CHAMPIONS (FINAL) | B. DORTMUND 0 - R. MADRID 2
Apoteosis hist¨®rica en Cibeles
M¨¢s de 450.000 personas abarrotan las calles de Madrid, en un festejo de r¨¦cord. Puro de Ancelotti y broma con G¨¹ler. Kroos entrega su ¡®8¡ä a Valverde.
El Madrid est¨¢ convirtiendo en costumbre, lo que sol¨ªa ser extraordinario. Ir a la Cibeles, festejar una Champions, congregar a m¨¢s de 450.000 personas por las calles de la capital. Un delirio que cada vez es m¨¢s h¨¢bito. S¨®lo comprensible en el club de lo incomprensible. La de la Decimoquinta ser¨¢ recordada como una de las fiestas m¨¢s multitudinarias en mucho tiempo, amenazando el registro de la S¨¦ptima, cuando se congreg¨® en torno a medio mill¨®n de personas. Por ah¨ª anduvo esta noche. Hist¨®rica. Este Madrid ilusiona y engancha. Saca a la calle. Una generaci¨®n gloriosa que alimenta su ambici¨®n de la adrenalina, adictiva, que le da estos momentos. Postales para la eternidad.
Fue la Cibeles de la apoteosis. La del sentirse m¨¢s poderoso que nunca, redimido con la fuerza que otorga haber acabado besando a la diosa una temporada que empez¨® herida. Pero nunca de muerte. Este Madrid, hu¨¦rfano de Benzema, ser¨¢ recordado como el que demostr¨® ser capaz de reponerse a la marcha de cualquiera. Lo hizo con Cristiano, Sergio Ramos, Karim y lo har¨¢ con Kroos. Protagonista indiscutible de la noche. Manteado, coreado y aclamado: ¡°?Qu¨¦date!¡±. Esta ser¨¢, para siempre, su Cibeles, la del acto de entrega del 8 a Valverde, la de Nacho, el canterano que subi¨® la escalinata y alz¨® una Orejona y la de Carvajal, escoltado por su padre.
Ancelotti y la foto: Vol. III
Con esa imagen empez¨® la gran fiesta: su progenitor es Polic¨ªa Nacional y fue el encargado de escoltar el autob¨²s, subido a caballo, hasta la diosa. No es la primera vez que lo hace. Sobre el veh¨ªculo la fiesta ya estaba en todo lo alto. Ancelotti, bajo sus gafas, gui?¨® un ojo a su c¨ªrculo m¨¢s cercano, activando la se?al de que el momento hab¨ªa llegado: sac¨® su puro, lo encendi¨® y cumpli¨® con la tradici¨®n. Autom¨¢ticamente, los protagonistas de la ic¨®nica fotograf¨ªa acudieron a escena y cumplieron. ¡°?Ahora ganamos mucho, as¨ª que tenemos que hacerla muchas veces!¡±, brome¨® Camavinga. ¡°?Ic¨®nica, es ic¨®nica!¡±, grit¨® Ancelotti.
Y hubo otro Kroos
¡°?Y ahora, bailamos!¡±, avis¨®. Es imposible parar lo que ya es imparable. Y Ancelotti hab¨ªa activado el modo Carletto. As¨ª, con iniciativa, comenz¨® a mover los brazos junto a Rodrygo, Militao y Camavinga, su ya fiel escudero en la Fiebre del Domingo Noche. Dragostea Din Tei, a todo volumen. Era una nube sobrevolando un mar de madridistas. Desde abajo un aficionado mostr¨® ¡®un Kroos de cart¨®n¡¯ que llam¨® la atenci¨®n de Vinicius, hasta el punto que se lo reclam¨®. ¡°?L¨¢nzalo!¡±, exclam¨®. Dicho y hecho. Toni debi¨® extra?arse al darse la vuelta y verse duplicado. Kroos, el futbolista inigualable, durante unos minutos sinti¨® lo que es que haya alguien como t¨².
Giro en Recoletos y entrada a Cibeles. A esas alturas ya hab¨ªa m¨¢s de 300.000 personas rodeando todos los accesos a la diosa. Una marabunta de aficionados con poqu¨ªsimos precedentes. Los jugadores estaban viviendo un dislate. Subieron a la plataforma, dieron la vuelta de honor y comenz¨® el festival de declaraciones. ¡°Ha sido una temporada espectacular. Ver tantas caras de felicidad es impresionante, lo mejor que nos puede pasar como futbolistas. Este Madrid es incre¨ªble porque consigue cosas incre¨ªbles¡±, dijo Nacho. Un tono formal, para lo que vino a continuaci¨®n. Carvajal abri¨® el turno de canciones y Lucas V¨¢zquez, el de proclamas: ¡°?Bal¨®n de Oro, Vinicius Bal¨®n de Oro!¡±.
Homenaje a Toni
El brasile?o pareci¨® hasta ruborizarse por momentos. Y ¡®Cafucas¡¯ dio el preg¨®n al homenaje a Kroos: ¡°?Te quiero Toni Kroos!¡±. Se ca¨ªa la Cibeles. Y casi la plataforma, porque la plantilla al completo comenz¨® a cantar, saltar y llevar al alem¨¢n al centro. Le tocaba. Kroos, primero, fue alem¨¢n. ¡°Ya, ya...¡±, pidi¨®, t¨ªmido. Y luego se convirti¨® en ese madrile?o que naci¨® en Greifswald: cuando el p¨²blico enton¨® un ¡°?Toni, qu¨¦date!¡±, sac¨® su lado p¨ªcaro llev¨¢ndose la mano a la oreja. ¡°Gracias por toda la ayuda y el cari?o. Estos diez a?os han sido inolvidables. Yo tengo un hogar y es este¡±. Ovaci¨®n cerrada y una pregunta al aire: ¡°?A qui¨¦n le toca?¡±.
La entrega del 8
El madridismo empez¨® a invocar a su ¡°loco¡± favorito, R¨¹diger. Pero justo en ese momento, Kroos debi¨® pensar aquello de que, para lo que le queda, la casa por la ventana. Mand¨® callar a la marabunta y, una vez dominada la escena, protagoniz¨® la entrega de esa corona que es el dorsal 8: ¡°La temporada que viene mi 8 est¨¢ libre. ?Ten¨¦is una idea?¡±. Cibeles grit¨® el nombre de ¡°Fede¡±, que dio un paso al frente y, en su introversi¨®n, escuch¨® a su gente gritar su lema: ¡°?Uruguayo, uruguayo!¡±. Culmin¨® Kroos: ¡°Para m¨ª es un placer darle mi n¨²mero a este chico¡±. Investidura confirmada. El Madrid tendr¨¢ nuevo 8 y una diosa estuvo por testigo.
Ancelotti y la broma a G¨¹ler
¡°Gracias a Toni por todo lo que ha dado, por todo lo que he aprendido en el d¨ªa a d¨ªa. Le admiramos mucho, es un futbolista gigante y una persona incre¨ªble¡±, respondi¨® Valverde. El ¨²ltimo turno fue para Carletto, que se guardaba un as bajo la manga. ¡°Yo ya he hecho muchas cosas: fumado puro, cantado, bailado... (Silencio). Pero ahora quiero una m¨¢s: os presento a un chico muy interesante, Arda¡±. Y mir¨® hacia atr¨¢s, buscando a la perla. ¡°Es muy ni?o. ?Dale, adelante!¡±, cerr¨®. Y G¨¹ler, que en la celebraci¨®n de la 36? Liga se qued¨® con el micr¨®fono en la mano y sin poder hablar, al fin pudo hacerlo: ¡°Hola madridistas. Esto es como una familia, gracias por todo¡±.
Nacho y la Cibeles
As¨ª acab¨® un festejo que, para entonces, congregaba a m¨¢s y m¨¢s personas. A ritmo de la Potra Salvaje, ese ¨¦xito de Isabel Aai¨²n que demuestra que nunca se sabe cu¨¢ndo, ni c¨®mo, se puede llegar a lo m¨¢s alto, Nacho toc¨® el cielo. Subi¨® las escaleras, volvi¨® a besar a la Cibeles, puso la bandera, la bufanda... y alz¨® el pu?o. Inmediatamente despu¨¦s, la postal de su vida: Orejona al cielo de Madrid, explosi¨®n de confeti y melod¨ªa de We Are The Champions. Cibeles se vino abajo. Una fiesta hist¨®rica que termin¨® como la m¨¢s com¨²n: con una conga de toda la plantilla. Tal vez ese sea el secreto de esta plantilla, la naturalidad. Es una virtud de los mejores hacer que parezca f¨¢cil, lo que es extraordinario. Congregar a casi medio mill¨®n de personas. Hacer que ir a la Cibeles, parezca una rutina. El Madrid de Ancelotti.
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