-?C¨®mo fue su vida despu¨¦s de eso?

 -La destruy¨® por completo.

Andrew Gray ten¨ªa 12 a?os cuando ingres¨® en el Celtic Boys Club en 1989. Jim Torbett, fundador del club, comenz¨® a abusar de ¨¦l tras un entrenamiento. Las agresiones se alargaron tres a?os y se produjeron en el coche, piso y lugar de trabajo de Torbett. La metodolog¨ªa replic¨® el perfil de actuaci¨®n de cualquier otro abusador. El pederasta proporcion¨® una atenci¨®n individualizada a Andrew con promesas y falsos premios por jugar, y se gan¨® tambi¨¦n la confianza de la familia. El f¨²tbol le serv¨ªa como un elemento de control. "No sab¨ªa lo que estaba sucediendo. Todav¨ªa recuerdo estar acostado esa noche en la cama y pensar: '?Es as¨ª como act¨²an los adultos?'", cont¨® Andrew a la polic¨ªa casi 30 a?os despu¨¦s de tan tanto tiempo de silencio. El testimonio fue le¨ªdo durante el juicio celebrado en 2018 contra Jim Torbett por abuso infantil en el Tribunal Superior de Glasgow.

Andrew no estuvo presente. Hab¨ªa fallecido el 16 de octubre de 2017. En diciembre de 2016, decidi¨® contactar con la Sociedad Nacional para la Prevenci¨®n de la Crueldad contra los Ni?os (NSPCC, siglas en ingl¨¦s) para contar su caso despu¨¦s de ver en la televisi¨®n la acusaci¨®n p¨²blica del exjugador ingl¨¦s Andy Woodward contra el monstruo Barry Bennell, que le hab¨ªa violado m¨¢s de un centenar de veces entre los 11 y 15 a?os. La revelaci¨®n revolvi¨® a Andrew y motiv¨® que se atreviera a relatar los abusos sufridos. Su hermana Michelle recuerda ese momento. "Despu¨¦s de llamar a la NSPCC, nos lo cont¨® a nuestra madre y a m¨ª. Hubo muchas l¨¢grimas, ira e incredulidad total de que esto le hubiera sucedido a alguien que amamos", explica a AS a trav¨¦s de correo electr¨®nico.

La denuncia hizo revivir en su cabeza los abusos a Andrew. Se intent¨® suicidar tres veces entre diciembre de 2016 y julio de 2017. "Como forma de escapar del trauma, se fue en agosto a Australia. Su mejor amigo viv¨ªa all¨ª. Lamentablemente, el 30 de septiembre, tuvo un accidente en una piscina y se rompi¨® el cuello. Yo viaj¨¦ a Australia para estar con ¨¦l. Acab¨® falleciendo tr¨¢gicamente el 16 de octubre", recuerda Michelle. En sus ¨²ltimos d¨ªas, los pensamientos de Andrew se centraban en su deseo de ver a Jim Torbett en la c¨¢rcel. En la cama, aferrado al soporte vital, encarg¨® un cometido a su hermana. "Hubo una conversaci¨®n entre nosotros en la que me hizo prometer que, en caso de que no pudiera volver a Escocia, como as¨ª fue, me asegurara de que la gente escuchara su historia e hiciera todo lo posible para que Torbett fuera condenado por los cr¨ªmenes que cometi¨®. No quer¨ªa que a ning¨²n otro ni?o le ocurriera lo mismo", confiesa Michelle.

Jim Torbett fund¨® el Celtic Boys Club en 1966. Sus v¨ªnculos con el legendario Celtic eran evidentes. El m¨ªtico entrenador Jock Stein y el expresidente Robert Kelly fueron los valedores del club naciente y dieron su permiso para que utilizara el nombre y los colores de la entidad. El f¨²tbol concedi¨® a Torbett la coartada perfecta para cometer sus delitos durante cuatro d¨¦cadas. El c¨®ctel mezclaba las promesas con convertirles en futbolistas, los regalos y las invitaciones a Celtic Park con el chantaje y las amenazas f¨ªsicas y verbales. Kenny Campbell, que llegar¨ªa a jugar en el equipo de reservas del Celtic, fue una de las tres v¨ªctimas que declar¨® en el juicio contra Torbett. "De ni?o era un h¨¦roe para m¨ª y hubiese atravesado paredes por ¨¦l", testific¨® en la vista. Kenny, al igual que Andrew, hab¨ªa dado su testimonio en un documental previo realizado por la BBC, clave en el proceso judicial abierto: Abuse Football: the Ugly Side of a Beautiful Game (Abusos en el f¨²tbol: la fea cara de un juego bonito). Un mes despu¨¦s de la emisi¨®n del documental, la televisi¨®n brit¨¢nica encontr¨® a Torbett en California y le mostr¨® las declaraciones de ambos, mientras que ¨¦ste solo intentaba evitar la filmaci¨®n. La BBC retransmiti¨® las im¨¢genes y se produjo el efecto inmediato. La Seguridad Nacional de Estados Unidos guio a Torbett al aeropuerto para obligarle a volver al Reino Unido. Nada m¨¢s aterrizar, fue arrestado por la polic¨ªa escocesa y acusado de abusar de Kenny, Andrew y otros ni?os.

El juicio dur¨® dos semanas. "Todo el proceso fue extremadamente desgarrador. Mi madre y yo tuvimos que declarar y cada d¨ªa debimos soportar todas las mentiras que Torbett vert¨ªa sobre Andrew", cuenta Michelle. Sarah Taylor, inspectora jefe de la Unidad Nacional de Investigaci¨®n de Abuso infantil, describi¨® a Torbett como un "depredador que se aprovech¨® de estos ni?os, explot¨® sus sue?os y los someti¨® a abusos insensibles". Torbett neg¨® siempre los hechos. "Esto es algo sacado de un cuento de hadas", lleg¨® a decir. El jurado no le crey¨®. Torbett, con 71 a?os, fue condenado a seis a?os de c¨¢rcel por abusar de tres ni?os, incluidos Kenny y Andrew, durante un per¨ªodo de ocho a?os. "Usted prepar¨® a los ni?os y cre¨® situaciones en las que pod¨ªa abusar de ellos. La suya es una de las conductas m¨¢s corruptas de las que he o¨ªdo hablar en este tribunal", asegur¨® el juez Beckett, firmante de la sentencia. Kenny, que tiene ya cuatro nietos a sus 47 a?os, se mostr¨® "aliviado" con el veredicto. "Lo peor de ser una v¨ªctima de abuso es el miedo a no ser cre¨ªdo", asegur¨® a la salida de los tribunales. "Fue un consuelo que acabara siendo declarado culpable. Sin embargo, la duraci¨®n de la condena no es digna en comparaci¨®n con las vidas que destruy¨®", sostiene Michelle ahora.

El depravado comportamiento de Torbett se remontaba a mucho antes. Hab¨ªa sido condenado en 1998 a dos a?os de c¨¢rcel por abusar de otros tres ni?os del Celtic Boys Club, incluido el que fuera internacional escoc¨¦s Alan Brazil, entre 1967 y 1974. Los hechos salieron a la luz p¨²blica en 1996 tras una investigaci¨®n del peri¨®dico Daily Record. Fuentes de la entidad afirmaron que Torbett hab¨ªa sido expulsado del club en 1974 por supuestas denuncias de abuso, aunque la polic¨ªa nunca intervino. La versi¨®n oficial result¨® ser muy distinta. "Jim se retira... despu¨¦s de otra temporada de gloria", se puede leer en la revista interna del Celtic de nombre Celtic View, con fecha de noviembre del 74. La publicaci¨®n se instrument¨® como un homenaje a la figura de Torbett y especificaba que abandonaba el club por razones personales y profesionales. En todo este escabroso proceso causa estupor que pudiera volver solo cuatro a?os despu¨¦s. La directiva del Celtic que aprob¨® su regreso rechaz¨® siempre estar al tanto de las acusaciones previas contra Torbett, aunque el expresidente del Boys Club Hugh Birt, ya fallecido, manifest¨® en el primer juicio que intent¨® evitar su vuelta poniendo en conocimiento de la junta las denuncias anteriores. "Esto es algo por lo que estamos enojados. No sabremos toda la verdad hasta que no se realice una investigaci¨®n. Andrew no sab¨ªa nada de la historia previa hasta su primera condena en 1998", dice Michelle. ?Cu¨¢ntas v¨ªctimas de Torbett puede haber en total?

El sufrimiento tambi¨¦n ha marcado la vida de Gordon Woods. "Fui un objetivo desde mi primera experiencia con el Celtic Boys Club. El sue?o que me prometieron en 1967 no ten¨ªa nada que ver con mi habilidad futbol¨ªstica", cuenta Gordon a este peri¨®dico. En septiembre del a?o pasado, renunci¨® al anonimato como v¨ªctima y denunci¨® p¨²blicamente los abusos sufridos. Nunca lleg¨® a jugar un partido con el Celtic Boys Club porque le dijeron que no era lo suficientemente bueno, pero Torbett orden¨® que participara en los entrenamientos para poder abusar de ¨¦l repetidamente. Dos de las agresiones ocurrieron en una tienda de juguetes del norte de Glasgow. "Todo tuvo connotaciones siniestras desde el principio y el sue?o se transform¨® en una pesadilla de proporciones masivas", apunta hoy.

Una foto le persigue desde hace demasiado tiempo. En la misma, se ve a Gordon de pie tocando una copa que no hab¨ªa ganado, mientras se ve a Torbett con una sonrisa al fondo de la imagen. "Ahora creo que mi abusador quer¨ªa la fotograf¨ªa como su propio trofeo", opina Gordon.

Al dolor permanente por los abusos se a?ade ahora la indiferencia del Celtic ante lo sucedido. El hist¨®rico club de Glasgow siempre se ha desmarcado de los hechos y alega que el Celtic Boys Club era una entidad separada y aut¨®noma. "Su postura es indignante y prevaricadora. Nada m¨¢s lejos de la verdad. Todos los ni?os que firmaron para el Celtic Boys Club sab¨ªan que se estaban involucrando directamente con Celtic F.C. Ten¨ªamos el respeto de nuestras propias familias que estaban tan orgullosas y entusiasmadas de que uno de los suyos tuviera una oportunidad con Celtic F.C.", defiende Gordon. No duda en subrayar la vinculaci¨®n directa entre ambas instituciones: "Me entren¨¦ en Barrowfield (la antigua ciudad deportiva del Celtic), particip¨¦ en los juegos del Celtic Boys Club en Parkhead (una vez ante 75.000 espectadores en septiembre de 1968), y recib¨ª entradas de cortes¨ªa del Celtic F.C con regularidad".

Michelle se muestra tajante en este asunto. "Es completamente inmoral e inhumano", asegura con rotundidad. Gordon da voz al malestar un¨¢nime de las v¨ªctimas: "La persistente negaci¨®n del Celtic nos maltrata una y otra vez, no solo f¨ªsica, sino tambi¨¦n mental y emocionalmente. Cada negaci¨®n es una patada en los dientes y un mayor abuso de los cientos de ni?os que saben que el reloj no puede retroceder, pero a¨²n pueden, incluso en esta etapa tard¨ªa, recibir la justicia que necesitan y merecen".

Gordon y Michelle son parte activa del grupo de apoyo para supervivientes, familias y v¨ªctimas de abuso sexual infantil en el f¨²tbol escoc¨¦s. El esc¨¢ndalo ped¨®filo estuvo presente en otros clubes como el Rangers, Dundee United o Hibernian. Hasta junio de 2017, 150 personas hab¨ªan denunciado ser v¨ªctimas, se hab¨ªan registrado 295 delitos y 11 personas fueron arrestadas. La Federaci¨®n escocesa, que orden¨® realizar una investigaci¨®n independiente cuyas conclusiones no fueron bien recibidas por las v¨ªctimas a causa de su tibieza, se enfrenta a tres demandas por supuestos abusos de un ¨¢rbitro. La escalada de denuncias cristaliz¨® en marzo de 2020 en una acci¨®n colectiva, dirigida por el despacho Thompson Solicitors, que abarca 50 casos. La ley escocesa permite este tipo de denuncias precisamente desde 2020. Los clubes y la Federaci¨®n afrontan una reclamaci¨®n global de compensaci¨®n econ¨®mica que supera los 13 millones de euros. Solo el Celtic ha sido objeto de 22 denuncias, incluidas las de Gordon y la familia de Andrew. En el pasado mes de marzo, un juzgado admiti¨® a tr¨¢mite la demanda colectiva contra el Celtic, que puede tener que hacer frente multas millonarias en caso de que prospere definitivamente. "El Celtic ahora debe enfrentar la responsabilidad e inmediatamente iniciar las discusiones pertinentes para garantizar que cada v¨ªctima reciba una compensaci¨®n y justicia financiera completa", se?al¨® el abogado de Thompson Solicitors tras esta peque?a victoria judicial. El club de Glasgow se limit¨® a decir: "No es apropiado que hagamos ning¨²n comentario, sin embargo, reiteramos que el club est¨¢ tratando estos asuntos delicados de manera responsable y en conjunto con sus asesores".

Gordon padece todav¨ªa hoy las secuelas de las "experiencias abominables" que le hizo sufrir Torbett. Entre reivindicaciones de justicia, sigue decidido en "crear conciencia de esta tragedia". Andrew ya no puede, pero s¨ª su familia. "?l viv¨ªa para el f¨²tbol. Desde los cinco a?os estaba pateando siempre el bal¨®n", recuerda Michelle. Los abusos afectaron a su personalidad y le originaron problemas de adicci¨®n. La soledad autoimpuesta, el miedo a hablar y la rabia contenida asfixiaron su existencia. La impunidad que acompa?¨® durante tanto tiempo a su agresor acentu¨® el tormento. "Andrew pas¨® de ser un ni?o feliz y afortunado, que ten¨ªa sue?os, a estar malhumorado, con depresi¨®n y ansiedad severas", concluye Michelle. Una vida destruida por los abusos.