¢s para liberar a Taylor y Johnston en los costados. Pero le faltaba intensidad y precisi¨®n en la salida de bal¨®n, como si las hubiera gastado todas en cuarenta y cinco minutos de tromba. El ¨²nico color del partido sigui¨® siendo el rojo rojiblanco.

El Atleti sent¨ªa, como aquel mi¨¦rcoles, que deb¨ªa ganar el partido. Para el golpe en la Champions. Para enterrar el a?o pasado y las dudas. La entrada de Correa llen¨® de chispa los metros finales pero antes de que encontrara el tino, el ladrillo le caer¨ªa al Cholo en la cabeza, cuando daba las ¨²ltimas ¨®rdenes a Barrios en el banquillo para que entrara por De Paul. En un bal¨®n dividido, el argentino se tiraba al suelo para reba?ar la pelota ante tobillo rival con amarilla ya (por protestar en la primera parte) y el ¨¢rbitro lo que alzar¨ªa ser¨ªa la segunda como un sem¨¢foro. Enseguida se pondr¨ªa en rojo. 1974 presente cuando ya parec¨ªa olvidado. Lo de las portadas del d¨ªa anterior y el Pathetico Madrid. En 2023 un argentino expulsado como lo hab¨ªan sido entonces Panadero y Ayala. El Atleti se quedaba con uno menos. Resistir¨ªa como entonces. Todo acabar¨ªa en empate, como entonces. Y el siguiente partido en Madrid. Solo faltar¨ªa la Polic¨ªa en el aeropuerto.