Messi dirige la caza
Los golazos del argentino (2), Griezmann y Mingueza tumban a un Huesca que tuvo buenas socasiones y ponen al equipo de Koeman a cuatro puntos del Atl¨¦tico.
Como el invitado con el que nadie cuenta y que acaba siendo la estrella de la fiesta, como el secundario de una obra que contra pron¨®stico se marca una escena memorable o como el gregario que se escapa en una etapa de tr¨¢mite y pone la clasificaci¨®n del Tour patas arriba, el Bar?a, sin un mal ruido, ya est¨¢ segundo de LaLiga a cuatro puntos del Atl¨¦tico tras ganar por 4-1 al Huesca en un partido m¨¢s efectivo que brillante ante colista de LaLiga. Gan¨® el Bar?a, pero nunca dio la sensaci¨®n de tener controlada la situaci¨®n en una perfecta met¨¢fora del camino de este equipo, que tiene una mala salud de hierro que le ha dejado a estas alturas de la competici¨®n asediando al l¨ªder. Tener a Messi, seamos justos, ayuda lo suyo. El argentino dirigi¨® la caza al l¨ªder.
En este Barcelona desconcertante hay dos mandamientos inmutables: el primero es de nuevo cu?o y lo ha abrazado Koeman y se resume en el viejo t¨®pico que reza ¡°si algo funciona, no se toca¡±; el segundo que resume toda la religi¨®n cul¨¦ y que est¨¢ por encima de todas las cosas dicta que Messi siempre aparece en las fechas se?aladas.
En virtud del primer argumento, Koeman repiti¨® ante el Huesca, colista de LaLiga, la misma alineaci¨®n que dispuso en Par¨ªs ante el PSG en Champions. En virtud de la segunda providencia, Messi celebr¨® su partido 767 con el Bar?a, lo que le convierte junto a Xavi en el futbolista que m¨¢s veces ha vestido de blaugrana, con un golazo sensacional para abrir el marcador y otro para cerrarlo.
Pero por mucha celebraci¨®n, por mucho Messi y por mucho jugar ante el colista con la opci¨®n de asediar al l¨ªder, en el Camp Nou hace ya mucho tiempo que nada es f¨¢cil. Todo en esta casa es m¨¢s complicado que barrer una escalera hacia arriba. Acab¨® 4-1, pero no fue un festival.
Incluso el d¨ªa en el que el Bar?a, sin hacer nada del otro jueves, superaba al Huesca en un partido que parec¨ªa controlado y que gestionaba por 2-0 gracia al gol citado de Messi y otro de Griezmann, el paisaje se oscureci¨® en el descuento de la primera parte cuando el ¨¢rbitro se?al¨® un penalti contra el Bar?a en un derribo de Ter Stegen a Rafa Mir fruto de la inercia cuando la jugada ya estaba acabada y el bal¨®n fuera del campo. Ya lo dice siempre Koeman, ¡°hoy hace sol, ma?ana llueve¡±. El Bar?a pasa de la solana al chubasco en cuesti¨®n de minutos.
El propio Mir convirti¨® el penalti en el descuento y convirti¨® lo que parec¨ªa un duelo ya decantado en un paisaje de nervios e inseguridades. El Bar?a volv¨ªa a estar a un error de la debacle, una situaci¨®n que los de Koeman han gestionado p¨¦simamente este curso.
En la segunda parte el equipo blaugrana sumaba un nuevo enemigo a la contienda: la presi¨®n de gestionar una m¨ªnima ventaja, que a medida que pasara el tiempo pod¨ªa jugar en su contra como sucedi¨® ante el C¨¢diz.
Para aliviar agobios, pareci¨® el protagonista m¨¢s inesperado de la manera m¨¢s imprevisible. Mingueza e estren¨® como goleador al rematar un saque de esquina, la jugada que el Bar?a m¨¢s provoca y menos aprovecha. Con el 3-1 cualquiera dir¨ªa que el partido ya quedaba definitivamente archivado, pero la norma de la casa en el Camp Nou es invitar al rival a un reenganche en cualquier momento y situaci¨®n.
Tres minutos despu¨¦s del tanto de Mingueza, el Huesca tuvo su segundo gol a un golpe de pecho de Rafa Mir en una nueva empanada de la defensa cul¨¦, siempre dispuesta a que la audiencia no d¨¦ nunca nada por hecho.
Hasta que lleg¨® Messi de nuevo para poner las cosa en su sitio marcando un nuevo gol, lleva 21 ya en el campeonato, y poner al Bar?a al acecho.