El m¨ªtico exguardameta sopla las velas hoy mientras su figura sigue agigant¨¢ndose hasta el infinito
El Athletic podr¨ªa debatirse entre dos cumplea?os. En este 2023 celebra el 125 aniversario de su fundaci¨®n. Y hoy festeja por todo lo alto las 80 primaveras de la leyenda m¨¢s grande que ha alumbrado la entidad. Iribar ocupa el primer pelda?o de un podio en el que hay futbolistas que han dejado una huella imborrable, como el recientemente fallecido Txetxu Rojo, o Pichichi, Zarra, Gainza... Esta semana todos los porteros de Bizkaia vestir¨¢n de negro en homenaje al que consideran, seguro, su maestro.
El mayor emblema de la extensa historia del club rojiblanco naci¨® en Zarautz el 1 de marzo de 1943. Nadie ha llegado ni de lejos a sus 614 partidos como le¨®n, en 18 temporadas, con 667 tantos encajados. Rojo se qued¨® en 541. Iribar med¨ªa 1,84 y era muy bueno en el juego a¨¦reo. Una de sus grandes virtudes fue la colocaci¨®n, siempre perfecta. Vest¨ªa de riguroso negro, como si condenara a los delanteros antes de tiempo. El saque con la mano era su gran especialidad: pon¨ªa el bal¨®n casi hasta medio campo, lanzaba los contraataques como nadie. Lo suyo era la sobriedad, se lanzaba a la escuadra sin palomitas ni estridencias. Hab¨ªa que intentar batirle desde fuera del ¨¢rea, ya que dentro se hac¨ªa muy grande e impon¨ªa mucho respeto. Le encantaba blocar la pelota, nada de despejes.
La figura del Txopo trasciende a las d¨¦cadas de los 60 y 70, en los que regal¨® al mundo un magisterio para la eternidad bajo los palos. Iribar es en la actualidad embajador del Athletic. Una estrella que paraliza los rincones por donde pasa, algo as¨ª como Di St¨¦fano en sus ¨²ltimos a?os como presidente de honor en el Real Madrid. Anda renqueante: un problema de cadera le obliga a caminar ayudado por un bast¨®n, algo que est¨¢ dispuesto a solucionar con una pr¨®tesis. Sus ojos brillan pensando en que el equipo alcance un t¨ªtulo de Copa 39 a?os despu¨¦s, porque es mucho, media vida para ¨¦l, de desierto, de no poder zarpar la Gabarra.
Naci¨® el d¨ªa del Santo ?ngel de la Guarda y por eso se llam¨® Jos¨¦ ?ngel en lugar de Jos¨¦ Benito, como su abuelo. Lo primero que le regalaron los Reyes fue una pelota y no se separaba de ella. El f¨²tbol de antes se imaginaba, no llegaba a los hogares a trav¨¦s de mil plataformas televisivas como en la actualidad. Lo que m¨¢s le gustaba a Jos¨¦ ?ngel era ir a la peluquer¨ªa para leer todas las revistas deportivas que ten¨ªan. Y se quedaba clavado ante la radio con las narraciones de Mat¨ªas Prats, fabulando mil historias con ¨¦l de protagonista. Su padre era de familia tradicionalista y su madre, nacionalista. As¨ª que en casa no se hablaba nada de pol¨ªtica. Se juntaban muchos en la mesa, a veces diecisiete, y se organizaba entre todos el trabajo en el caser¨ªo.
En el tiempo que ten¨ªa libre echaba una mano en todas las labores. Sobre todo, en verano, en la recogida. Araba delante del caballo o el burro. Iba a los maizales, a las alubias... y trabajaba denodadamente con la azada. Segaba casi todas las tardes para recoger hierba y d¨¢rsela a los animales. Hasta los catorce a?os, no par¨®. Y, mientras lo hac¨ªa, compet¨ªa consigo mismo, por ejemplo, subiendo escaleras. Ten¨ªa que llevar sacos de patatas al desv¨¢n y se propon¨ªa hacerlo en el menor tiempo posible subiendo los escalones de tres en tres. ¡°Me encantaba hacerlo r¨¢pido, entre otras cosas, porque as¨ª ten¨ªa m¨¢s tiempo para luego irme a jugar¡±, sostiene.
Era una vida muy l¨²dica. Por entonces hab¨ªa mucha necesidad, pero no faltaba un plato de comida en la mesa. Lo que se recog¨ªa en la tierra se vend¨ªa en la plaza y cuando mataban al ganado, era cuando m¨¢s dinero entraba en casa. Les daba para vivir y su madre era una cocinera excelente. El propietario del caser¨ªo era un se?or de Azpeitia que termin¨® regal¨¢ndoles el inmueble y unos terrenos. Su abuelo le ca¨ªa muy bien despu¨¦s de tantos a?os trabajando esas tierras, se las dej¨® en herencia.
Ese es el origen de la leyenda, en Zarautz, en el caser¨ªo Makatza, la casa solariega de los Iribar que ha servido de lugar de peregrinaje durante a?os de algunos devotos de El Txopo. Los clubes de f¨²tbol solo pod¨ªan realizar fichajes de este tipo con el permiso de la familia. Su abuelo decidi¨® reunirles a todos en la cocina un buen d¨ªa. El debate era claro: el mocet¨®n deb¨ªa terminar el curso de tornero o probar suerte en el f¨²tbol. Una vez hizo una pieza con el torno, un d¨ªa en el que estaba agobiado, y el due?o de la empresa le dijo que mejor que se dedicase al f¨²tbol. Ten¨ªa cuatro hermanas. Sus t¨ªas se opon¨ªan a que se dedicara al deporte. Su madre y las hermanas no lo ve¨ªan mal, aunque tampoco lo ten¨ªan claro, porque el muchacho era el primog¨¦nito, es decir, quien deb¨ªa seguir adelante con las tareas del caser¨ªo. Sus t¨ªos, m¨¢s futboleros, le apoyaban. Al final decidieron que le daban un a?o, si no cuajaba, volv¨ªa a los estudios y a trabajar en el caser¨ªo.
Gan¨® el f¨²tbol en ese c¨®nclave y ese paso quedar¨¢ para la historia. El joven Iribar viaj¨® por primera vez a Bizkaia, meses despu¨¦s de que la Real Sociedad le hiciera una prueba y descartara su fichaje. Estaba descargando hierba en Zarautz, le vio Salvador Etxabe, que era del Athletic y se encontraba cedido en el Basconia, por entonces en Segunda, y le dijo que si quer¨ªa hacer una prueba. No lo hizo nada bien. Ten¨ªa un divieso infectado en el codo y no se pod¨ªa tirar sin hacerse da?o. No entusiasm¨® a los ojeadores. Entonces, Piru Ga¨ªnza, que estaba contratado como consejero, les dijo que lo cogieran. Le dijeron que no hab¨ªa hecho nada, pero a ¨¦l le llam¨® la atenci¨®n su saque, c¨®mo pon¨ªa la pelota muy lejos con la mano. Luego otro Etxabe que hab¨ªa sido portero del Basconia le vio atrapar un bal¨®n elevado y, al verlo saltando con los brazos estirados, dijo: ¡°?Parece un chopo!¡±. Ah¨ª se le qued¨® el mote.
Lleg¨® en 1961 al Basconia, con 18 a?os, a cambio de ocho mil pesetas y una habitaci¨®n en la pensi¨®n Ibarrondo de Basauri. Puso pie en tierra en la estaci¨®n de Atxuri, tras viajar en tren. Todo el tiempo que permaneci¨® en el club de Basauri lo pas¨® en ese alojamiento, al cuidado de Juli¨¢n y Mertxe, con quien luego le unir¨ªa una gran amistad. Su d¨ªa a d¨ªa transcurr¨ªa entre el campo y el humilde alojamiento. Cuando sal¨ªa era ¨²nicamente para ir al cine. Incluso despu¨¦s de que le fichara el Athletic sigui¨® en aquella pensi¨®n, hasta que se cas¨®.
El club basauritarra ten¨ªa un convenio de colaboraci¨®n con el Athletic. Sus actuaciones llamaron la atenci¨®n del Barcelona, que le plante¨® una oferta. Kubala se lo quiso llevar por tres millones de pesetas. El presidente del Basconia, Juan Alonso, un chatarrero caracterizado como duro dirigente en las negociaciones, lanz¨® un ¨®rdago al equipo rojiblanco: "O pag¨¢is un mill¨®n de pesetas, o se va al Barcelona". El Athletic cedi¨® a la exigencia, pero rompi¨® sus relaciones con el Basconia. Hoy en d¨ªa ambas entidades se llevan muy bien.
El debut como le¨®n lleg¨® muy pronto, mucho antes de lo esperado, el 23 de septiembre de 1962. Fue en la segunda jornada de Liga, por la lesi¨®n del guardameta titular Carmelo Cedr¨²n. El Athletic viaj¨® a M¨¢laga para ese partido. ?ngel Zubieta no ten¨ªa ninguna intenci¨®n de darle la alternativa al Txopo, pero Cedr¨²n se hizo una herida en la cabeza y tuvo que saltar al c¨¦sped sin previo aviso. Se puso los guantes y durante los 29 minutos que faltaban para acabar, defendi¨® por primera vez la porter¨ªa rojiblanca. El Athletic perd¨ªa por 2-0 cuando Iribar apareci¨® por el campo malague?o, y el marcador ya no se mover¨ªa m¨¢s.
Zubieta no cambi¨® de portero en la Liga hasta las dos ¨²ltimas jornadas del campeonato contra Betis y Real Madrid, ambos partidos saldados con derrota. Cedr¨²n segu¨ªa siendo el meta titular, mientras Iribar esperaba paciente y disciplinadamente su oportunidad. Lo que s¨ª result¨® una pena para ¨¦l, algo que siempre ha llevado muy dentro, es que su padre no le pudo ver debutar como le¨®n.
Estuvo noventa d¨ªas enfermo por unas fiebres tifoideas que a punto acaban con su vida
Pero esta leyenda pudo quedarse en nada desde su origen. Estuvo noventa d¨ªas enfermo por unas fiebres tifoideas que a punto acaban con su vida. Le hicieron multitud de pruebas, pero no acertaban a diagnosticar la enfermedad. As¨ª que hasta Zarautz se fueron los m¨¦dicos del Athletic, Angulo y Barrallo. Ambos le examinaron y, preocupados, decidieron llevarle a Bilbao. Una ambulancia le traslad¨® de manera urgente al hospital de Basurto y all¨ª s¨ª recibi¨® un diagn¨®stico. Finalmente pudo salir adelante. Acab¨® necesitando transfusiones de sangre. Hicieron donaciones empleados de El Corte Ingl¨¦s. Pichichi muri¨® por esta misma enfermedad. Jos¨¦ ?ngel perdi¨® dieciocho kilos. Tambi¨¦n dio las gracias a los jesuitas que rezaron por ¨¦l. ¡°Me hicieron ir a darles un mitin en la iglesia¡±, suele bromear. Despu¨¦s de aquello cambi¨® su mentalidad, vio la vida de otra manera, no se encerr¨® tanto en el deporte.
Una vez que cogi¨® la titularidad, nadie le desplaz¨®. Todos los que vivieron a su sombra asum¨ªan su jerarqu¨ªa, resultaba imposible estar a su altura. V¨ªctor Marro fue uno de los eternos suplentes que le ve¨ªan desde el banquillo: "Cuando yo iba por ah¨ª y me presentaba a alguna persona conocida dici¨¦ndole que era V¨ªctor Marro, siempre se quedaban con dudas. Le dec¨ªa despu¨¦s que era el suplente de Iribar y exclamaba: ?Ah, s¨ª! As¨ª que, para m¨ª, ser suplente de Iribar, ha sido muy bonito. Siempre presumo de haberlo sido", relata ahora Marro.
Jos¨¦ ?ngel fue un portero que se mantuvo fiel a su club, aunque hubo cantos de sirena del Real Madrid. Uno de los momentos claves de su carrera lleg¨® en 1964, con la victoria en la Eurocopa de 1964, el 21 de junio, ante la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Lograron una prima que le dio para comprarse el Simca 1000 con el que se fue de viaje de novios a la isla de La Toja, en Galicia. All¨ª le conoc¨ªan bien, puesto que hab¨ªa atrapado al Ourense nada menos que cuatro penaltis. En la final continental, disputada en el Bernab¨¦u y decidida por Marcelino en el tramo final, el Txopo se enfrent¨® a su gran ¨ªdolo, Yashin, del que copi¨® la vestimenta negra.
¡°Yashin ven¨ªa con una fama tremenda, se vest¨ªa todo de negro, y era un muy buen portero, no estoy diciendo que no, pero no ten¨ªamos muchas referencias de ¨¦l ni de su selecci¨®n, porque no sal¨ªan mucho a jugar al extranjero. Nos pregunt¨¢bamos: c¨®mo ser¨ªa. Pero el mejor no era el de negro, era el nuestro, para m¨ª, un portero mucho mejor que ¨¦l¡±, presume Luis Su¨¢rez, el ¨²nico Bal¨®n de Oro nacido en Espa?a.
¡°Sab¨ªamos que, si marc¨¢bamos un gol, ten¨ªamos muchas posibilidades de ganar, porque atr¨¢s ¨¦ramos muy buenos e Iribar nos daba enorme confianza¡±, a?ade el gallego. "Fue todo un acontecimiento, la pol¨ªtica puso la final en primer plano, en la Espa?a de Franco ante los rusos y 100.000 personas en un estadio caliente. Jos¨¦ ?ngel dio todo lo que ten¨ªa, al igual que el resto del equipo. Fue un partido muy emocionante", agrega.
"No me atrev¨ª a pedirle la camiseta. Lo hizo Paquito"
Idolatraba a Yashin
El Txopo quer¨ªa a toda costa la camiseta de su ¨ªdolo, de la Ara?a Negra. "No me atrev¨ª a ped¨ªrsela. Lo hizo Paquito. Fuera del campo yo era muy t¨ªmido, dentro me transformaba. Una vez en el c¨¦sped, me entraban ganas de que empezase todo y de que llegasen los mejores a tirarme. Paquito fue suplente ese d¨ªa y despu¨¦s del partido, me llev¨® a su vestuario a ped¨ªrsela¡±, explica. Yashin fue muy amable y le dio la camiseta, que era la del Dinamo, no la de la URSS. ¡°A?os despu¨¦s ve¨ªa yo la camiseta y ten¨ªa dudas de qu¨¦ me hab¨ªa dado, pero repasando las im¨¢genes, s¨ª que es verdad que jug¨® la final con la del Dinamo. Entonces era as¨ª. Yo tambi¨¦n le entregu¨¦ a?os despu¨¦s la m¨ªa a un portero griego que me la pidi¨®, el del AEK de Atenas, y el t¨ªo jug¨® una eliminatoria de Copa de Ferias contra el Ajax con mi camiseta de la selecci¨®n con el escudo del ¨¢guila. No hab¨ªa tanta rigidez, solo ten¨ªa que ser una camiseta distinta y punto¡±, rememora.
Iribar disput¨® 49 partidos con la selecci¨®n espa?ola. Debut¨® un 11 de marzo de 1964 en el S¨¢nchez Pizju¨¢n. Fue un duelo ante Irlanda. Eran los cuartos de final de la Eurocopa de 1964, entonces denominada la Copa de Europa de Naciones. Disput¨® los tres partidos del Mundial de Inglaterra de 1966, ante Argentina, Suiza y Alemania Federal, en los que recibi¨® 4 goles. Por entonces se aficion¨® a Frank Sinatra, especialmente a la canci¨®n 'Extra?os en la noche'. En aquella ¨¦poca los porteros todav¨ªa no usaban guantes. Jos¨¦ ?ngel empez¨® a usarlos con agua, se obsesion¨® con unos que hab¨ªa visto a Gordon Banks, verdes, muy ajustados y no cej¨® hasta comprarlos. Fue Kubala el que decidi¨® que su etapa con la Roja llegara a su fin.
Lleg¨® en 1969 contra el Elche. El Athletic llevaba once a?os sin conseguir ning¨²n t¨ªtulo y ten¨ªa muy recientes las finales perdidas en 1966 y 1967
Su primera Copa
La figura del exportero zarauztarra es tan grande que hasta parte de ella se forj¨® de una forma at¨ªpica, con una derrota. La primera vez que la afici¨®n core¨® el c¨¦lebre 'Iribar, Iribar, Iribar es cojonudo, como Iribar no hay ninguno¡± fue tras una derrota, y lejos de Bilbao, en el Santiago Bernab¨¦u. Ocurri¨® el 30 de junio de 1966, cuando el Athletic disput¨® la final de la Copa del General¨ªsimo ante el Zaragoza de los Cinco Magn¨ªficos. Santos, Villa, Lapetra, Marcelino y Canario formaban una delantera temible en el equipo aragon¨¦s, que part¨ªa como favorito. La tarde se presentaba a¨²n m¨¢s complicada para el Athletic, ya que Gainza, que estaba al frente como t¨¦cnico, ten¨ªa una defensa de circunstancias, por la ausencia de tres titulares: Orue, Etxeberria y Txutxi Aranguren. Todos pronosticaban una goleada, pero el partido termin¨® 2-0 para el Zaragoza. Pese a tanta dosis de amargura, los 30.000 aficionados que se hab¨ªan desplazado desde Bizkaia para presenciar el encuentro dedicaron c¨¢nticos al Txopo tras una tarde en la que protagoniz¨® un recital de paradas. Lo bloc¨® casi todo. Sus compa?eros Txetxu Rojo, Argoitia, Koldo Agirre o Fidel Uriarte, le mantearon y le sacaron en volandas del estadio. Sus rivales le felicitaron. "Perdimos, pero a la gente le gust¨® mi actuaci¨®n, y a falta de poder celebrar el triunfo, la tomaron conmigo y me sacaron a hombros", explic¨® a?os despu¨¦s el propio cancerbero.
Un a?o antes, en la plaza de toros de Pamplona, durante los Sanfermines, una gran actuaci¨®n de Santiago Mart¨ªn, el Viti, empuj¨® a los mozos de las cuadrillas a inventarse una canci¨®n que rezaba: "?El Viti, el Viti es cojonudo, como el Viti no hay ninguno!". Los seguidores del Athletic adaptaron esa canci¨®n el d¨ªa en el que Iribar se doctor¨® en el coliseo del Madrid. El origen de un mito. ¡°Iribar, Iribar, Iribar es...¡±.
"Es la leyenda del Athletic, incuestionablemente. Va a perdurar para toda la vida como s¨ªmbolo del Athletic"
De la Fuente
Ese c¨¢ntico se perpetu¨® durante toda su carrera y se escuch¨® por ¨²ltima vez en un estadio el 5 de junio de 2013. Fue el d¨ªa de la despedida del viejo San Mam¨¦s, que antes de ser derribado acogi¨® un amistoso entre el Athletic y un equipo compuesto por jugadores de Bizkaia. Aquella noche, los 40.000 espectadores que abarrotaron el campo vieron saltar a Iribar al verde, tocar el larguero de la porter¨ªa, como hac¨ªa siempre cuando vest¨ªa de corto, y disputar los ¨²ltimos minutos del encuentro con su m¨ªtica camiseta negra y el dorsal 1 a la espalda.
El Txopo gan¨® dos Copas, fue Zamora en una ocasi¨®n y estuvo presente en el inolvidable subcampeonato de la Copa de la UEFA en 1977. Le qued¨® la espina de no llevarse una Liga. La primera Copa lleg¨® en 1969 contra el Elche. El Athletic llevaba once a?os sin conseguir ning¨²n t¨ªtulo y ten¨ªa muy recientes las finales perdidas en 1966 y 1967, ante Zaragoza y Valencia, respectivamente. El equipo rojiblanco nunca hab¨ªa padecido una sequ¨ªa semejante. Para el portero de Zarautz era el tercer intento para lograr este t¨ªtulo. Vencieron la final disputada en el Santiago Bernab¨¦u por un gol a cero. El conjunto rojiblanco, entonces conocido como el Atl¨¦tico de Bilbao por exigencias del guion pol¨ªtico, hizo buenos los pron¨®sticos. El Elche, por su parte, viv¨ªa en aquel momento el punto culminante de su edad dorada. Tras casi una d¨¦cada asentado en la Primera Divisi¨®n, obten¨ªa por primera vez el pase para una final de Copa, el mayor hito de su historia.
La final se disput¨® el 15 de junio de 1969. Al entrenado del Athletic, Rafa Iriondo, no le hac¨ªa mucha gracia eso de que se?alaran al Athletic como favorito. Juan Manuel Asensi, el que posteriormente se hizo estrella en el Bar?a, militaba entonces en el equipo ilicitano. ¡°Sabes que es una oportunidad hist¨®rica porque eres humilde. La derrota duele m¨¢s porque es m¨¢s dif¨ªcil desquitarte el a?o siguiente o el otro. De hecho, el Elche nunca m¨¢s ha vuelto a disputar una final¡±, recuerda el exinternacional. ¡°Fue un partido precioso, porque nosotros jug¨¢bamos muy bien al f¨²tbol de la mano de M¨¢spoli y el Athletic era un equipazo y el rey de Copas. Era David contra Goliat, pero tuvimos nuestras opciones¡±, rememora el alicantino.
Otro pasaje hist¨®rico con Iribar tuvo como protagonismo una ikurri?a. Espa?a vio con asombro c¨®mo el 5 de diciembre de 1976 los capitanes de la Real Sociedad y el Athletic saltaron a Atotxa sosteniendo la bandera vasca antes de un derbi. La Transici¨®n a¨²n no hab¨ªa comenzado cuando Kortabarria e Iribar encabezaron una imagen hist¨®rica y aquello se tom¨® casi como un desaf¨ªo. "Se dec¨ªa que la ikurri?a no era una bandera legal, que solo representaba a un partido... Incluso el director del peri¨®dico La Voz de Espa?a en San Sebasti¨¢n organiz¨® un concurso para dictaminar qu¨¦ bandera ten¨ªa que adoptar el Pa¨ªs Vasco", relata I?aki Anasagasti, un hist¨®rico del PNV.
Y en ese contexto, Manuel Fraga, que era ministro de Gobernaci¨®n, aludi¨® desde Venezuela, done ten¨ªa programado un viaje oficial que "antes de permitir exhibir esa bandera (la ikurri?a), pasar¨¢n por encima de mi cad¨¢ver". Casi medio siglo despu¨¦s, Kortabarria lanza un relato sobre los sucedido: "Despu¨¦s de la larga dictadura de Franco, todos est¨¢bamos para apoyar y hacer algo. Nosotros ¨¦ramos parte del pueblo. Yo siempre me he sentido as¨ª, y nos ve¨ªamos en la obligaci¨®n de aportar algo. Y fue lo de la ikurri?a".
El excapit¨¢n de la Real en aquel 1976, recuerda que una de las claves de lo que hicieron fue la discreci¨®n. "Muchos compa?eros ni lo sab¨ªan", reconoce. El personaje clave en el comienzo de esta historia es otro jugador de la Real, Josean De la Hoz Uranga. Su hermana confeccion¨® la bandera. Fue una odisea trasladarla hasta el campo, la tuvo que esconder atada al tubo de escape del coche. As¨ª fue c¨®mo De la Hoz la pudo llevar hasta Donostia, pero all¨ª se encontr¨® otro problema. La polic¨ªa le par¨® cerca del estadio y registr¨® su coche. Por suerte, no encontr¨® la bandera. As¨ª que el jugador sigui¨® adelante, aparc¨®, se baj¨® del autom¨®vil se acerc¨® desde la calle a la ventana del vestuario local de Atotxa y la col¨®.
"Nos lo ofrecieron una hora y media antes del partido. Lo consultamos, a ver si era el momento bueno, y s¨ª que hab¨ªa cierta sensibilidad en ese sentido. Si hubiera habido alguien que no estuviera de acuerdo, no lo habr¨ªamos hecho, pero decidimos todos que s¨ª¡±, detalla Iribar.
El ¨²ltimo escollo que les aguardaba era la salida al campo. Hablaron de c¨®mo sacarla sin que se la quitaran antes, porque en Atotxa en el t¨²nel de vestuarios hay que bajar unas escaleras, solo hab¨ªa sitio justito para salir y estaba todo lleno de grises. Ese d¨ªa se hac¨ªa un homenaje a Gaztelu, hab¨ªa animadoras y de todo. ¡°Ten¨ªamos miedo de que nos la quisiesen quitar al salir, entonces Uranga, que estaba lesionado, la cogi¨® y se puso en la grada. Cuando aparecimos, salt¨®, nos la dio y salimos los capitanes con ella. Hubo una reacci¨®n de la gente impresionante¡±.
Poco tiempo despu¨¦s se legaliz¨® la ikurri?a. ¡°Nuestro gesto fue un paso para que se abriera un poco la ventana¡±, destaca Kortabarria. En efecto, p¨²blico recibi¨® el gesto con empat¨ªa y un enorme aplauso y, aunque los futbolistas a¨²n tem¨ªan ser detenidos, no ocurri¨®. De la Hoz cont¨® a?os despu¨¦s que lleg¨® a enterarse de que s¨ª se telefone¨® al Gobernador Civil desde Atotxa para informarle de lo que estaban haciendo los dos capitanes, pero que este dio la orden de no actuar.
Once a?os despu¨¦s, en 1977, Iribar tuvo que lidiar con un curso casi dram¨¢tico. Los t¨ªtulos de Liga se resist¨ªan desde tiempo atr¨¢s al Athletic. Y en esas, apareci¨® el equipo que dirig¨ªa el mago Koldo Aguirre con una excelente temporada, en la que los leones jugaron su primera final europea. Fue en la Copa de la UEFA, contra la Juventus, y el equipo cedi¨® por el valor doble de los goles conseguidos en campo contrario. Ganaron los italianos en la ida 1-0 con gol de Tardelli y en la vuelta el triunfo parcial fue para los bilba¨ªnos: 2-1 con tantos locales de Churruca y Carlos ante la Vecchia Signora, que se hab¨ªa adelantado con gol de Bettega. Futbolistas y aficionados todav¨ªa recuerdan el pol¨¦mico arbitraje de Linemayr.
Un mes despu¨¦s el Athletic volvi¨® a perder otra final, en este caso la de Copa. El t¨ªtulo se les escurri¨® de la mano en la tanda de penaltis. En una larga tanda acabaron tirando los porteros. Y Esnaola (Betis), se lo par¨® a Iribar. No fue el ¨²nico que detuvo.
El cancerbero rojiblanco perdi¨® la titularidad por problemas de salud. El amargo adi¨®s oficial lleg¨® el 12 de diciembre de 1979, en un partido de Copa ante el CD Getxo, que se llevaron los leones por 7-1. El ¨²ltimo en batir al mito fue Lequerica, en el minuto 40. Despu¨¦s Senekowitsch fue dando el relevo a Peio Agirreoa, aunque Iribar estaba en las convocatorias. Una transici¨®n hacia una nueva era que provoc¨® tormentas de nostalgia. Agirreoa ni se acuerda del gol. "Si te digo la verdad, no tengo ni idea, ni me acuerdo de c¨®mo fue aquel gol. Yo pensaba que Iribar era imbatible. De hecho, lo sigo pensando todav¨ªa. Era muy dif¨ªcil hacerle un gol", se r¨ªe. "Fue una despedida con normalidad, como hac¨ªa todo ¨¦l. Algo normal. Nos dijo que lo iba a ir dejando y fue todo con normalidad, sin grandes alardes. Los alardes los hac¨ªa en el campo", refresca Agirreoa. El ¨²ltimo tanto en Liga se lo hizo Morete con Las Palmas el 10 de noviembre de 1979, en Gran Canaria (1-1). A su partido homenaje acudi¨® la Real de forma altruista. Con lo recaudado, hizo un diccionario de euskera, castellano y franc¨¦s sobre t¨¦rminos deportivos, porque no exist¨ªa nada al respecto. Como sobr¨® algo de dinero, se realizaron tres cortometrajes de 20 minutos de f¨²tbol, remo y monta?a.
Iribar tuvo que lidiar con un curso casi dram¨¢tico, por la final de la Copa de la UEFA, contra la Juventus Agirreoa le tom¨® el relevo: "Fue una despedida con normalidad, como hac¨ªa todo ¨¦l. Algo normal. Nos dijo que lo iba a ir dejando"
En 1977
Jos¨¦ ?ngel inicio su etapa como entrenador, pero ya no era lo mismo, y no lleg¨® ni a una d¨¦cima parte de la notoriedad de antes. Fue entrenador en diferentes categor¨ªas de la cantera y del filial en segunda A y B. Iribar subi¨® al equipo de Segunda B a Segunda Divisi¨®n. Ya con ¨¦l, los cachorros en la categor¨ªa de plata consiguen el segundo puesto a final de temporada, empatados a puntos con el Castilla, el sat¨¦lite del Real Madrid, que resultar¨ªa campe¨®n. Lleg¨® el momento de dar el salto. A Iribar le esperaba el banquillo del primer equipo. Enorme responsabilidad para el m¨¢s grande. Y dio ese paso en la temporada 1986-87. Un equipo en transici¨®n, que manten¨ªa a un buen n¨²mero de jugadores campeones de las Ligas de comienzos de los 80: Urkiaga, Gallego, Sarabia, Endika, Argote o el actual seleccionador, Luis de la Fuente. "Es la leyenda del Athletic, incuestionablemente. Va a perdurar para toda la vida como s¨ªmbolo del Athletic y a m¨ª me emociona porque tengo una grand¨ªsima relaci¨®n con ¨¦l. Adem¨¢s, fue mi entrenador", relata De la Fuente.
Un equipo al que se iba sumando savia nueva. Comenzaban a tener minutos Sarriugarte, Ayukar, Joseba Agirre, Roberto Mart¨ªnez o Mendiguren. La temporada no fue buena, pero la imagen del Txopo en el banquillo fue inolvidable para aquellos jugadores. "Era un entrenador entra?able, que cuidaba mucho al futbolista, era todo atenci¨®n. Tuvo un recorrido importante y a nosotros nos sirvi¨® de mucho para formarnos y seguir creciendo como personas y como jugadores", prosigue el actual entrenador de La Roja.
Para la memoria queda un 2-4 en el Santiago Bernab¨¦u frente a un Real Madrid que acabar¨ªa ganando la Liga y en el que militaban, adem¨¢s de Hugo S¨¢nchez -que meti¨® los dos primeros goles y oblig¨® a la remontada rojiblanca-. Paco Buyo, Camacho, Michel, Gordillo, Butrague?o y un incombustible Jorge Valdano. "Tengo muy mala memoria para las derrotas, pero no puedo negar la realidad. Fue tres meses antes de mi retirada del f¨²tbol y en una temporada en la que terminamos siendo campeones. Pero el Athletic en aquel momento ten¨ªa mucha entidad, no hac¨ªa mucho tiempo que hab¨ªa levantado nada menos que dos Ligas", rememora Valdano. La mala clasificaci¨®n oblig¨® al equipo a jugar un playoff para mantener la categor¨ªa. Algo que se consigui¨®. A final de temporada, el balance fue negativo, con m¨¢s derrotas que victorias. Iribar estuvo al frente durante 54 compromisos.
"Siempre nos ha ayudado a los que vinimos despu¨¦s y ha tratado de taparnos, por eso es el portero de los porteros"
Zubizarreta
Cedr¨²n (Andoni, el hijo de otro mito, Carmelo), Agirreoa y Mel¨¦ndez tuvieron la dif¨ªcil papeleta de dar continuidad a su legado. Pero inmediatamente lleg¨® otra figura hist¨®rica. A partir de la temporada 1981-82, tom¨® el relevo Zubizarreta, un profundo admirador de su maestro. "La historia del Athletic se puede contar a trav¨¦s de los porteros: Blasco, Carmelo, Lezama, Iribar... a los que vinimos despu¨¦s, sin querer, la gente nos ha comparado con ¨¦l: esa las paraba Iribar sin tirarse, ¨¦l lo hac¨ªa m¨¢s sencillo, lanzaba el contraataque... nunca llegabas al modelo ideal¡±, describe Zubi. ¡°Fue un adelantado en el futbol espa?ol, por su forma de entender el juego desde la porter¨ªa y de transmitir, y por c¨®mo lanzaba el contraataque; el portero no era solo un elemento defensivo, tambi¨¦n aportaba en la de creaci¨®n del juego y el ataque, era una novedad, un elemento diferenciador, cosas que parec¨ªa que entonces no se le ped¨ªan a un portero¡±. A los que han venido despu¨¦s les ha pesado ese 1 y ese escudo en San Mam¨¦s. "Cuando me ve¨ªa me dec¨ªa: '?De qu¨¦ color vas a jugar?' Y yo le dec¨ªa que de negro como ¨¦l. Pero me aconsejaba: 'Debes tener tu personalidad y marcar tu imagen, ahora la gente te tiene que ver a ti¡±, destaca Zubizarreta, quien describe al Txopo como ¡°un apoyo¡± absoluto. ¡°En las declaraciones siempre ha hablado de forma respetuosa de todos los porteros en general, siempre ha ayudado y ha tratado de taparnos, por eso es el portero de los porteros. Cuando hablo de f¨²tbol, Iribar es el referente¡±, resuelve finalmente.
El ¨²ltimo ¡®hijo¡¯ que quiere parecerse a la leyenda es Unai Sim¨®n, el meta rojiblanco que ocupa la porter¨ªa de la Selecci¨®n. Hay quien los empieza a equiparar. ¡°Me gusta, me gusta. ?A qui¨¦n no le gusta o¨ªr esos comentarios? Pero compararse con Iribar son palabras mayores. No llevo 600 partidos. Ojal¨¢ pudiera llegar a unas cifras as¨ª. Pelear¨¦ por la porter¨ªa del Athletic, por ser titular todo lo posible y hacer el mayor n¨²mero de partidos. Para m¨ª es un orgullo poder hacerlos¡±, puntualiza el portero alav¨¦s. Ese es Iribar. El ¨²nico portero de la historia en Espa?a que disput¨® 18 Ligas consecutivas con un mismo equipo. Su enorme legado se describe con las mil tardes en la que dio lecciones impagables de f¨²tbol. Una figura que se agiganta hasta el infinito. Una leyenda que cumple 80 a?os.